LOS INFUNDIOS, LA POLÉMICA Y LOS AMIGOS DE SANTA FE LA VIEJA
Jorge Reynoso Aldao (15)

Mientras fueron apareciendo tejas rotas y trozos de cerámica de reconocidos formatos, las cosas iban bien. La gente de la zona ya había asimilado el afán científico de Amelia Larguía de Crouzeilles, distinguida dama santafesina cuya vocación arqueológica se había volcado en publicaciones en la década del ´30 y que hasta su más avanzada edad recogía, coleccionaba y clasificaba restos de alfarería indígena hallados en las riberas del Arroyo Leyes. Al igual que los círculos más informados la asociaban con los estudios antropológicos y etnográficos efectuados por María de las Mercedes Constanzó en las isla Tejas de nuestra provincia.

Empero, la situación se complicó al exhumarse osamentas y esqueletos humanos en buen estado de conservación. Fue entonces cuando empezamos a oír de labios de Agustín la frase con que evocaba la conmoción que lo sacudió ante el hallazgo: "¡Ahora sí que estoy salvado; esto es muy importante porque confirma lo que vengo sosteniendo". Contaba en ese momento con 53 años de edad.

Me han convocado a atestiguar en este cincuentenario de aquel acontecimiento vivido por Agustín Zapata Gollan, Quien, a medida que iba desenterrando restos y vestigios, conjugaba cada descubrimiento con la compulsa documental. De ese modo, las presunciones, las conjeturas, los atisbos, y los indicios se fueron confirmando con la consulta de las actas escriturales del asentamiento establecido por Juan de Garay.

Agustín se había propuesto una meta de arduo camino: precisar la ubicación del primitivo poblado, por entonces desvanecido por los siglos. Aquél que ciertas referencias hispano-coloniales nombraban Pueblo Viejo, Santa Fe Viejo y al que Zapata Gollan impuso el renombre definitivo de Santa Fe la Vieja, a medida que iban saliendo los residuos de la vida cotidiana y se confirmaba su protagonismo en el afianzamiento poblacional de esta tierras sudamericanas.

Las afanosas investigaciones de Agustín reconocían las tesis precursoras de Manuel Cervera, Ramón J. Lassaga, Juan Álvarez y Augusto Fernández Díaz. También se hacían eco de difusas tradiciones orales. Entre éstas, una muy arraigada en el alma criolla de un maestro primario de artes y oficios, parco de palabra, enjuto, más bien alto y cetrino: el respetado "maestro Faustino San Juan". Era "amante de lo nuestro" y cada 15 de noviembre llevaba a sus alumnos de una escuelita de Santo Tomé a pasar un día de campo en Cayastá; mostrándoles las lomadas que perfilaban el lugar donde había estado Santa Fe, según un relato de sus antecesores, cual leyenda nativa.

Como es por demás sabido, los primeros rastreos en las inmediaciones de Cayastá - y aún conatos exploratorios en el ejido urbano de dicha localidad - no fueron atendidos ni comprendidos; y, por cierto, tampoco compartidos por los escasos santafesinos aficionados al pretérito o a indagar las tradiciones más remotas del terruño. Asimismo que fueron elusivos los poquísimos que podrían desvelarse inquisitivos sobre las escrituras de letra "encadenada" que dormían en sus folios intonsos, en los obesos tomos, que se custodiaban celosamente en el Archivo de los Tribunales y en el Archivo Histórico (hoy Archivo General de la Provincia).

Acerca de los expedientes civiles y criminales del tiempo colonial que se encontraban en el subsuelo de la Casa de Justicia (calle San Jerónimo, entre General López y 3 de Febrero - Archivo de Tribunales), en noviembre de 1949 se produce una información periodística dando cuenta de que, en las reformas sancionadas y promulgadas a la Ley Orgánica de los Tribunales, se disponía darles destino definitivo, con pase al fondo documental del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, cuyo director era el Dr. Agustín Zapata Gollan.

En los fundamentos de la ley de reformas se hacía referencia a pérdidas irreparables de documentación histórica ("...la destrucción casi total del archivo de la Confederación Argentina...la pérdida de la mayor parte de las actas capitulares...Se trata de salvar y proteger algo de inapreciable valor...").

A fines de agosto de ese mismo año 1949, varios miembros de la Junta Provincial de Estudios Históricos recorrieron el lugar de las excavaciones. El 30 de ese mismo mes, el gobernador de la provincia también visitó el lugar. En todos los casos, Agustín Zapata Gollan fue el guía erudito y entusiasta, afirmando que "posiblemente las ruinas descubiertas pertenecían a la iglesia de San Francisco, donde fue sepultada la hija de Garay y esposa de Hernandarias". La noticia de las visitas y de las manifestaciones adelantadas por Agustín Zapata Gollan dio contenido a un comunicado oficial del Dpto. de Estudios Etnográficos y Coloniales en nota dirigida al ministro de Justicia y Educación (v. apéndice "El Litoral", 1º de septiembre 1949)

Causa extrañeza de que en la referida noticia periodística no se especifican los nombres de los señores miembros de la Junta de Estudios Históricos de la Provincia que efectuaron la visita.

Tal vez, haya que buscar la explicación en el silencio de los integrantes de la prestigiosa corporación con relación al recorrido. O en algunas tensiones internas, por cuanto Agustín Zapata Gollan - incorporado a la Junta como miembro de número el 20 de diciembre de 1943 - había renunciado, siendo aceptada su dimisión en la reunión del 5 de abril de 1946. Cabe señalar que Agustín se reincorporó, siempre como miembro de número, el 14 de junio de 1960.

La explicable actitud cautelosa de los historiadores pudo haber irritado a quien esperaba una definición de sus antiguos pares. Sin embargo, no está de más evocar la irresistible influencia de los sucesos de trascendencia internacional. El mundo occidental se dividía trágicamente: totalitarismo vs. democracias; guerra civil española; Segunda Guerra Mundial. Los analistas de aquellos años de fuego coinciden en la avasalladora repercusión en la manera de pensar y sentir de los argentinos: auge del revisionismo histórico, promovido por los intelectuales nacionalistas que indagan acuciosamente para precisar "la identidad nacional"; bajo la fascinante influencia del "sangre y tierra" del romanticismo alemán, elaborado hasta la exasperación por el Nacional Socialismo germánico. Poco más tarde con la instauración del régimen corporativista implantado por el justicialismo-peronista, que caló profusa y profundamente en la conciencia nacional.

Es de anotar que el florecimiento del "revisionismo" en Santa Fe se canalizó en el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas; generándose divergencias y enfrentamientos en el seno de los profesores secundarios y universitarios y hasta en el magisterio de las aulas primarias. Por momentos esas discrepancias fueron abiertas y frontales; pero en su mayoría fueron inconfesas, oblicuas y asordinadas.


Atravesar el desierto

Agustín era de talante católico-liberal. Había militado en política: fue Intendente Municipal de Santa Fe, designado por el gobierno Demócrata Progresista del Dr. Luciano F. Molinas. Y a modo de víctima propiciatoria de una "interna" partidaria fue sometido a un proceso judicial del que resultó sobreseído. Pero en el transcurso de la causa sufrió injusta detención y, como secuela, soportó un marcado ostracismo inmóvil dentro de su enclave prejuicioso del barrio sur santafesino. La muerte de su único hijo - el Negrito Zapata - a los 12 años, en la pileta de natación de la quinta Piquete del Colegio de la Inmaculada, de los PP. Jesuitas, en noviembre de 1936 doblegaron su fortaleza espiritual. Recluido en el ámbito doméstico, recibió lecciones del grabador y pintor Sergio Sergi, iniciándose en el arte de la xilografía. Expuso en las galerías Viau y Nordiska, de Buenos Aires, envió sus obras a exposiciones europeas y de los EE.UU., culminando sus logros con la denominada "serie del Cristo", que celebró la crítica porteña. Destacado por premios de orden nacional e internacional fue adquiriendo notoriedad en su disciplina, de la que nunca se alejó como refugio de su peripecia existencial. En 1963, el sello Ellena, de Rosario, editó una carpeta titulada "Diez Xilografías originales de Agustín Zapata Gollan" (ahora casi inhallable).

La creación administrativa del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, por decreto del gobernador Manuel M. de Iriondo, refrendado y promovido por el ministro del ramo prof. Juan Mantovani (1940) renovó su confianza en sí mismo, pero a la vez le renovó la inquina de sus antiguos correligionarios demoprogresistas que lo tacharon de "colaboracionista con el régimen del fraude" (apelativo acuñado en la lucha política contra el régimen conservador imperante). Por invitación de la Universidad Nacional de la Plata, había iniciado una cátedra libre en el afamado Museo científico de la capital bonaerense. Con ese telón de fondo, Agustín reanudó sus estudios de historia americana. Viajó a Lima en 1939, exponiendo sus xilografías e investigando en los archivos coloniales las conexiones de Santa Fe con el Alto Perú en el período hispano-colonial.

De regreso, tuvo la sensación de que tenía que predicar en el desierto, en su propia ciudad. En prolongadas charlas de sobremesa, se franqueaba con sus amigos de toda la vida: Miguel Ángel Correa (Mateo Booz), Horacio Caillet-Bois, Nicanor Molinas, Amador Alberto, Carlos López Pianello, Carlos E. Carranza, Carlos Sarsotti (h), como así con profesores y artistas plásticos de la Escuela Provincial de Bellas Artes (que ahora lleva el nombre de Prof. Juan Mantovani), donde dictaba clases. De cuando en cuando daba conferencias o publicaba notas periodísticas en La Nación y El Litoral, difundiendo el conocimiento de Gonzalo de Berceo, el Arcipreste de Hita, el Arcediano Martín Barco Centenera...

Sus libros y folletos - que antes del descubrimiento ya eran una veintena - solían colmar el comentario admirativo de los muchachos de nuestra generación. Y, entre ellos, concitaba el encendido interés de Hernán Busaniche (1914-1957) por entonces joven arquitecto, recibido meses antes en la Universidad de Buenos Aires. Hernán era un fiel seguidor de los "Apuntes sobre la fundación y desarrollo de la ciudad de Santa Fe" (Imp. de la Provincia, Santa Fe, 1923) de los que era autor su padre: el Dr. Julio A. Busaniche, quien resumió la posición de Lassaga, Cervera y Juan Álvarez. De vez en cuando, nos reuníamos en el estudio de arquitectura de Hernán, calle San Jerónimo al 1800, y el amigo nos acicateaba la "santafesinidad", reclamando nuestro apoyo a la investigación emprendida por Agustín, en quien reconocíamos al escritor galano, al experto xilógrafo, al estudioso de la antropología, la etnografía, la arqueología. Y en el que adivinábamos una inquebrantable honradez intelectual y una pasión dominante de americanista en pos de esa noción inconmensurable que trataba de apresar con una de sus frases predilectas: "la impronta de España en América".

La acendrada vocación historiográfica de Hernán Busaniche, plasmada en su libro "Arquitectura de la Colonia en el Litoral" (edit. Castellví, Santa Fe, 1941) y en artículos periodísticos y en el Boletín del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, nos iba induciendo a una toma de posición y de apoyo a la obra iniciada por Agustín. En varias oportunidades, el dinámico arquitecto había recalado en el precario obrador en el ámbito de las excavaciones, manteniendo diálogos amistosos en la casilla de madera, junto al río, que era el precario Destacamento de la Subprefectura, a cargo de un solitario y prescindible marinero, en Cayastá. Así fue cómo, guiados por una sana curiosidad, nos aventuramos una y otra vez por el camino de la Costa, de huella profunda y pantanosa; o entre nubes de polvo, mosquitos y barquinazos que alargaban el trayecto conforme lo disponía el clima de temporada. Conscientes de que íbamos transitando el mismo paisaje que asombró la pupila de los precursores.

