Un proyecto de arqueología histórica: Fortín Aguará, Estancia "El Lucero" Aguará Grande, dpto. San Cristóbal
Carlos Natalio Ceruti (112)
Gabriel Cocco (113)

Introducción

El presente trabajo tiene por objeto dar a conocer algunos resultados de las investigaciones de Arqueología Histórica realizadas en el emplazamiento del fortín Aguará, 15 km. al oeste del casco del Establecimiento "El Lucero", comuna de Aguará Grande, Departamento San Cristóbal, Pcia. de Santa Fe.

Los restos fueron detectados hacia 1988 por personal del Establecimiento "El Lucero". En diversas ocasiones fue visitado por docentes y alumnos de la Escuela Nº 952 "Domingo Faustino Sarmiento", que practicaron recolecciones superficiales y algunas excavaciones someras. Los materiales recuperados están depositados en el "Museo Regional de Los Fortines", ubicado en las instalaciones de dicha escuela, y dependiente de la Comuna de Aguará Grande.

Gracias a su colaboración, uno de los autores ( C.C.) pudo reconocer el sitio en 1991, en el marco de un Proyecto financiado por CONICET, las Subsecretarías de Cultura de Santa Fe y Entre Ríos y diversas entidades civiles y municipalidades convocadas por el Museo de Ciencias Naturales del Dpto. San Cristóbal. En esa oportunidad se resolvió llevar a cabo una excavación preliminar para determinar el número, dimensiones y distribución de los recintos, potencia de la capa fértil e importancia del material recuperable.

La escasa documentación existente sindicaba al Fortín Aguará como un establecimiento militar de poca trascendencia, con una guarnición de unos 30 efectivos y vida efímera (1870 - 1872), per la cantidad de material depositado en el "Museo Regional de Los Fortines" permitía abrigar dudas al respecto.

El sitio presentaba características que hacían imperativa su excavación arqueológica: correspondía a una única unidad de ocupación; estaba ubicado en terrenos vírgenes; había permanecido oculto durante más de 100 años; mantenía parte de su estructura en pie; y estaba expuesto a la desaparición total por incendios intencionales realizados para eliminar pastizales y maleza.

Metodología

Las estructuras visibles ocupan un sector alto, antiguamente despejado, a salvo de las crecientes del Río Salado, que corres a unos 2 km. de distancia. Es probable que esta circunstancia, y la fácil provisión de agua y madera, hayan pesado en la selección del emplazamiento tanto o más que sus posibilidades defensivas.

En la actualidad toda el área está ocupada por una extensa isleta de monte con eje mayor E-O, rodeada parcialmente por un bañado.

Los trabajos de excavación se efectuaron entre el 9 de agosto y el 5 de septiembre de 1993. El equipo de trabajo, constituido por los autores de esta nota y uno a cuatro voluntarios que se renovaban periódicamente, se desenvolvió en condiciones bastante penosas. La buena predisposición de las instituciones que colaboraron en la actividad, y el esfuerzo y entusiasmo de los integrantes del equipo, permitió superar las dificultades derivadas del aislamiento y la carencia de agua potable, que en algunos momentos amenazaron la integridad física del personal.

Se trazaron picadas en el monte, se limpiaron y relevaron las estructuras , y cavaron tres pozos de sondeo de 2 x 2 m, mediante destapes de 0,05 m: uno en el basurero, y uno en cada una de las habitaciones descubiertas. Al no disponerse de agua, el sedimento se pasó por zaranda seca. Se graficaron en papel cuadriculado las estructuras y artefactos correspondientes a cada nivel de 0,05, el material recuperado en esta campaña, se encuentra en estudio en el Museo de ciencias Naturales y Antropológicas "Prof. Antonio Serrano" de Paraná.

Resultados

Se detectaron las siguientes estructuras:

· Un recinto principal, rectangular, con eje mayor aproximadamente N-S, de 15 x 6 m. Probablemente se trate de una cuadra para alojamiento de tropa. Conservaba plantados dos esquineros de quebracho colorado, de sección cuadrada, con una altura máxima de 2,35 m sobre el suelo actual. Las paredes de barro quinchado, apoyaban sobre varillas de quebracho sin labrar, plantadas a distancias variables, y travesaños horizontales sostenidos con clavos de hierro. El techo era de torta de barro amasada con paja. A 0,15 m de profundidad, se encontró el piso original del recinto, de tierra apisonada. Toda la estructura había sufrido la acción de un fuego muy intenso. El piso estaba calcinado, y sobre él se encontraban restos del techo y paredes. Se advertían las marcas de las varillas en llamas, que cayeron hacia el interior del recinto. casi no contenía materiales arqueológicos: solamente algunos fragmentos de metal, vidrio y cerámica (porrones de ginebra).

