vasija cerrada


INTRODUCCIÓN
César I. Actis Brú


Inicialmente diré que al lado de monseñor Vicente Zazpe el Evangelio, el Anuncio de la Buena Noticia de la salvación, se percibía no solamente posible, sino factible, cercano y tangible.

Como J. Ernesto Renán lo dice de Francisco de Asís con respecto a Jesús (5) -salvando las distancias- digo que monseñor Zazpe fue "una de las razones más fuertes que tuve para creer que Jesús fue como los evangelios sinópticos lo muestran".

Apóstol infatigable, testigo insobornable de su tiempo, intérprete de la realidad a la luz del Evangelio de Jesús Hijo de Dios, Mons. Vicente F. Zazpe, fue la voz de los amordazados, el "parakletos" -llamado en auxilio-, abogado de los pobres y de los carecientes en todos los planos para desarrollar una existencia plenamente humana, según los designios y criterios de Dios.

Por ello, la primera pobreza que denunciaba era la producida por el pecado original como "carencia de la Gracia".

Pero no se detenía allí: denunciaba en concreto el pecado de los poderosos y la opresión que producían en el pueblo: gobernantes, dirigentes, empresarios, funcionarios, banqueros, prestamistas, etc., aunque sufriera el rechazo (6) y -como dijo el S. E. R Raúl Francisco cardenal Primatesta- "no le fueron ahorradas las persecuciones, también la cárcel y lo que es más doloroso la incomprensión de los hermanos" (7).

Deliberadamente quiso mostrarlo a Jesús en sus gestos y palabras, ser (como me dijo una vez) "sacramento de Jesús", lo que equivale a decir: no solamente significarlo sino "producirlo", aunque el término suene economicista.

Me parece el mejor homenaje de lealtad al sucesor de los apóstoles, que me sumó al número de los diáconos permanentes en 1977 y quiso -además- distinguirme con su amistad, expresar desde sus profundas convicciones teológicas, desde "su Fe", la fundamentalidad de su persona, sumisamente mediadora como Obispo y expresada en lo sacerdotal: santificando al pueblo; en lo profético: interpretando la realidad, amonestando y consolando al pueblo, y en lo pastoral: conduciéndolo a las verdes praderas y aguas incontaminadas a través de caminos tortuosos de la realidad político-social de su tiempo.

Y para ingresar decididamente en este breve ensayo, mostraré los núcleos de la verdad revelada que he creído descubrir en Mons. Zazpe a través de su predicación y -obviamente- de su testimonio personal que constituyen los modestos capítulos que suceden a esta introducción:

Ø El Misterio, entendido no como "lo numinoso", sino como "realidad divina" que excede la capacidad de intelección, humanamente hablando.

Ø Jesús de Nazareth, Hijo de Dios hecho hombre, Siervo sufriente de Yahveh.

Ø La pobreza evangélica como riqueza en "espíritu y en verdad" y no como paradoja.

La teología desarrollada desde estos núcleos es la luz bajo la cual son interpretadas por Mons. Zazpe las distintas realidades del mundo y de la Iglesia (familia, juventud, laicado, episcopado, sacerdocio, diaconado, etc.) como puede apreciarse en los escritos que se tomaron como objeto de estudio.



Notas:

(5) Renán J. Ernesto, "La vida de los Santos", Ediciones La España Moderna - 18 Madrid, 188.?

(6) "Veritas odium parit" (Terencio).

(7) Primatesta, Raúl Francisco, Homilía en la Misa Exequial por Mons. Vicente Faustino Zazpe, Santa Fe, 26 de Enero de 1984. Revista del Arzobispado de Santa Fe, Enero/Junio 1984, páginas 20 a 21.


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