El pretexto de viajar al sitio de las excavaciones para "comer un asadito con Agustín" entrañaba, sin duda, un anticipo de nuestra toma de posición, definida a fuer de tácita. En cada "asadito", Agustín nos participaba los hallazgos del subsuelo y la forma que conjugaba las dos investigaciones: la arqueológica y la documental. Al reintegrarnos a la rutina ciudadana evitábamos las pedantería del sedicente "informado" que todo lo sabe, y nos manteníamos en un jovial compañerismo junto al amigo campechano y sabio; que oscilaba su tarea entre su despacho del Dpto. de Estudios Etnográficos y Coloniales y el prolijo rastreo del subsuelo.

Agustín nos había orientado con generosidad intelectual durante la preparación de la "Muestra del Libro Santafesino", habilitada el 30 de setiembre 1947 en los salones del Club del Orden (sede de San Martín y Juan de Garay), con mas de 1.300 volúmenes y un prolijo catálogo (hoy inhallable) editado por Castellví, con una xilografía de Agustín Zapata Gollan en la tapa (un libro abierto). Además de asesorarnos en el universo de los libros, que lo fascinaba, fue uno de los conferenciantes del evento, disertando en dichos salones sobre "Santa Fe en la literatura de la Conquista y la Colonia", el 17 de octubre de 1947, a las 19.

Viaje a viaje, aprendimos a querer la región ribereña que habían transitado y trajinado los primeros santafesinos. Una zona de canoeros y pequeños agricultores, poblada con gente de a caballo. Por cuya revaloración venía bregando por años en sus artículos ilustrativos y coloridos publicados en "El Litoral", aquel periodista combativo admirador de Zapata Gollan, "Teófilo Madrejón" (Antonio Leonhardt). Un andarín incesante del casi intransitable camino de la Costa (que ahora es la ruta provincial Nº 1, que lleva la denominación del seudónimo que él enarboló en su lucha por el progreso de su terruño).


Versiones disparatadas y difamación

A poco de exhumarse las primeras osamentas, esqueletos, trozos de vajilla, monedas y medallas religiosas, en una de las visitas a las ruinas nos enteramos con estupor que, en repetidas noches, manos anónimas colocaban y prendían velas en las tumbas que se iban descubriendo. Uno de los operarios que colaboraban en el paciente barrido y rastreo de la tierra le hizo saber "al doctor" (como lo llamaban con respeto los integrantes del equipo) que "las devotas del pueblo andaban como escandalizadas por lo que estaban haciendo con los finaditos", habiendo pedido al cura párroco de Cayastá que intervenga para devolver los restos a sus sepulturas. La murmuración de pueblo chico afectó a Agustín, ex-alumno de los jesuitas del colegio Inmaculada (bachiller de 1912), católico crítico y casado con aquella católica ferviente, de vieja raigambre santafesina, que era Dora Gaydou Monasterio. Zapata Gollan intentó explicar las motivaciones científicas de sus excavaciones; pero no fue escuchado por un vecindario alzado en casi unánime repudio.

Llegó un momento que corría de boca en boca el verbo profanar, con sus implicancias de maltrato a lo sagrado y manejo irrespetuoso de las tumbas y sus postreros despojos. Hasta que una fría mañana de domingo, llegó al predio de los trabajos una procesión de sacerdotes y seminaristas, encabezados por el arzobispo Mons. Nicolás Fasolino. El coro de una veintena de estudiantes y profesores del Seminario Conciliar, todos revestidos de acuerdo al ritual, rezaron y entonaron responsos en latín en cada uno de los recintos eclesiales en los que se iban definiendo las huesas de los primeros pobladores de Santa Fe. Las voces se elevaron, asomándose por último a la barranca, cabalgando las ráfagas del viento costero que hacía pendular las albas, los roquetes y sobrepellices. Fue un oficio de requiem indeleble para quienes acompañamos las preces a voz en cuello, procurando que nos oyeran los y las representantes del vecindario de Cayastá, que se plegaron con respeto al oficio de difuntos. Mientras, la pajarería costera ponía la música de la naturaleza.

La ceremonia aplacó escrúpulos y reclamos. Mas no totalmente. Por mucho tiempo después siguieron encendiéndose velas entre las ruinas. El agente policial a cargo de la vigilancia nocturna no confesaba sus resquemores y menos que trataba de pasar el susto, empinando el contenido de una botellita...

El rumoreo pueblerino fue aprovechado y exagerado por algunos personajes supersticiosos y trotaconventos que retorcieron el episodio hasta decir que las osamentas exhumadas eran un trucaje de restos llevados subrepticiamente de cementerios cercanos. Al cruce de tales infundios opusieron la verdad los operarios que compartían con Agustín la satisfacción de los hallazgos de la ciudad que yacía bajo el terreno explorado.

También salieron en defensa de la verdad de las excavaciones, con su categórica palabra de criollos, todos los que integraban el equipo de trabajo cuando las desconfiadas lenguas comarcanas echaron a rodar la patraña de que Agustín andaba buscando "el tesoro del conde". Con referencia a un suceso criminal del que fue víctima el conde Tissieres de Bois-Bertran, personaje de perfiles legendarios, que había comandado una exitosa empresa colonizadora en Cayastá y que terminó asesinado por unos bandoleros en su casa cercana al sitio donde, muchos años después, comenzaron las excavaciones. A cuya existencia laboriosa y mística el Dr. Ricardo Kaufmann dedicó una investigación de años, volcada en artículos periodísticos y un libro insoslayable para quien aspire a conocer el historial de la región.

El mejor antídoto contra este nuevo infundio se apoyaba en la vida austera de modesto estilo provinciano de Agustín Zapata Gollan, que lo alejaba años-luz de la tipología de los buscadores de "tapados", ocultos durante el período hispano - colonial y en la época de las contiendas civiles de la organización nacional, en recónditos escondrijos (techos, muros de tapia o bajo el piso de solares antigua data).

Esta acumulación de disparates calumniosos, repetidos en ruedas de fogón y que la mala disposición de seudos historiadores alentó como ciertas, a fin de recusar las afanosas tareas arqueológicas no acobardaron a nuestro empeñoso investigador de la Santa Fe soterrada.

Con todo y pese a su fortaleza y su convicción de estar en el camino de la verdad, Agustín solía bromear, comparando su brega con el juego español de la cucaña. El que consiste en un palo alto, redondeado y untado de jabón o grasa; al que habían de trepar los más hábiles para ganar la recompensa depositada en la cúspide. Cada intento era un jolgorio en la aldea, porque al trepador de turno se le colgaban de los tobillos los más festivos, impidiéndole el ascenso.

Desde sus primeras indagaciones en los archivos locales y los coloniales de Lima (Perú) y en las posteriores consultas en los repositorios de Sevilla, Simancas y Madrid, Agustín perseguía una lectura clara y veraz de lo que fue el acontecer cotidiano - oficial y privado - de una ciudad hispano-colonial. En las tertulias de sobremesa, en el ámbito de las ruinas o en las posteriores vespertinas en el entonces flamante Museo Etnográfico, solía transmitirle mi parecer de que su obra culminaría al igual que la de Jerónimo Carcopino (1881-1970) resumida en su afamado libro "La vida cotidiana en Roma" (1939); o la del holandés Johan Huizinga (1872-1945) con su valioso estudio "El otoño de la Edad Media", editado en 1918 y del que se han hecho traducciones y reediciones en castellano.

Empero, los acontecimientos acercarían más su peripecia con la que vivió, contrariando a los eruditos de toda Europa, aquel autodidacta y millonario Heinrich Schliemann (1822-1890), que quemó varias fortunas y su precaria salud en las excavaciones llevadas a cabo en procura de Troya. También Schliemann afrontó difamaciones y golpes bajos de los académicos. Hace al caso recordar que entre 1873 y 1890, numerosos investigadores, estudiosos de prestigio internacional, arqueólogos, expedicionarios y hasta aventureros de toda laya que buscaban la Grecia milenaria, discreparon en la ubicación de la Troya perdida: unos sostenían que había florecido a unos cuatro kilómetros del Helesponto; otros, que a trece.

Aquella controversia se basaba en una medidas del mundo antiguo llamadas "parasangas". A las que algunos cartógrafos atribuían 600 mts., otros 720 y hasta hubo quienes sostuvieron que eran de 1.308 mts. Se apoyaban en las referencias de Homero, Heródoto, Jenofonte y vestigios aparecidos en Mileto. La culminación casi triunfal de los afanes de Schliemann fue la ubicación definitiva en la actual Hissarlik (Turquía).

Heráclito de Efeso dejó escrito: "Pólemos, el combate es el padre de todas las cosas". Sin aceptar de plano tal aporía del pensador griego, lo cierto es que las pasiones encendidas por los difamadores y los contradictores, fue el amargo acicate de los trabajos de Zapata Gollan; y que en torno de las ruinas de Cayastá se originaron enconos similares a los suscitados por la búsqueda de Troya.


Con un mundo en la cabeza

"La impronta de España en América" era el acertijo que lo encandilaba. Pudo asentar el Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales en un destartalado caserón de la calle 25 de Mayo al sur. En ese ámbito inadecuado se aplicó a clasificar unas piezas mastodónticas aparecidas cuando se construyó en nuevo puerto santafesino (el actual). Haciendo pie en esas oficinas improvisadas, inició extensas recorridas ribereñas en un viejo lanchón. Recogió centenares de piezas de alfarería indígena y medio millar de testimonios orales del vocabulario mocobí-guaraní y de leyendas folklóricas de remota gestación hispánica. Los resultados de estos trabajos de campo los fue publicando en el Boletín que editaba regularmente con el sello del organismo provincial que dirigía. Tales publicaciones concitaron el interés de acreditados especialistas en ciencias del hombre de las tres Américas, como así de renombrados hispanistas europeos. En sus expediciones ribereñas descubría en cada topónimo regional, en el refranero y en las improvisaciones de los últimos payadores lo que había sido el alma de la Conquista, con sus luces y sombras. Junto al atril de su mesa de trabajo, donde apoyaba los tomos de las antiguas escrituras, escudriñando las líneas "encadenadas" y profusas en apócopes y abreviaturas ignotas, a través del encaje de algunas páginas caladas por la tinta ferrosa, presentía la palpitación vital de aquellos alucinados y descomunales personajes que habían trillado los caminos de "las Indias" (como eran conocidas y las llamaba Cervantes). De aquellos sujetos que habían abandonado sus alquerías hambreadas y desmedradas, echándose a la mar, apretujados en el vientre de las carabelas y bergantines, indigentes de fama; impulsados por el mandato evangelizador, la concupiscencia y la codicia implacable del oro y de la plata. Aquellos que le dieron al mundo el hemisferio que le faltaba...

Con ese mundo en la cabeza Agustín, surca las aguas arriba y abajo, entre los afluentes y tributarios del legendario Paraná Medio. Presiente la epopeya de Gaboto, relee la extensa carta de Luis Ramírez, escrita en Sancti Spiritus. Una y otra vez, recala en Cayastá y hace noche en la casilla de madera y zinc, huésped del olvidado marinero. ¿Quién había indicado el sitio exacto donde el gobierno de Mosca levantó el monolito, coronando un albardón, asomado a la barranca, sobre el río de los Quiloazas?. Algunos colonos guardaban como reliquias pedazos de cerámica de una vajilla coloreada en azul; un trozo de metal que pudo ser una espuela y unas medallitas que los abuelos dijeron haber encontrado al arar cerca de esos albardones y lomadas. También le advirtieron que solía aparecer "la luz mala" en esos potreros. Cierta noche, lo sorprendieron luces fugaces cerca del monolito y donde él conjeturaba que estaría la ciudad sepulta.