· Un recinto secundario, también rectangular pero de menores di-mensiones (4,40 x 3,60 m) ubicado 92 m al E del anterior. El eje mayor tiene orientación E-O, con una puerta de 0,90 de vano en la pared E. Tenía techo a dos aguas, con una altura máxima de 2, 26 m. Sufrió mucho menos la acción del fuego. En su interior se encontró un pequeño fogón, donde se habían tirado envases de hojalata, huesos y los restos de un vaso de vidrio estriado, del tipo utilizado para beber cerveza. Existe la posibilidad de que esta habitación sea más moderna, y no haya formado parte del emplazamiento original del Fortín.

· Dos depresiones de 5 a 6 m de diámetro, posiblemente pozos de balde para abastecimiento de agua. En torno a uno de ellos se formó un basurero. Los materiales no estaban distribuidos en forma uniforme, sino conformando pequeños bolsones. La mayor parte consistía en fragmentos de vidrio correspondientes a botellas de bebida (vino y ginebra). También se encontró loza vidriada (especialmente restos de platos y otros utensilios domésticos; porrones de ginebra y botellas de cerveza). Era muy importante la proporción de huesos de animales, especialmente bovinos trozados con hacha, a veces semicalcinados. Un lote importante lo constituían elementos diversos correspondientes a arreos, uniformes y armamentos militares (hebillas, botones, fragmentos de sables, flejes de barril, cápsulas de revólver, etc.).

Los restos arqueológicos conservados en el "Museo Regional de los Fortines" y recuperados durante esta campaña, constituyen un conjunto numeroso y abigarrado, científicamente valioso, en proceso de análisis. Es de desear que las penurias económicas y las trabas administrativas, que ordinariamente sofocan los proyectos regionales y nacionales de investigación, nos permitan darlos a conocer en un tiempo más o menos breve a la comunidad científica, a la comunidad educativa y a la población de la Provincia en general. La investigación científica que no se difunde corre el riesgo de transformarse en letra muerta o en juguete de minorías ilustradas, traicionando el compromiso que debe existir entre el investigador y la sociedad que le da sustento.

Algunas conclusiones

La investigación arqueológica confirma y amplía la documentación escrita conocida hasta el momento: el Fortín Aguará fue un asentamiento defensivo y temporario, con cuadra para la tropa, y probablemente algunos ranchos pequeños para oficiales y soldados con familia. Debió tener empalizada, pero posiblemente carecía de foso defensivo. con corral para la caballada, y aprovisionamiento de agua por pozos de balde. Tuvo guarnición profesional (especialmente el Reg. 10º de Caballería de Línea), con equipo completo y armamento moderno. La alimentación de la tropa se basaba en el consumo de carne vacuna y choclos, provistos por concesionarios que también transportaban algunos "vicios" sofisticados para el lugar y el momento: bebidas, vajilla de loza, perfumes. Abandonado al correrse la frontera hacia el norte, fue incendiado por sus mismos ocupantes.

A continuación se detallan algunos de los puntos enunciados precedentemente; las conclusiones resultantes tienen el carácter de hipótesis de trabajo y conforman la base para una investigación posterior, más completa, que unifique los datos escritos aún por relevar y el conjunto de la información arqueológica disponible.

a) Época de fundación: el Fortín Aguará se fundó hacia el mes de julio de 1870, cuando se produjo el primer desplazamiento de la frontera N de santa Fe ordenado por el Coronel Domingo Obligado. Correspondía al Sector Centro de la línea de frontera, con comandancia en Fuerte Unión, que comprendía la porción de la Pcia. de Santa Fe ubicada al O del Arroyo golondrina. Todo el sector estaba al mando del Teniente Coronel Miguel Racero (o Racedo). No encontramos datos sobre el Comandante del Fortín Aguará. En el basural, se encontró una hebilla metálica con la fecha "1869".

b) Ubicación: el Sector Centro sufría las presiones más intensas derivadas de las invasiones aborígenes, que entraban a Santa Fe, Córdoba y Santiago del Estero siguiendo el curso del Arroyo Golondrina, utilizando sendas cubiertas por el follaje abiertas en los montes de El Impenetrable. Hasta que fue ocupado por Obligado, el punto de concentración para los malones estaba en Nasuisaty, sobre dicho arroyo. Desde allí partía un "ancho camino" que se dirigía al norte, pasaba por la Laguna Palo Pelado (donde estaban las tolderías de los caciques Roque, Dorado y Apolinario) y llegaba al Bermejo. Era utilizado por los tobas, que en Nasuisaty se reunían con los mocovíes, montaraces y espineros. Según Wyfsocki (1872), en esta línea se encontraban las últimas aguadas que podían ser utilizadas por las caballadas indígenas en los avances, y por las tropas de hacienda que solían traer al regreso de sus incursiones. Sin esas aguadas, ni los indígenas podían avanzar hacia el sur en forma masiva, ni podían regresar al Bermejo con ganado. Además, se les cortaba la provisión de víveres, que provenían fundamentalmente de san Javier y las islas del Paraná.

c) Duración: funcionó hasta principios de 1872, o, como máximo, abril de 1872, cuando se consolidó la línea de frontera definitiva. Es decir, alrededor de 1 año y 9 meses.

d) Guarnición: debió tener 2 a 5 oficiales, y entre 30 y 50 hombres de guarnición. Es probable que al principio correspondieran al Regimiento 6º de Caballería de Línea, y luego al Regimiento 10º de Caballería de Línea. Estas cifras surgen de comparar varias fuentes: las fuerzas de la Frontera Norte al hacerse cargo Obligado (300 hombres en 8 fortines = 37,5 de promedio en cada uno); las fuerzas de la Derecha al realizarse el primer movimiento de avance (264 hombres en 7 fortines = 40 hombres), o los datos correspondientes a la línea definitiva (50 hombres, término medio, en cada fortín). Estas cifras solamente pueden considerarse como estimaciones groseras, ya que las diferencias reales entre guarniciones eran bastante grandes. Considerando la línea definitiva de fronteras, de la que tenemos más datos, advertimos que las Comandancias de Sector tenían entre 4 oficiales y 65 hombres (Izquierda) a 8 oficiales y 125 hombres (Centro); mientras que los restantes fuertes y fortines contaban desde 1 oficial con 10 soldados, a 5 oficiales con 74 soldados. Tomando el promedio de los tres fuertes del Sector Centro, sin la Comandancia: 3 oficiales con 50 soldados en cada uno. Si utilizamos exclusivamente los datos arqueológicos, llegamos a conclusiones similares: teniendo en cuenta las medidas de la cuadra para alojamiento de soldados de Fortín Aguará (15 x 6 ), y considerando que 2 x 1 es el espacio mínimo necesario para un hombre tendido, llegamos a la siguiente aproximación: una hilera de 15 hombres en cada pared, y un pasillo central de 2 m. Total: 30 hombres, el Comandante y uno o dos oficiales.

e) Armamento: el 6º de Línea, solamente tenía fusiles y pistolas de chispa de 1 tiro. El 10º de Línea, mejor armado, probablemente contaba con fusiles Rémington a repetición. Cada fortín de la línea definitiva, tenía un cañoncito de señales, que a pedido de Obligado y para facilitar los desplazamientos, estaba montado sobre un rodado de campaña, y no sobre una carronada. Es posible que el Fortín Aguará también contara con uno. En las excavaciones se localizaron proyectiles correspondientes a fusil Rémington y revólver Lefaucheux (en este último caso, de fabricación inglesa).

f) Equipamiento: en junio-julio de 1871, toda la tropa de Obligado recibió equipamiento nuevo. Para el 10ª de Línea, que entonces estaba de guarnición en Fortín Aguará, se registra:

· Equipo individual: uniforme completo de invierno con kepis y corbatín; plato de lata, cuchara y tarro; montura completa y cepillo para caballo.

· Equipo de rancho: caldera, fuente, cucharón, espumadera y trinchante.

· Equipo para mantenimiento de caballos: rasqueta, desbastador y escotín.

g) Construcciones: se dispone de datos aportados por el Capitán Wyfsocki y por Obligado, para los fortines de la línea definitiva. El Fortín Aguará no debió ser muy distinto. Wyfsocki describe las características de un fortín "tipo": un cuadrado de 50 m de lado, con empalizada de palo a pique. Al lado, y formando martillo, un corral de palo a pique de iguales dimensiones. Las puertas estaban colocadas de modo que un sólo centinela las podía vigilar. Dentro de cada fuerte había: Comandancia con habitación para el Comandante, cuadra para tropa, ranchos para oficiales y para soldados con familia. Según Roselli (1980,1991), las puertas estaban defendidas con tunas y plantas espinosas. De acuerdo al Informe de Obligado (en Roselli, 1991), las instalaciones con que contaban todos los fortines, eran:

· Empalizada de palo a pique. Generalmente, de postes de ñandubay. En un caso se habla de ñandubay y quebracho colorado, y en otro de quebracho colorado únicamente. No hay ninguna referencia a fosos, salvo en el fortín Aspirante, en la extrema izquierda, donde se construyó un "fuerte zanjeado" por no tener madera cerca ni elementos para acarrearla.