Vacilando entre la duda y la esperanza, tiró abajo el monolito y con un par de peones hizo cavar una larga zanja paralela a la costa. Aparecieron pedazos de utensilios que podrían ser de labranza del siglo anterior. Hasta que a fines de agosto de 1949 aparecieron restos humanos, esqueletos enteros, con las manos sobre el pecho, en piadosa posición. También medallas franciscanas, palmatorias, algunas figas (el pulgar apretado entre el índice y el dedo medio, haciendo el gesto del "vade retro satanás"). Trabajando en rasero, barriendo suavemente la superficie, sacando exiguas paladas de tierra y pasándolas por un cernidor, se fue definiendo el trazado perimetral de la porción inferior de los muros de tapia de la que se adivinaba la iglesia y convento de San Francisco. Dentro del perímetro: montones de tejas enteras o rotas, de gran tamaño que se fueron acumulando al derrumbarse los techos.

Por entonces, dirigió varias comunicaciones al P.E., a medida que iba determinando las ruinas perimetrales y vestigios de otras iglesias y de sus respectivos enterratorios: Santo Domingo, La Merced...Los indicios le permitieron aventurar que los derrumbes de la barranca socavada por las crecidas habían arrastrado los restos del templo de los jesuitas y de la iglesia Matriz.

Los dictámenes de los expertos en numismática, antropología y etnografía iban confirmando la autenticidad del hallazgo. Así lo celebrábamos el núcleo de amigos. Hasta que en una nota publicada en El Litoral del viernes 6 de enero 1950 nos anoticiamos de un artículo aparecido en la revista "La ingeniería", Nº 887, del año 1948, firmado por el ingeniero Nicanor Alurralde, contradiciendo la tesis que Zapata Gollan confirmaba a diario en sus hallazgos del subsuelo y sus compulsas documentales. (V. apéndice).

En julio de 1952, la Junta Provincial de Estudios Históricos se expidió sobre la posición del Ing. Alurralde, solicitando al gobernador que, para salvar definitivamente la dificultad planteada, se designe una comisión especial..." (V. apéndice).


Amigos de Santa Fe la Vieja

Como lo saben muy bien los jueces de todas las naciones, fueros y latitudes, el testimonio es saltuario. La memoria testimonial va y viene por el desván de los recuerdos, soslayando la lógica y los tiempos, a fuer de sincera y voluntariosa.

A esa ley reminiscente, no escrita pero que es de hierro, me resulta imposible escapar. Empero, tengo bien presente que entre los años 1952 a 1954 la discrepancia del contradictor ing. Alurralde se torna enconada, reiterativa en su argumentación mono-tecnocrática y cada vez más alejada de los hechos fuertes de los hallazgos.

El diario El Litoral acoge generosamente las evidencias con las que responde Agustín Zapata Gollan; en tanto que el matutino El Orden brinda espacio y titulares de catástrofe a las argumentaciones del impugnante Alurralde y de un par de espontáneos que saltan al ruedo, como es el caso del arq. David Berjman, funcionario de Vialidad de la Nación en la delegación santafesina, y del periodista Natella. (Véase el apéndice adjto., ordenado cronológicamente).

Al releer las notas y artículos del ing. Alurralde, se percibe que en su corazón está anidando ese espeso sentimiento que los griegos llamaban la "hybris". Del adagio latino "Calumniare fortiter adhaerebi" proviene el proverbio "Calumnia, que algo queda", utilizado por Bacon y al que apeló Voltaire en célebre carta a Condorcet. El "venticello" del aria de "El Barbero de Sevilla" devino en vendaval de comentarios, desmentidos y algunas divagaciones fantasiosas.

Fue entonces que el núcleo de fieles seguidores de Agustín decidimos institucionalizar nuestra adhesión. El domingo 5 de julio de 1953, a las 15, firmamos el acta formal, en lo que había sido - ya sin dudas - el atrio de la iglesia de San Francisco y su convento contiguo, en las ruinas descubiertas.

Se resolvió "establecer una agrupación con el propósito de propender al conocimiento del significado espiritual que tiene para todo americano el descubrimiento de las ruinas de la primitiva ciudad de Santa Fe"; "fomentar las investigaciones históricas y arqueológicas relacionadas con dichas ruinas por todos los medios a nuestro alcance"; "asentar en una próxima reunión, las bases de la entidad...encomendar el cumplimiento de estos propósitos a los señores Dr. Mario J. de Olazábal Sandaza, Dn. José María Candioti y Jorge V. Reynoso Aldao, quienes determinarán la fecha y lugar en que se realizará la reunión constitutiva".

No puedo olvidar que dicha acta fue escrita por mí, en papel de oficio con letra de agua "Histonium" en una trajinada maquinita portátil "Royal". Basta consultarla para contar los 18 primeros firmantes, que estábamos presentes en el sitio. Así comenzó una empeñosa tarea colectora de firmas de vecinos de Santa Fe y del Departamento Garay. Tarea que llevamos adelante los tres designados con cierta indignación y no desmentido entusiasmo de prosélitos. En algo más de veinte días, conseguimos unas ciento ochenta firmas. Las visitas fueron bien recibidas en su mayor parte, por cuanto la gente se hallaba concientizada por la andanada de artículos periodísticos que se sucedían mañana y tarde, en los diarios referidos. Con esa base, pudimos conformar la asamblea formal constitutiva del 5 de agosto 1953, en la sala de sesiones del Consejo Superior de la Universidad Nacional del Litoral, cedida con amplitud criteriosa por el entonces rector, Dr. Raúl N. Rapela. El senador provincial por el departamento Garay, don Francisco Bieri se desempeñó como presidente provisorio y luego de aprobarse el estatuto, se eligió la comisión definitiva, presidida por el arzobispo Mons. Nicolás Fasolino. Invitándose a ingresar al recinto al Dr. Agustín Zapata Gollan, quien pronunció palabras de reconocimiento.

La formación de dicha asociación fue tomada por el ing. Alurralde como un procedimiento reprochable. Y así se lo hizo saber a Mons. Fasolino en una entrevista pedida por carta por el arzobispo, que tuvo lugar en Buenos Aires y en la que el ing. Alurralde responsabilizó al prelado por ser el presidente de la entidad. (V. apéndice, El Orden 28 diciembre de 1953).

El elevado voltaje de la controversia había culminado con la publicitada asamblea constitutiva. Monseñor Fasolino aconseja a los asociados que no "arrimen más leña al fuego...". Sobre todo porque el ing. Alurralde comunica al P.E., de la provincia que ha sido comisionado para realizar excavaciones cerca de Helvecia por resolución de la Dirección Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas del Ministerio de Asuntos Técnicos de la presidencia de la Nación; y pide permiso al gobierno santafesino para iniciar su proyectada tarea. (v. apéndice: El Litoral 6 de octubre 1953 y El Orden 7 de diciembre 1953). Nos resultó evidente que el ing. Alurralde había gestionado "una orden de arriba", fórmula lingüística al uso dentro de la rigidez disciplinaria del régimen peronista que iba endureciendo su tirantez política. El gobernador Caesar y su ministro Luis Sobrino Aranda habían apoyado abiertamente los trabajos de Agustín, edificando el Museo Etnográfico, inaugurado meses antes.

Las andanadas de Alurralde prosiguen en 1954 y 1955. Desde su posición política en el organigrama del partido gobernante, difunde la especie de que "la oligarquía santafesina apoyaba a Zapata Gollan para ratificar linajes y blasones de origen hispánico". Infundio que hace correr de boca en boca, politizando la polémica.

No creo necesario evocar la conmoción político-social que significó el golpe militar de 1955. En lo que hace a las ruinas, congeló la discordia y se reveló que las máquinas viales que trabajaban en la pavimentación del camino de la Costa, estaba instalando un obrador a menos de 30 kilómetros de las ruinas y que el trazado de la ruta afectaba los trabajos de excavación hasta pasar por encima o a tan escasos metros que, en el mejor de los casos, el yacimiento arqueológico quedaba en la banquina. Los Amigos de Santa Fe la Vieja - en su mayoría opositores al régimen peronista y luego integrantes del nuevo gobierno, en diferentes cargos o posiciones políticas de proximidad - se movieron con celeridad para que se modificara el proyecto a ejecutarse. El resultado positivo es el que finalmente se concretó. De tales gestiones no han quedado testimonios escritos que yo conozca. Aún cuando supongo habrá algunos planos corregidos en el archivo de Vialidad, a la que se hallaba vinculado el Ing. Alurralde por haber desempeñado en esa repartición cargos jerarquizados durante muchos años anteriores a la polémica.

En los diarios La Razón, La Prensa, La Nación y El Litoral del 24 de agosto de 1956 se informa que la Academia Nacional de la Historia había aprobado un proyecto de pronunciamiento definitivo, resumido por el académico santafesino Leoncio Gianello, basándose en el dictamen de julio de 1952 de los académicos de número R.P. Furlong y Raúl A. Molina (V. apéndice). Para nosotros, los Amigos, tal pronunciamiento ponía punto final a la enojosa contienda. Y con esa alegría, asistimos a la cena ofrecida al Dr. Zapata Gollan en el Club del Orden.:

" El Litoral, viernes 26 de septiembre 1956.

Fue homenajeado en el Club del Orden el Dr. A. Zapata Gollan.

Anoche se realizó en el Club del Orden la comida de homenaje al Dr. Agustín Zapata Gollan, a raíz de haber confirmado su tesis sobre la vieja Santa Fe la Academia Nacional de la Historia.

Ofreció la demostración el Arq. Hernán Busaniche, presidente del club, quien se refirió a la tormenta que arreció tratando de destruir esa tesis, valiéndose de todos los medios y a la movilización de los amigos de Zapata Gollan. Expresó que el fallo de la Academia Nacional de la Historia pone punto final, dentro de la polémica seria, al largo debate promovido. Exaltó luego la personalidad de Zapata Gollan como escritor y xilógrafo, como estudioso de tipos y costumbres, animales y plantas; como historiador y como artista. Pero, el hallazgo de la ciudad perdida es, sin duda, dijo, su gran empresa.

El discurso de Zapata Gollan.

El Dr. Zapata Gollan comenzó diciendo que el homenaje tenía para él una trascendencia que iba más allá del ámbito personal y afectivo para abarcar un aspecto de la vida social: el interés de la ciudad por los asuntos relacionados directa y exclusivamente con la cultura. Expresó su reconocimiento, recordó que hacía seis años se habían reunido alrededor de la misma mesa para celebrar el resultado de los primeros trabajos de exploración, oportunidad en que el Dr. Bernardo de Diego pronunció palabras conmovedoras como ahora terminaba de hacerlo el arquitecto Busaniche.

Se refirió al llamado problema de Cayastá y expresó su reconocimiento a quienes dieron un paso al frente para hacer oír la voz de la verdad.

"El ingeniero Augusto Fernández Díaz, profundo conocedor de nuestra historia a través de la copiosa documentación que guardan nuestros archivos y el Archivo de Indias, sobre la ciudad vieja. El incansable, tenaz y erudito ingeniero Nícoli, con su profundos estudios sobre la ubicación y los límites de la fundación de Garay; el presidente de la Junta Provincial de Estudios Históricos, Monseñor Dr. Nicolás Fasolino; el Dr. Federico G. Cervera, Hernán y José Carmelo Busaniche, el Dr. Mario de Olazábal y José María Candioti, en distintas disertaciones o publicaciones periodísticas. Los doctores Fester y Recaman con el análisis químico del material arqueológico exhumado de las ruinas; los miembros de la Academia Nacional de la Historia, Padre Guillermo Furlong y Dr. Raúl Molina, como el Dr. Roberto Levillier, autoridades indiscutibles en el país sobre el período colonial; el capitán de navío D. Humberto Burzio, miembro distinguido de la Academia Nacional de la Historia y eximio numismático que realizó un detenido estudio de las medallas y monedas de la ciudad vieja; y entre los miembros de la Sociedad Argentina de Antropología, que estudiaron las ruinas y el material arqueológico y antropológico descubierto, su presidente, el profesor Salvador Canals Frau, el Dr. Joaquín Frenguelli, el Dr. Alberto Rex González y el profesor Enrique Palavecino. El profesor Aurelio Z. Tanodi, profesor yugoeslavo contratado para dictar la cátedra de paleografía en la Universidad Nacional de Córdoba, que realiza un interesante estudio sobre "Las inscripciones en las ruinas de Cayastá"; y entre los que se dirigieron en vano al gobierno de la provincia señalando la importancia del descubrimiento de la ciudad vieja, además de algunos de los nombrados, el profesor Dr. José Imbelloni, que fue director del Museo Etnográfico de Buenos Aires y profesor extraordinario de Antropología en la Universidad Nacional de la misma ciudad, cuyo prestigio de hombre de ciencia, como el Dr. Frenguelli, y del profesor Canals Frau ha trascendido hasta los centros científicos más importantes de América y de Europa; el Dr. Osvaldo Menghin, ex-rector de la Universidad de Viena y profesor contratado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y el presidente de la Sociedad Argentina de Americanistas, don Luis Alfonso.

"Pero la opinión de estos estudiosos llegó hasta el pueblo, aunque sin conmover las esferas oficiales de aquellos años, por medio, especialmente, de "El Litoral" cuyas columnas estuvieron siempre al servicio de la verdad histórica y científica con el apoyo decidido de sus directores Riobó Caputto y Enzo Víttori, a quienes me complace también expresarles ahora públicamente mi reconocimiento, pues sin ellos, la acción llevada para desorientar la opinión pública, no hubiera encontrado, como encontró, la réplica inmediata, documentada y justa, que contrarrestara los efectos de una permanente y espectacular campaña.

"Por último no debo olvidar a los que en los momentos más difíciles formaron la Asociación Amigos de Santa Fe la Vieja. Por todo lo que significó su organización, precisamente en el período en que la campaña contra los trabajos en Cayastá era más desleal y enconada, va mi más profundo y conmovido agradecimiento que hago llegar a todos sus miembros, por medio de sus activos organizadores, Jorge Reynoso Aldao, José María Candioti, Carlos Sandaza Iturraspe, Mario de Olazábal, Enrique Ariotti y el infatigable ingeniero Nícoli y Hernán Busaniche.

"Todos este importante movimiento de opinión alrededor del descubrimiento de las ruinas de Cayastá, significa, sin duda ninguna, la preocupación de los santafesinos por los temas relacionados con la cultura.

"La ciudad ha encontrado su cuna. Ahí están, descubriéndose casa por casa las que fueron viviendas de sus primeros vecinos y entre los escombres, los restos de la vajilla, de las herramientas, y de los adornos que usaron; las medallas que devotamente llevaron sobre el pecho y que les dieron fortaleza y esperanza en los momentos de lucha y de tribulación y las monedas macuquinas acuñadas en la ceca de Potosí que de tarde en tarde llegaban en la talega de algún mercader perulero.

"Cuando se piensa en ruinas históricas, fatalmente vienen a nuestra imaginación las famosas ruinas de las culturas de Grecia, de Etruria, de Roma y del Egipto, con sus fustes de columnas, sus tímpanos y capiteles, sus muros de piedra, sus estatuas de mármol mutiladas; por eso es explicable que algún visitante de las ruinas de Santa Fe la Vieja, se desconcierte y desilusione ante el espectáculo que descubren sus ojos. Muros y cimientos de tierra apisonada y montones de pedazos de tejas y de ladrillos; algunos fragmentos de piedras de molino, de las primitivas atahonas, colocados, a veces, como umbrales en las puertas de las casas; y en la nave de las iglesias, los restos humanos: el esqueleto en algunos sepulcros, en otros, sólo el cráneo o fragmentos de los huesos largos. Ni sarcófagos polícromos como los de Egipto, ni ajuares fúnebres como en el Imperio de los Incas.

"Sin embargo, a pesar de esa aparente pobreza, las ruinas de la Vieja Santa Fe constituyen, y lo han dicho ya los hombres de ciencia que las han visitado, una riqueza inestimable para los estudios que se inician, precisamente en Santa Fe, relacionados con la arqueología del tiempo de la colonia.

"Desde el punto de vista histórico, no sólo sirven las ruinas descubiertas de confirmación a la tradición transmitida a través de tantas generaciones de santafesinos, sino que por ellas volveremos a estudiar los orígenes de nuestro pueblo: la importancia de Santa Fe en la conquista criolla del Río de la Plata; las vinculaciones de nuestra historia con la historia del Perú, de la actual Bolivia, de Chile, del Paraguay, del Uruguay y del Brasil; los indios y los negros en la vida del litoral; las chacras, estancias y vaquerías como origen de la grandeza agropecuaria del país; los mercaderes, pulperos y contrabandistas en la vida económica de la ciudad; las supersticiones, la magia y los amuletos entre los santafesinos; los oficios manuales y las herramientas; los maestros que enseñaron y los libros que se leyeron en la ciudad vieja... Y todos estos temas y muchos otros más, vinculados con la economía, con la formación espiritual y moral y con las costumbres y creencias del pueblo, no enfocados desde el punto de vista estrecho de campanario de la aldea, sino con una proyección y vinculación universal. No podemos estudiar la historia de una ciudad o de una nación desconectada de la historia general.

"Pero es éste sin duda un amplio panorama. Un plan vastísimo que exige la dedicación y el esfuerzo de las generaciones que vienen, pero que tiene en la aparente monotonía y pobreza de las ruinas de Cayastá, el principal aliciente y el más urgente y apremiante reclamo; y el mejor galardón en el apoyo y la simpatía de los santafesinos que saben retribuir con creces, como esta noche, para mí inolvidable, a los que dedican un esfuerzo por la cultura de su pueblo."

En las disputas teologales y doctrinarias de la Iglesia Católica la última palabra la tiene el Papado. Por siglos, siempre se apelaba a la autoridad vaticana, que se expedía en forma definitiva. Y es así como los teólogos acuñan el proverbio latino "Roma locuta causa finita".

Al pronunciarse la Academia Nacional de la Historia, la disputa en torno a las ruinas de Cayastá tuvo punto final. Con tacto y conocimiento de las tormentas pasionales que agitan las almas, el presidente de los Amigos apaciguó las aguas, espaciando las reuniones y sugiriendo a Zapata Gollan que prosiguiera sus estudios y excavaciones, estimulado por la resolución del máximo organismo de las investigaciones históricas. A esa política de apaciguamiento contribuyó con su visita el cardenal Antonio Caggiano, arzobispo de Rosario y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia.

En la tarde del martes 23 de octubre de 1956 Agustín Zapata Gollan se incorporó a la Academia Nacional de la Historia como miembro correspondiente en Santa Fe, presentado por la palabra autorizada del académico de número R. P. Guillermo Furlong, quien dijo que la Academia "se enaltece recibiéndolo en su seno".

Corresponde hacer notar que la normativa de la referida Academia exige constituir domicilio en la Capital Federal y residir en el mismo, con constancia de la seccional de policía para que un candidato sea propuesto a uno de los sillones numerados e incorporarse como académico de número. Agustín percibía un reducido emolumento en la dirección del Museo y no contaba con bienes de fortuna. Habitaba en la casa de calle San Martín 1758, que su mujer poseía en condominio con tres hermanas solteras, como herencia materna. Al morir su único hijo, a fines de 1936, el matrimonio abandonó el caserón del barrio sur, en calle Entre Ríos y San Jerónimo, donde quedó la bien provista biblioteca del escritor y político Floriano Zapata (tío carnal de Agustín) el correspondiente mobiliario y los trebejos de grabador. Una familia de cuidadores fueron custodios por más de 50 años. Empero, Agustín no volvió a entrar a la casa donde se había realizado el velatorio del Negrito. Y cuando sintió aflorar su vocación de xilógrafo o tener la necesidad de consultar algún libro del acervo de la biblioteca en el caserón abandonado, pedía a alguno de los empleados del Museo, por los que sentía afecto casi familiar, que ingresaran al edificio desocupado y le procuraran lo que les indicaba. Por lo demás: nunca ejerció la profesión de abogado, para la que estaba capacitado por haberse doctorado en Derecho y Ciencias Sociales de la vieja Universidad de Santa Fe. Las cátedras en la Escuela Provincial de Bellas Artes no le redituaban mayormente; lo mismo debe decirse de la de Sociología que desempeñó por un tiempo en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de Litoral. En consecuencia, no estaba a su alcance la compra de una propiedad en Buenos Aires, aunque fuera para llenar la formalidad de la Academia, como suele ocurrir en el ámbito de otras corporaciones académicas.


Las tertulias del atardecer

En su despacho del Museo Etnográfico, inaugurado en mayo de 1952 merced a la generosa decisión de aquel ministro de Obras Públicas del gobierno justicialista del Ing. Juan H. Caesar, el también Ing. Luis Sobrino Aranda, solíamos reunirnos en amables tertulias vespertinas.

La vastísima cultura de Agustín Zapata Gollan se prodigaba en chalas informales, en las que coincidíamos en descifrar "la impronta de España en América"; hablando de Alfonso Onceno, llamado el Sabio, del Marqués de Santillana y el conde Lucanor, de Gonzalo de Berceo y el arcipreste de Hita, el Cid, Cervantes, Quevedo, la cartografía medieval (portulanos y planisferios, etc.) de aquel Jacobo o Giacoppo de Vorágine, y los libros de letras iluminadas que interpretaban el Apocalipsis, entre lo que admirábamos al llamado "beato de Liébana" que Agustín había tenido en sus manos en el convento español que lo guarda como su bien más preciado.

En el verano, la tertulia sentaba sus reales en la escalinata del museo o en el predio de atrás del edificio con vista al parque y al lago.

La gente de artes y letras que arribaban a nuestra ciudad, solían ser invitados a visitar las ruinas, formando los Amigos en la comitiva que culminaba con pescados y empanadas en el quincho de las ruinas, donde Agustín proseguía sus tareas. Para los visitantes, la recorrida de las ruinas con ese guía de excepción que era el propio descubridor, se convertía en recuerdo imborrable. Manuel Mujica Láinez promovió que la Academia Nacional de Bellas Artes, a la que pertenecía, donara una magnífica cerámica ( del acreditado taller porteño-catalán de Arranz) cuyo texto manuscrito reproduce la letra autógrafa del celebrado escritor argentino. José María Paolantonio, impulsor y protagonista del movimiento teatral independiente santafesino, pasó más de dos semanas alojado en la casa donde vivía y trabajaba Agustín, con el propósito de ambientarse y documentarse a fin de escribir una obra de teatro, que tituló "Los Siete Jefes".

De cuando en cuando, algún integrante de los Amigos "nos dejábamos caer" a las ruinas para reanudar y abrevar en las conjeturas eruditas que Agustín nos transmitía con gracejo y natural campechanía. Nos inquietábamos con él ante las crecidas del Paraná, con la amenaza de que las aguas socavaran, una vez más, la barranca, llevándose las ruinas de los muros sacados a luz en la porción inferior de las viviendas abandonadas al cumplirse la "trasmuta" de la ciudad. Otra inquietud que compartimos con alarma fue aquella de la invasión de los anguyá o túcu-túcu (un ratón de campo estudiado por Azara, de unos 30 ctms. de largo, color castaño amarillento y larga cola de 14 ctms.). La invasión de los roedores era devastadora. Cavaban galerías y cuevas a apreciable velocidad, colmando de pequeños túneles todo el subsuelo del yacimiento arqueológico; amenazado de completa destrucción por las cuevas soterradas. El accionar de tales depredadores se percibía como un redoble soterrado y multiplicado, por el que la gente de campo les había impuesto el nombre de túcu-túcu por aplicación onomatopéyica. Ya se estaban produciendo pequeños derrumbes bajo las patas de los caballos o de las pisadas humanas. La erradicación de la plaga exigió el combate de organismos competentes provinciales.

Un suceso auspicioso fue la buena predisposición de la OEA (Organización de Estados Americanos) gestionada por mi primo el Dr. Raúl Quijano Aldao, quien era embajador argentino ante dicho organismo internacional. A través de su buena voluntad y la de funcionarios que lo sucedieron, logramos hacer pie y lograr que enviaran a un arqueólogo, el Dr. Humberto Rodríguez Camilloni, quien residió en Santa Fe y en las ruinas hasta producir su informe sobre "Puesta en valor de las ruinas de Santa Fe la Vieja". En dos o tres oportunidades, Rodríguez Camilloni volvió a visitarnos. Posteriormente vino una arqueóloga y etnóloga de la Northwestern Universiy de los EE. UU., la Dra. Jane Buikstra quien llegó a determinar la dolencia de la que habían fallecido los primeros pobladores, por medio de un estudio de las osamentas. Empero, fue ella quien aconsejó no continuar exhumando esqueletos, y menos intentar conservarlos con goma laca - como se había hecho - por cuanto se corría riesgos de que se quebraran y fueran destruyéndose. La ayuda más efectiva de la OEA se dio entre 1976 y 1986, con erogaciones para costear el asesoramiento de especialistas; más no entraba en los planes del organismo la defensa de la barranca, ni tampoco ayudas financieras para la conservación de restos humanos o de los utensilios exhumados.


Otros impulsos

En abril de 1973 se fundó en el Museo la Asociación Conmemorativa de la Primera Yerra en el Río de la Plata, que atrajo el interés regional con los festivales anuales, realizados como multitudinaria fiesta criolla, de doma, comida y bailantas nocturnas. Esa actividad fue fomentada por Agustín, como medio idóneo para llamar la atención sobre la importancia del descubrimiento. La reseña de dicha entidad será expuesta en este ciclo por quien tiene a su cargo la presidencia de dicha Asociaciòn.

Corresponde añadir que los amigos supimos compartir el regocijo de tales reuniones de campo, concurriendo año tras año, en la medida de nuestros compromisos personales. Mas considero de justicia señalar que los terrenos que alojaban dichos festivales eran próximos al predio de las ruinas, pero no afectaban la integridad del yacimiento arqueológico.

Ese mismo año de 1973 se inaugura el "museo de sitio" dentro de los terrenos de las excavaciones. Se trataba de un imperativo de los organismos mundiales en pro de la conservación y promoción de los yacimientos arqueológicos. Sin formular objeciones al Museo Etnográfico de Santa Fe, se aconsejaba levantar un edificio apropiado para acopiar los hallazgos e ilustrar al turismo en el mismo lugar de visita. El nuevo museo fue levantado gracias a aquel inolvidable integrante de los Amigos, el ing. Horacio Risso Patrón, que desempeñó el ministerio de Obras Públicas durante el gobierno de facto del Gral. de División Guillermo Sánchez Almeyra.

Al filo de los 80 años, Agustín Zapata Gollan fue invitado por el Departamento de Estado de los EE. UU. para hacer un viaje cultural por puntos claves de la Unión. Fue una experiencia que lo compensó espiritualmente en sus últimos años.

El 6 de noviembre de 1975 se procede a refundar la Asociación Amigos de Santa Fe la Vieja, a la que se otorgó personería jurídica el 10 de febrero de 1976, con la presidencia del Dr. Mario J. de Olazábal. Los años de belicismo y polémica ya eran un recuerdo para los miembros más antiguos. El Museo Etnográfico había devenido en centro de gravitación cultural indiscutido. Conferencias, congresos de especialistas, seminarios, mesas redondas y charlas informales nos volvían a congregar y a reactivar la necesidad de mantener "el fuego sacro" referido a la cuna de Santa Fe.

Las fechas conmemorativas de la fundación de Garay, nos reunían nuevamente en el predio de las ruinas, compartiendo la emoción y la sana alegría de la mesa tendida. Durante la gestión de facto, el gobernador Vicealmirante Jorge Aníbal Desimoni expidió un decreto del PE: designando a Agustín Zapata Gollan como director vitalicio ad honorem del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales. Por esos días tenía a mi cargo una columna de misceláneas periodísticas en el diario El Litoral y titulé una de mis notas: "La posteridad asoma en un decreto".

El 5 de octubre de 1981 se constituyó en el Museo Etnográfico el Centro de Estudios Hispanoamericanos, que retoma la antorcha de la difusión de las ruinas, el fomento de los estudios históricos en torno del yacimiento arqueológico, editando regularmente una revista-libro titulada "América", que vino a reemplazar los Boletines de antaño.

En octubre de 1985 se constituyó en la Bolsa de Comercio una comisión de homenaje al Dr. Agustín Zapata Gollan, que en noviembre de dicho año cumplía 90 años de fecunda existencia. El Litoral volvió a hacerse eco del proyecto, al que adhirieron numerosas entidades. Y el presidente de la Bolsa, Sr. Oscar Sarsotti brindó apoyo incondicional, convocando a la ciudadanía, distribuyendo invitaciones, viajando a Buenos Aires para invitar personalmente a la Academia Nacional de la Historia, personalidades y diplomáticos acreditados en nuestro país.

El viernes 22 de noviembre de 1985 se realizó la jornada de homenaje. Por la mañana, el arzobispo Mons. Edgardo Storni ofició una misa de acción de gracias en la catedral metropolitana, pronunciando una homilía alusiva. En los sitiales de honor se hallaban el agasajado, el gobernador José María Vernet y el embajador de los EE. UU. Sr. Frank Ortiz (oriundo de la ciudad de Santa Fe , estado de New Mexico); a mediodía se cumplió una visita oficial a las ruinas, con un banquete servido en el quincho donde Agustín Zapata Gollan tenía su despacho, dormitorio y biblioteca. Por la tarde se efectuó un acto académico en el Paraninfo de la UNL , con un discurso del presidente de la Academia Nacional de la Historia, Dr. Enrique Barba, la imposición de la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica por el cónsul acreditado en Rosario, y una disertación del homenajeado, culminando el día con una cena servida en el Jockey Club de Santa Fe.

Al año siguiente - el domingo 12 de octubre de 1986 - me tocó redactar la nota necrológica en El Litoral, que titulé "Un gran americanista", despidiendo a quien había rendido su alma al Creador en la noche anterior.

Mi obituario finalizaba así "...la certidumbre de que su vida no se apaga con su tránsito mortal; cuando se nos ha ido recitando los versos de la Cuaderna Vía, flanqueado por Gonzalo de Berceo, Jorge Manrique y su "amigo" Dante Alighieri, a cuya Divina Comedia volvía una y otra vez. Como también a las páginas de Balzac, cuando a la vista de ciertos hechos contemporáneos veía reproducirse "la comedia humana", por la que sentía enternecedor afecto, con su amplitud de humanista cristiano y su visión universal de hombre procedente de "la cristiandad" que vino a descubrir y, más tarde, a roturar estas tierras del remoto cono sur."


Apéndice

En el transcurso de la charla y diálogo con José Luis Víttori, que se desarrollaron en la sala de actos del Museo Etnográfico, el 4 de agosto de 1999, tuve la fortuna de apoyarme en unas treinta filminas (transparencias) tomadas de dos repositorios de recortes periodísticos: el del Dr. Jorge Douglas Maldonado, quien lo guarda en su archivo y biblioteca, en Santa Fe; y en la recopilación inédita realizada por la presidenta de la Junta Provincial de Estudios Históricos, Prof. J. Catalina Pistone, titulada provisoriamente "Publicaciones del Ingeniero Víctor F. Nícoli y otros historiadores sobre temas generales y referidos a Santa Fe la Vieja".

La buena disposición del Dr. Maldonado y de la Prof. Pistone comprometen mi reconocimiento.


Año 1946

El Litoral, 15 noviembre 1946: A una col. "Félix G. Barreto - Santa Fe, aniversario de su fundación". Su autor reivindica el hecho de haber sugerido, en 1923, al entonces gobernador Enrique M. Mosca "la idea de solemnizar el 350 aniversario de la fundación... sugerencia que encontró en el gobernante apoyo amplio y decidido". Aclara que el nombrado gobernador "nos había encomendado la tarea de organizar el Archivo Histórico, que dirigimos durante mucho tiempo". Recuerda también notas y artículos de su autoría, sobre la fundación de Santa Fe, publicados en el diario "Unión Provincial" - que apareció en Santa Fe entre 1893 y 1905 - . Asimismo evoca sus charlas con su amigo Domingo G. Silva, en las fechas conmemorativas de la fundación santafesina; coincidiendo en que " hemos hecho mucho, pero que nos falta aún bastante por hacer" (aludiendo a sus respectivos artículos periodísticos instando a que se prosiguieran las investigaciones históricas del pasado santafesino). A modo de confirmación de la iniciativa de Barreto: el folleto de Julio A. Busaniche, titulado "Apuntes sobre la fundación y desarrollo de la ciudad de Santa Fe", lleva como pie editorial: "Comisión de Fiestas Conmemorativas de la fundación de Santa Fe" (Imp. de la Provincia), 1923; y en su primera página se transcribe una nota del autor al Pte. de dicha Comisión, ministro de Gobierno Dr. Roque F. Coulin, fechada en octubre 26 de 1923. Arch. Maldonado.

El Litoral, 18 noviembre 1946: A tres col. "El primitivo solar de Santa Fe", donde da noticias de que una delegación del P.E. provincial había viajado en avión a Cayastá, a fin de depositar una ofrenda floral en el "monumento levantado por el gobierno de la provincia" ; finaliza el texto haciéndose eco de una primicia que le comunicó el comisionado municipal de Santa Fe durante el acto, en el sentido "de que se efectuarán excavaciones para ubicar exactamente el emplazamiento de la primitiva fundación..." La nota lleva la firma "Teófilo Madrejón" (seudónimo del periodista Antonio Leonhardt). Arch. Maldonado.

Año 1949

El Litoral, 1 septiembre 1949: A una col. "Las excavaciones en la primitiva ubicación de la ciudad de Santa Fe". Arch. Maldonado.

El Litoral, 3 noviembre 1949: "Buen destino de una documentación histórica" Arch. Maldonado.

El Litoral, s/f: Título "El mojón enterrado por el Agrim. Seelstrang en junio de 1867 y puesto al descubierto en junio de 1949". Arch. Nícoli.

Año 1950

El Litoral, 6 enero 1950: pg. 3, a toda página, 5 cols. "Las ruinas de la primitiva ciudad de Santa Fe", por Agustín Zapata Gollan; con tres ilustraciones: panorama río de los Quiloazas, fragmentos de tejas encontradas en las ruinas. Arch. Maldonado.

El Litoral, 29 enero 1950: a una col. "Las ruinas de Cayastá / permiten reconstruir / la primitiva Santa Fe" subtit. Minuciosa tarea realiza el Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales. Arch. Maldonado.

El Litoral, 1 marzo 1950: a una col. "Las excavaciones / realizadas en Cayastá". subtit. "Informe del Dr. A. Zapata Gollan". Arch. Maldonado.

El Litoral, 10 mayo 1950: a toda página, medida extra tipo suplemento; "El más importante descubrimiento arqueológico del Litoral", por Gastón Gori. Arch. Maldonado.

El Litoral, s/ f. sup. año 1950: a una col. "La expropiación de los / terrenos históricos de Santa Fe viejo". Arch. Maldonado.

El Litoral, s/ f. sup. año 1950: a una col. "Aprueba el ministro / la tarea del Departamento de Estudios Etnográficos", subtit. "Es exacta la ubicación de Santa Fe en Cayastá". Arch. Maldonado.

El Litoral, 23 agosto 1950: a tres cols. "No existen ya dudas sobre la ubicación / de la primitiva Santa Fe de Garay", subtit. "Los trabajos de excavación, a cargo del Dr. Agustín Zapata Gollan e ingeniero Víctor F. Nícoli, revelan la traza de la ciudad y los restos de sus primeros pobladores"; cinco ilustraciones: " Vista aérea del estado actual de los trabajos de excavación en Cayastá, en el asiento de la primitiva Santa Fe"; otros pies: "Tejas y ladrillos de revestir, de barro cocido, con originales motivos decorativos". Arch. Maldonado. El Litoral, 15 noviembre 1950: a dos cols. "... aniversario fundación de Santa Fe por don Juan de Garay"; presencia del gobernador Ing. Juan H. Caesar; discurso del ministro de Educación, Dr. Raúl N. Rapela; almuerzo popular; un acto en la Soc. Vecinal de la zona sud. Arch. Maldonado.

El Litoral, 31 diciembre 1950: " Ya no existen dudas sobre la ubicación de la primitiva Santa Fe", a ocho cols., cabeza pg. con cinco ilustraciones. Arch. Maldonado.

Año 1951

El Litoral, 24 enero 1951: "Se propone el nombre / de Santa Fe viejo para las ruinas de Cayastá"; a 1 col. cabeza pg. Arch. Maldonado.

El Litoral, 25 septiembre 1951: "Las ruinas de Cayastá son / las de la fundación de la /primitiva Sta. Fe de 1573"; a 1 col. cabeza pg. Conclusiones de la 8a. Semana Anual de la Sociedad Argentina de Antropología dio a conocer su presidente Prof. Salvador Canals Frau. (Salvador Canals Frau, nac. Islas Baleares, el 28 mayo 1893. Profesor de Antropología, Etnografía, Prehistoria y Arqueología Universidad N. de Cuyo y de Antropología Universidad Nac. de Tucumán; director del Instituto Étnico Nacional; autor de numerosas obras de sus especialidades). Arch. Maldonado.

El Litoral, 30 octubre 1951: "Han sido descubiertas en / Cayastá las ruinas de dos / iglesias de la vieja S. Fe"; a 1 col. Arch. Maldonado.

Año 1952

El Litoral, 3 enero 1952: "En Cayastá se han encontrado nuevos / restos de la vieja Santa Fe"; a 2 cols. cabeza pg. Arch. Maldonado.

El Litoral, 13 marzo 1952: "Una nueva aclaración sobre el lugar de la fundación de Santa Fe. La Academia Nacional de la Historia expidióse sobre Santa Fe la Vieja". Arch. Nícoli.

El Litoral, 17 julio 1952: "Sobre las ruinas de la primitiva Santa Fe"; a 2 cols. cabeza pg. Agustín Zapata Gollan eleva al ministro de Justicia y Educación de la provincia, Prof. Luis Albornoz copia del dictamen elevado a la Academia Nacional de la Historia por la Comisión especial de Académicos de Número R. P. Guillermo Furlong y Dr. Raúl A. Molina, aprobado en la sesión del 31 mayo 1952; también se aprobó dictamen académico de número Cap. de Navío Humberto F. Burzio sobre las piezas numismáticas halladas en el lugar de las ruinas. Arch. Maldonado. (16)

El Orden, 17 Julio 1952: "Junta Provincial de Estudios / Históricos", subtit. "La ubicación de la primitiva Santa Fe"; a 1 col. En sesión privada extraordinaria, la Junta se expide "con motivo de la publicación de un estudio efectuado por el Ing. Nicanor Alurralde, publicado en el Nº 887, revista "La Ingeniería". Resuelve dirigirse al gobernador de la provincia solicitándole que "para salvar definitivamente la dificultad planteada...se designe una comisión especial que se asesorada por técnicos de la Dirección de Obras Públicas de la provincia...El cuerpo se compromete a estudiar detenidamente la cuestión a la luz de documentos y archivos". Arch. Maldonado.

El Litoral, 4 octubre 1952: "Las ruinas de Cayastá"; editorial fijando la posición del diario, analiza la cuestión, etc. Arch. Nícoli.

El Litoral, 31 diciembre 1952: "El trazado de la primitiva ciudad de Santa Fe y / la distribución de solares" por Agustín Zapata Gollan; a 9 cols. cabeza pg. con 3 ilustraciones. Arch. Maldonado.

Año 1953

La Nación, 5 enero 1953: "Cayastá, la muy antigua" editorial comentando el descubrimiento; el dictamen de la Academia Nacional de la Historia; necesidad de seguir Camino de la Costa; pavimentado recién hasta Santa Rosa. Arch. Maldonado.

El Litoral, 15 junio 1953: "Expte. formado por el Ing. Nícoli, solicitando al Ministro la publicación de todo lo actuado respecto de las ruinas de Santa Fe la Vieja". Arch. Nícoli. El Orden, 24 junio 1953: "Las ruinas de Cayastá no pertenecen a la vieja Sta. Fe - Topografía histórica". Escribe Nicanor Alurralde; a toda pg., cabeza de página, con ilustración plano de Cayastá, etc. Arch. Maldonado.

El Litoral, 2 julio 1953: Federico G. Cervera - (volanta) "Las ruinas de la ciudad vieja de Santa Fe / y su ubicación en Cayastá", a 4 col. cabeza de pg. Arch. Maldonado.

El Litoral, 3 julio 1953: "Nuevo informe sobre las ruinas en / Cayastá de la primitiva Santa Fe," - subtítulos "Se intenta desconcertar a la opinión pública - Las ruinas no han desaparecido como se pretende - Se han descubierto las ruinas de tres iglesias: San Francisco, Santo Domingo y la Merced". Nota enviada por el titular del Depto. de Estudios Etnográficos y Coloniales, Dr. A. Zapata Gollan al ministro de Educación y Cultura. Arch. Maldonado.

El Orden, s/ f. (bajo la firma: 7/7/53): "Todos los documentos fidedignos que dan distancias a puntos fijos, llevan a ubicar la vieja Santa Fe en Helvecia y ninguno en Cayastá" - fdo. "Nicanor Alurralde". Arch. Maldonado.

El Litoral, 10 julio 1953: Firma y volanta, arriba: "Guillermo Furlong - Raúl A. Molina - Pertenecen a Santa Fe las ruinas de Cayastá - Últimas comprobaciones - Una respuesta al señor ingeniero Alurralde; a 3 Cols. cabeza pag., con ilustración "Plano de la reducción de Cayastá con el cual se comprueba que no hay ninguna semejanza con las ruinas descubiertas". Se trata de una réplica a la tesis de que se descubrieron ruinas de la reducción jesuita de Cayastá. Arch. Maldonado.

El Orden, 16 julio 1953: "Los problemas de carácter histórico y la ubicación de la primitiva Santa Fe"; a 7 cols., cabeza pg. , con cuatro ilustraciones de planos. Arch. Maldonado.

El Litoral, 19 julio 1953: "Agustín Zapata Gollan - Las tejas de la primitiva / ciudad de Santa Fe". A una col. s/ casas que existían en Santa Fe, documentos y artículo de Manuel Ricardo Trelles, en "Revista de Buenos Aires", año 1866; pg. 80; tomo X; "Hernandarias de Saavedra. Causa célebre; noticias y documentos para servir a la historia del Río de la Plata". Arch. Maldonado.

El Litoral, 20 julio 1953: "Las ruinas de Cayastá pertenecen a Santa Fe la Vieja" por Ing. Víctor F. Nícoli; a 5 cols. cabeza pg., con ilustración de plano a 3 cols. Arch. Maldonado.

El Orden, 23 julio 1953: "Verdadera historia de las ruinas de Cayastá" - subtítulo "Las ruinas de Cayastá son del pueblo de Cayastá" fdo. abajo: Nicanor Alurralde. Arch. Maldonado.

El Orden, 24 julio 1953: continuación "Verdadera historia de las ruinas de Cayastá" - subtítulo "Las ruinas de Cayastá son del pueblo de Cayastá" fdo. abajo: Nicanor Alurralde. Arch. Maldonado.

El Orden, 30 julio 1953: "Se siguen acumulando errores a los ya cometidos / al ubicar a la vieja Santa Fe en Cayastá". Por el ing. Nicanor Alurralde. A 5 cols. cabeza de pg. Arch. Maldonado.

El Orden, 31 julio 1953: continuación "Se siguen acumulando errores a los ya cometidos / al ubicar a la vieja Santa Fe en Cayastá". Por el ing. Nicanor Alurralde. A 5 cols. cabeza de pg. Arch. Maldonado.

El Orden, 7 agosto 1953: "La distancia de 18 leguas entre las dos Santa Fe" - subtítulo "una prueba concluyente"; a 7 cols. cabeza pg. Arch. Maldonado.

El Orden, 21 agosto 1953: "La destrucción de Santa Fe la vieja en la segunda mitad / del siglo XVII y en la primera mitad del siglo XVIII" fdo. abajo: Nicanor Alurralde; a 7 cols. cabeza pg. Arch. Maldonado.

El Orden, 15 setiembre 1953: "Dos pruebas de que las ruinas de Cayastá / no pertenecen a Santa Fe la Vieja"; a 7 cols. cabeza pg. al lado del editorial. sin firma. Arch. Maldonado.

El Orden, s/ f. (se supone continuación) "Los problemas de carácter histórico y la ubicación de la primitiva Santa Fe". fdo. Arq. Berjman. Arch. Maldonado.

El Litoral, 6 octubre 1953: Título "Autorizó el P.E. los / trabajos sobre las / ruinas de Santa Fe". A una col. Un decreto del P. E. refrendado por los ministros Coordinador y de Obras Públicas Sr. Manuel Añaños y de Educación y Cultura Sr. Luis Albornoz autoriza al Ing. Alurralde y arq. Berjman para realizar trabajos y excavaciones de sondeo en la zona del litoral con el fin de determinar la presencia de ruinas y yacimientos arqueológicos relacionados con la ubicación de la primitiva ciudad de Santa Fe. Se señala que la Dir. Nac. de Investigaciones Científicas y Técnicas del Ministerio de Asuntos Técnicos de la Nación "ha comisionado al Ing. Alurralde para realizar dichas tareas...hace referencia de que el Primer Congreso de Historia Argentina, reunido en Sgo. del Estero, se ha pronunciado en el sentido de que no pueden aceptarse conclusiones definitivas; quedando por ende, abiertas las puertas a la investigación. Invita a investigadores e historiadores a contribuir con su esfuerzo en procura del total esclarecimiento del punto controvertido". Arch. Maldonado.

El Orden, 6 octubre 1953: Título "El P.E. autoriza al Ing. Alurralde y al Arq. David Berjman a realizar investigaciones sobre la primitiva Santa Fe". Arch. Nícoli.

La Capital, (Rosario) 1 noviembre 1953: "Agustín Zapata Gollan. Las ruinas de la primitiva ciudad de Santa Fe". Arch. Nícoli.

El Orden, 24 noviembre 1953: "Aspectos técnicos zona ruinas Cayastá"; a 7 cols. cabeza pg.; con ilustraciones plano, croquis, planillas. Arch. Maldonado.

El Litoral, 26 noviembre 1953: P. Guillermo Furlong, S.J. "Claman las piedras". Arch. Nícoli.

El Orden, 7 diciembre 1953: El Ing. Alurralde solicita al gobernador permiso para iniciar excavaciones para demostrar que la ciudad había sido fundada cerca de Helvecia". Arch. Nícoli.

El Orden, 28 diciembre 1953: "Cordial carta del Ing. Alurralde". A 3 col. cabeza pg. (Con motivo fin de año...ratifica su lucha... - hace mención a una entrevista en Bs. As. con Mons. Fasolino - "...también le expresé mi disgusto por los procedimientos seguidos por la Asociación de Amigos de Santa Fe la Vieja... y que lo conceptuaba responsable de los actos de la citada Asociación por ser él su presidente..."). Refiere que la entrevista fue pedida por Mons. Fasolino por carta 30 de octubre 1953. Arch. Maldonado.

El Litoral, 31 diciembre 1953: "Las ruinas de Cayastá corresponderían a Santa Fe la Vieja". Un copete: ...amplio y documentado informe del Dr. José Carmelo Busaniche sobre la tradición de Cayastá como asiento de la vieja Santa Fe, presentado a la Junta Provincial de Estudios Históricos..." Arch. Maldonado.

Año 1954

El Orden, 22 febrero 1954: "Presentamos una prueba documental del / sistema de medición de fines del s. XVII"; a 4 cols. Sistema de mensurar a caballo dibujo s/ datos P. Pedro Grenón S. J. según un gráfico existente en el Archivo Histórico de Córdoba; de acuerdo a sistema utilizado en la región de pastoreo de Entre Ríos (en Esc. 2a., año 1690, exp. 14). fdo. "Ing. Nicanor Alurralde". Arch. Maldonado.

El Litoral, 4 mayo 1954: "El plano de Cayastá de 1795 por José Carmelo Busaniche"; a 4 cols. cabeza pg. con ilustración: "Plano de la reducción de Cayastá...". Arch. Maldonado.

El Orden, 6 mayo 1954: "Algo que debe ser explicado por los sostenedores de la tesis de Cayastá". (Copete: " ...debido a la pluma del Ing. Nicolás Alurralde..."). Arch. Maldonado.

El Litoral, 10 mayo 1954: "En que fecha murió / Jerónima de Contreras / G. de Hernandarias?". Informe del Depto. de Estudios Etnográficos y Coloniales, del director Agustín Zapata Gollan sobre la muerte que se dijo ocurrió en el nuevo asentamiento de Santa Fe. "...la hija legítima de Juan de Garay, doña Jerónima de Contreras, quien llevaba - a usanza de la época - no el apellido paterno sino el de uno de sus abuelos...". A 1 col., cabeza pg. .Arch. Maldonado. (17)

El Orden, 14 mayo 1954: "Es contraria a los sostenedores de la tesis de Cayastá la prueba que surge de la numismática" - fdo. al pie: "Eduardo A. Natella"; a 7 cols. cabeza pg. con ilustración de anverso y reverso de una moneda en poder de José García Bañón, encontrada en el paraje de las ruinas de Cayastá..(Nota: Natella era un reconocido periodista santafesino que por esa época trabajaba en El Orden y en la Dir. de Prensa de la Casa de Gobierno). Arch. Maldonado.

El Litoral, 17 mayo 1954: "volanta: "Ing. Víctor F. Nícoli - Sobre la ubicación de Santa Fe la Vieja - Leguas españolas y otras cuestiones conexas al asunto"; a 4 cols. cabeza pg.. Arch. Maldonado.

El Orden, 18 mayo 1954: "Por qué las ruinas de Cayastá no son de Santa Fe la vieja". A 7 cols. cabeza pg. con "...iniciamos una síntesis general...cuyo autor es el Ing. Nicanor Alurralde..." Arch. Maldonado.

El Orden, 19 mayo 1954: (continuación) "Por qué las ruinas de Cayastá no son de Santa Fe la vieja". A 7 cols. cabeza pg. con plano de Cayastá a 5 cols. Arch. Maldonado.

El Orden, 20 mayo 1954: (continuación)"Por qué las ruinas de Cayastá no son de Santa Fe la vieja". A 7 cols. cabeza pg. (Copete:...terminamos la publicación de la síntesis... autor Ing. Nicanor Alurralde..." Arch. Maldonado.

El Litoral, 8 agosto 1954: volanta: "José C. Busaniche. El informe sobre Cayastá de 1795"; a 3 cols. cabeza pg.. Arch. Maldonado.

El Litoral, 6 octubre 1954: "Las ruinas de Cayastá / pertenecen a una ciudad hispánica " - subtítulo "Opiniones de los profesores Palavecino y Rex González"; a una col. Arch. Maldonado. (18)

El Litoral, 18 diciembre 1954: "Aurelio Z. Tanodi. Las inscripciones de las ruinas de Cayastá". Arch. Nícoli.

Año 1955

El Litoral, 1 abril 1955: "Informe de la Academia Nacional de Historia - Las ruinas de Cayastá son los restos de la antigua ciudad de Santa Fe, fundada por Juan de Garay". Arch. Nícoli.

El Litoral, 11 abril 1955: volanta: "José C. Busaniche - Las andanzas de Cayastá". Arch. Nícoli.

El Litoral, 3 junio 1955: volanta: "Víctor F. Nícoli. Nuevamente sobre las unidades de medida en la cuestión de Santa Fe la Vieja". Arch. Nícoli.

El Litoral, s/ f.: supuesto fines de 1955. volanta: "Víctor F. Nícoli. Garay y la fundación de Santa Fe". Arch. Nícoli.

Año 1956

La Nación, 24 agosto 1956: "Academia Nacional de Historia. Es la primera Santa Fe la que vese en Cayastá". Arch. Nícoli.

La Razón, 24 agosto 1956: "Academia Nacional de Historia. En Cayastá se hallaba la antigua ciudad de Santa Fe, fundada por Garay, como surge del estudio de todos sus restos arqueológicos". Arch. Nícoli.

La Prensa, 25 agosto 1956: "Academia Nacional de Historia. Lugar donde fue fundada la ciudad de Santa Fe". Arch. Nícoli.

El Litoral, 25 agosto 1956: "Lugar donde fue / fundada la primera / ciudad de Santa Fe" - subtítulo "La Academia Nacional de la Historia dio dictamen definitivo". A una col. cabeza pg. Arch. Maldonado.

El Litoral, 29 agosto 1956: "Aprobóse un dictamen / sobre las ruinas de / la primitiva Santa Fe" - subtítulo "Pronunciamiento de la Academia Nacional de la Historia". A una col. cabeza pg. Resumen nota del pte. de la Academia Nacional de la Historia, Dr. Ricardo Levene, al director Depto. Estudios Etnográficos y Coloniales, Dr. A. Zapata Gollan, comunicando que en sesión del 14 Agosto 1956, la Academia ratificó anterior dictamen del 21 mayo 1952. Arch. Maldonado.

El Litoral, 30 agosto 1956: "Informe del cardenal Antonio Caggiano. Las ruinas descubiertas en Cayastá y el primer asentamiento de Santa Fe la Vieja". El Cardenal Caggiano era arzobispo de Rosario y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia. Después del pronunciamiento de la Corporación, efectuó una visita a las ruinas, acompañado por Mons. Fasolino y Agustín Zapata Gollan. Arch. Nícoli.

El Litoral, 26 septiembre 1956: "Fue homenajeado en / el Club del Orden el / Dr. A. Zapata Gollan". Crónica cena; resumen discurso Pte. del club, Arq. Hernán Busaniche; discurso completo Dr. Agustín Zapata Gollan (ver la transcripción completa en texto de la charla que precede al Apéndice). Arch. Maldonado.

El Litoral, 10 octubre 1956: "Sobre las ruinas de / Cayastá escribe un arqueólogo americano". A una col. cabeza pg. Comparación con ruinas de San Juan de Pto. Rico, en Caparra. Publicada en el periódico "Semana", del Depto. de Educación de Pto. Rico, que dirige Rafael Torres Mazzorana. El autor es el renombrado escritor y arqueólogo portoriqueño Adolfo de Hostos, quien descubrió las Ruinas de S. Juan de Pto. Rico, fundada en 1508, en trabajos de excavación culminados en 1937. Parangón de ambas fundaciones, costumbres hispano-coloniales, vestigios, trazado, etc. Arch. Maldonado.

El Litoral, 23 octubre 1956: "Se incorporó a la Academia Nacional de / la Historia el Dr. A. Zapata Gollan", a 3 cols. cabeza de página; subtítulo idem "El acto tuvo lugar esta tarde en el local del organismo y presentó al nuevo miembro el R. P. Furlong". Con resumen del discurso del P. Furlong; y reproducción íntegra del pronunciado por el recipiendario Agustín Zapata Gollan. Arch. Maldonado.

Año 1957

El Litoral 11 enero 1957: volanta: arriba - "Víctor F. Nícoli - la legua utilizada por Garay - Pruebas documentales que permiten demostrar que fue la de 6.666 2/3 varas castellanas, llamadas vulgar o común en España". A 4 cols. cabeza pg.; con plano y croquis a 3 cols. Arch. Maldonado.

La Razón 19 agosto 1957 "Santa Fe fue fundada por Garay: 100 años después se mudó a su sede actual, llevándose las puertas y ventanas". Arch. Nícoli.

Año 1958

La Nación 19 enero 1958. "Roberto Levillier. Un nuevo aniversario de Santa Fe. Conjura de Abreu contra Garay". Arch. Nícoli.

Año 1960

El Litoral, 22 mayo 1960. "A tres siglos del traslado de Santa Fe". Arch. Nícoli.

El Litoral, 9 julio 1960. "V. F. Nícoli - Juan de Garay y la fundación de Santa Fe". Arch. Nícoli.

Año 1961

El Litoral, 29 diciembre 1961. "Los límites asignados por don Juan de Garay a la Provincia de Santa Fe". "Por V. F. Nícoli". Arch. Nícoli.

Año 1970

El Litoral, 30 mayo 1970. volanta: "José C. Busaniche. El nombre de la ciudad". Arch. Nícoli.

Año 1974

Nuevo Diario, Santa Fe, 15 noviembre 1974 - Suplemento cultural especial s/ fundación de Santa Fe, en el aniversario: "Intendencia de la Municipalidad de Santa Fe. En el 401 aniversario de la fundación de Santa Fe". Autores y títulos de las colaboraciones publicadas en dicho suplemento: "Dr. Mario de Olazábal - "Descubrimiento de las ruinas de la primitiva Santa Fe" "Dr. Federico Guillermo Cervera - "Ubicación de la primitiva Santa Fe, según los títulos de tierras" "Arq. Hernán Busaniche - "Las ruinas de Santa Fe y la arquitectura colonial" "Agustín Zapata Gollan - "Cuando conjugaba la Historia con la Arqueología" "Sociedad Argentina de Antropología y su dictamen sobre Cayastá" "José C. Busaniche - "La tradición de Cayastá como asiento de Santa Fe la Vieja" "P. Guillermo Furlong S. J. - "Las piedras claman" "Víctor F. Nícoli - "Inconsistencia de la tesis contraria a que las ruinas de Cayastá son de Santa Fe" "Mons. Dr. Nicolás Fasolino - "Sobre medallas halladas en el sitio viejo" "P. Adriano Rincón Domínguez O. F. M - "El primer ´santito´ santafesino"

Año 1979

El Litoral, 31 agosto 1979 - "Santa Fe la Vieja: los 30 años de la ciudad rediviva. Entrevista al Dr. Agustín Zapata Gollan". Arch. Nícoli

Año 1982

El Litoral, 28 agosto 1982 - "Finalizó el Seminario sobre Santa Fe la Vieja - El Dr. Rodríguez Camillioni lee las recomendaciones del Seminario en el acto de clausura". Arch. Nícoli

Año 1988

El Litoral, 11 abril 1988 - volanta "Víctor F. Nícoli. Algunas observaciones - hechas a título personal - sobre el informe ´Puesta en valor de las ruinas de Santa Fe la Vieja´". Arch. Nícoli

Año 1989

La Capital, Rosario, 11 setiembre 1989 - "Francisco Magin Ferrer. A cuarenta años de una exhumación arqueológica". Arch. Nícoli

--------- "Polémica sobre unidades lineales de medir utilizadas en tiempo de Garay" - Por Víctor F. Nícoli - Sin indicación de haberse publicado".

Año 1990

El Litoral, 24 abril 1990 - "Actividades Culturales de la Junta Prov. de Estudios Históricos. Reunión de la Comisión de Defensa de Santa Fe la Vieja". Arch. Nícoli

Año 1993

El Litoral, 26 noviembre 1993 - "Premio Juan de Garay al Ing. Nícoli a propuesta de la Junta Provincial de Estudios Históricos y de Amigos de Santa Fe la Vieja. (Acto en la gobernación, presidido por gobernador Reutemann)". Arch. Nícoli


Addenda

El diario El Litoral fue fundado en Santa Fe el 7 de agosto 1918 y sigue apareciendo; es vespertino.

El diario El Orden apareció por primera vez en Santa Fe el 3 de noviembre de 1927 y dejó de salir en junio de 1967; era matutino.

En el archivo de recortes del Dr. Maldonado, se encuentra asimismo una página del diario "La Mañana", del sábado 14 de noviembre de 1953. titulada a toda pag. "El acta de fundación de Santa Fe revela el hondo sentimiento cristiano de Garay" - lleva tres subtítulos: "Episodios de mediados del siglo XV" - "Hay que abrir puertas a la tierra" y "Santa Fe de antaño" - sin firma. No hace referencia a la polémica que agitaba las aguas de los historiadores por esos años.

Un artículo supuestamente publicado en la revista "El Hogar", firmado por Agustín Zapata Gollan - con cuatro fotos. No hay fecha, pero firma el fotógrafo Damiano Palau, que por varios años visitó Santa Fe, invitado por el Club del Orden, con motivo de las fiestas de presentación en sociedad de los 25 de mayo.

Un artículo a toda pg. de una revista de Bs. As., no identificada, con foto del Ingeniero Nicanor Alurralde, titulado "Podrá determinarse el sitio donde se fundaron en nuestro territorio ciudades hoy desaparecidas", firmado "M. A. Córdova Alsina". El entrevistado abunda en referencias a su empeño "en fijar, sin errores, el lugar en que estuvieron emplazadas, por ejemplo: Concepción del Bermejo, Santa Fe de Luyando , Santa Cruz de la Sierra, las varias Londres de Catamarca, la Ciudad del Barco, etc." También hace referencia a un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del año 1933, en perjuicio de la provincia de Buenos Aires en la cuestión de las tierras ribereñas de San Isidro basado erróneamente en un tipo de legua de 5.573 mts., en lugar de la de 5.015 que realmente empleó Juan de Garay al repartir esas tierras".

Un largo artículo de la revista "Esto Es", s/ f, Con un título sobreimpreso en una vista aérea de las ruinas del convento de San Francisco, tomada desde un avión. El título general es "¿Dónde estuvo ubicada la primitiva Santa Fe?" y está firmado por el entonces periodista Hipólito Solari Yrigoyen (después senador de conocida actuación en la política nacional). El Ing. Nicanor Alurralde, (Bs. As. 1898 - 1986). Cursó estudios en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UBA. Becado por la fundación Guggenheim para estudiar ferrocarriles de E.U.(1932 / 33). Prestó servicios en la construcción del ferrocarril San Juan a Jáchal (1921); construcción ramal ferroviario Antilla a Rosario de la Frontera (1928), id. ramal Metán a Barranqueras (1925 / 28), de Pie de Palo a Mendoza y empalme con transandino (1929 / 40), Jefe de la División Investigaciones Técnico-Económicas de la Dirección Nacional de Vialidad (1940 / 45) subdirector de la Dir. Nac. de Transporte Automotor (1946); subdirector Planificación Transportes (1948); director nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables. Concurrente a congresos nacionales e internacionales de Vialidad y Transportes. Realizó investigaciones históricas. Ha colaborado en diarios y revistas nacionales. Publicó una docena de libros de carácter técnico, en temas de su especialidad. Murió el 20 de junio de 1986. Datos tomados de la Enciclopedia Histórica Argentina de Diego Abad de Santillán, Edit. Eudeba, Bs. As.



Notas:

(15) Jorge Reynoso Aldao. Periodista y Delegado en Santa Fe del Fondo Nacional de las Artes. Miembro Fundador de la Asociación Amigos de Santa Fe la Vieja y del Centro de Estudios Hispanoamericanos.

(16) El R.P. Guillermo Furlong (que también firmaba Furlong Cardiff) y de quien se dice que fue el escritor que más seudónimos usó en su profusa producción de ensayos, era uno de los historiadores con mayor prestigio en aquel tiempo. Autor de libros sobre la historia de las misiones jesuíticas, del desenvolvimiento de la Compañía de Jesús, a la que pertenecía, etc. Nació en Villa Constitución prov de Santa Fe, en 1889 - murió en Buenos Aires, en 1974. Raúl Alejandro Molina (que siempre firmó sus trabajos Raúl A. Molina) (Bs. As. 1897 - 1973). Abogado, escritor, historiador, miembro de número de la Academia Nacional de la Historia. Entre sus obras más conocidas figura "Hernandarias, el hijo de la tierra" (1948)

(17) El tema de los apellidos hispánicos y lusitanos en la América colonial ha confundido a historiadores y genealogistas. Por ej.: Hernando Arias de Saavedra (más conocido como Hernandarias), (Asunción 1564 - Santa Fe 1634) era hermano legítimo del franciscano Fernando de Trejo y Sanabria (... - 1614), (con cuyas mandas y legados se funda la Universidad de Córdoba en 1610/1613). Ambos eran hijos de María Sanabria, destacada vecina de Asunción. Otros casos para el desconcierto son: Sebastián de Benalcázar o Belalcázar, que también era conocido como Sebastián Moyano o Sebastián García Moyano. Gonzalo Jiménez de Quesada (fundador de Nueva Granada, después llamada Santa Fe de Bogotá), tiene por hermanos legítimos a: Hernán Pérez de Quesada; y por hermanas a: Andrea Quesada y a Magdalena Quesada. Al referirse a este caso, el escritor Germán Arciniegas acota: "...aunque a todos cobija el nombre de una población: Quesada"

(18) Enrique Palavecino (1900 - 1966 )Fue profesor de etnología y prehistoria en la Univ. de Tucumán; y de antropología en el Instituto-Museo de La Plata. realizó excavaciones en Bolivia, Chaco, etc.; autor de numerosas publicaciones y libros fundamentales. Ganó reconocido prestigio nacional e internacional. Alberto Rex González (1918 - ) Antropólogo, de la corriente fundada por Palavecino. Realizó excavaciones en Arizona (EE. UU.) y en diversas regiones de nuestro país, sacando a luz e investigando yacimientos arqueológicos.



Notas:

(15) Jorge Reynoso Aldao. Periodista y Delegado en Santa Fe del Fondo Nacional de las Artes. Miembro Fundador de la Asociación Amigos de Santa Fe la Vieja y del Centro de Estudios Hispanoamericanos.

(16) El R.P. Guillermo Furlong (que también firmaba Furlong Cardiff) y de quien se dice que fue el escritor que más seudónimos usó en su profusa producción de ensayos, era uno de los historiadores con mayor prestigio en aquel tiempo. Autor de libros sobre la historia de las misiones jesuíticas, del desenvolvimiento de la Compañía de Jesús, a la que pertenecía, etc. Nació en Villa Constitución prov de Santa Fe, en 1889 - murió en Buenos Aires, en 1974.
Raúl Alejandro Molina (que siempre firmó sus trabajos Raúl A. Molina) (Bs. As. 1897 - 1973). Abogado, escritor, historiador, miembro de número de la Academia Nacional de la Historia. Entre sus obras más conocidas figura "Hernandarias, el hijo de la tierra" (1948)

(17) El tema de los apellidos hispánicos y lusitanos en la América colonial ha confundido a historiadores y genealogistas. Por ej.: Hernando Arias de Saavedra (más conocido como Hernandarias), (Asunción 1564 - Santa Fe 1634) era hermano legítimo del franciscano Fernando de Trejo y Sanabria (... - 1614), (con cuyas mandas y legados se funda la Universidad de Córdoba en 1610/1613). Ambos eran hijos de María Sanabria, destacada vecina de Asunción.
Otros casos para el desconcierto son: Sebastián de Benalcázar o Belalcázar, que también era conocido como Sebastián Moyano o Sebastián García Moyano. Gonzalo Jiménez de Quesada (fundador de Nueva Granada, después llamada Santa Fe de Bogotá), tiene por hermanos legítimos a: Hernán Pérez de Quesada; y por hermanas a: Andrea Quesada y a Magdalena Quesada. Al referirse a este caso, el escritor Germán Arciniegas acota: "...aunque a todos cobija el nombre de una población: Quesada"

(18) Enrique Palavecino (1900 - 1966 )Fue profesor de etnología y prehistoria en la Univ. de Tucumán; y de antropología en el Instituto-Museo de La Plata. realizó excavaciones en Bolivia, Chaco, etc.; autor de numerosas publicaciones y libros fundamentales. Ganó reconocido prestigio nacional e internacional.
Alberto Rex González (1918 - ) Antropólogo, de la corriente fundada por Palavecino. Realizó excavaciones en Arizona (EE. UU.) y en diversas regiones de nuestro país, sacando a luz e investigando yacimientos arqueológicos.

(19) "Santa Fe de Luyando" es el nombre que impuso a la ciudad el gobernador Diego Ortiz de Zárate y Mendieta (sucesor de Juan Ortiz de Zárate en el gobierno de las Provincias del Río de la Plata y Paraguay). El decreto en acta de cabildo lleva fecha 23 junio 1576. Luyando era el ayuntamiento de Ayala, provincia de Álava (España) de donde era oriundo el gobernante. Dicha denominación se usó durante el gobierno de Diego Ortiz de Zárate, por casi un año


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