· Cuadra para alojamiento de la tropa. Por lo general, una. En las unidades grandes, podía haber dos o más. No se detallan las características de ninguna construcción. El Informe de Obligado solamente indica que el primer movimiento del Sector Derecho, se realizó sin otros gastos para el erario que "seis arrobas de filásticas que se han empleado en los techos...".

· Comandancia y alojamiento del Comandantes. En los fuertes pequeños, un rancho cumplía las dos funciones.

· Ranchos individuales para oficiales.

· Ranchos individuales para soldados con familia. Atendiendo a los datos de Obligado, aproximadamente 1 soldado de cada 5 tenía familia (casos extremos: 3 y 7). Para el Fortín Aguará, deberíamos contar con seis viviendas de este tipo aunque existe la posibilidad de que hubiera menos, o quizás ninguna, considerando que la existencia del fortín era, desde el principio, transitoria.

· Pozos de balde para proveer de agua potable a la guarnición. De presencia constante, a causa de las aguadas malas y escasas. En la línea de frontera definitiva, Reconquista contaba con 12 pozos de balde, y Nasuisaty (la Comandancia del Centro), con 22 pozos para la guarnición, la hacienda de consumo y la caballada. La profundidad media de los pozos era de 4 m. El Fortín Guaycurú, debió trasladarse el mismo año de su fundación a otro lugar con mejores pastos y aguadas. En los fuertes de la Izquierda (Santiago del Estero y Córdoba), la situación era peor. Los fortines Atahualpa, Inca y guardia Escolta tenían pozos y un jagüel o represa, para retener el agua de lluvia. Él único con agua asegurada era el Fortín Aspirante: el perímetro de la instalación estaba delimitado por un foso ("corral zanjeado") que encerraba una laguna y no había empalizada. Por otra parte, y de acuerdo al Informe de Wifsocki, el Arroyo Golondrina traía agua dulce hasta una legua al S de Nasuisaty. De allí en adelante, pasa por terrenos salitrosos y se vuelve insalubre, y el salado solamente tenía agua dulce hasta Fortín Aspirante.

· Corral para la caballada. En la línea definitiva, tenía características diversas de acuerdo al lugar. De derecha a izquierda: un galpón (Fortín Toba); un potrero (Fortín Abipones); un potrero "de zanja" y uno "enlatado" (sic) de 2 cuadras de frente por 3 de fondo, y un corral extenso para la hacienda (Fuerte Nasuisaty); un potrero de ramas que circunda las instalaciones, y un corral para la hacienda (Fortín Guaycurú); corrales de ñandubay (Fortín Atahualpa), "madera fuerte" (Fortín Guardia Escolta) o quebracho colorado (Fortín República); potrero de zanja rodeando el fuerte y la fuente de agua dulce (Fortín Aspirante).

h) Caballada: la provisión de caballos, fue siempre un problema. Recién a partir de octubre de 1871, se pudo contar con 1.500 caballos, cantidad suficiente como para montar a toda la tropa. El "mal de caderas" y "la mancha" hacían estragos. Seis meses después, al instalarse la línea definitiva de fronteras, el Centro, con 298 hombres, solamente contaba con 206 caballos en muy mal estado. La Izquierda estaba peor: 296 equinos para 234, pero solamente 50 en condiciones. Para la alimentación, se utilizaron pastos naturales. No se sembró alfalfa en el Fortín Aguará ni en los restantes fortines de la línea del Salado, porque ya estaba determinado que serían provisorios. Por otra parte, en la línea definitiva se consigna la siembra de alfalfa en 6 fortines, con 5 fracasos totales, por mala calidad de la semilla, insuficiencia de agua o mala calidad del terreno.

i) Alimentación y aprovisionamiento: la base de la alimentación era el ganado vacuno, provisto por concesionarios contratados por el Estado. Roselli (1980) menciona dos (Malbrán y Funes), y sus garantes: Lezica y Madero, respectivamente. También cita los precios establecidos en el contrato: 4,90 pesos fuertes la ración diaria de rancho; 1,15 pesos fuertes la ración extraordinaria mensual; 1,03 pesos fuertes mensuales en concepto de entretenimientos, y 3,40 pesos fuertes mensuales por "cueros". La hacienda se llevaba en pie, mediante arreos; y las restantes provisiones y abastecimientos en carros. Faltaban elementos de construcción, y bueyes para el transporte. Es de suponer que los "proveedores", "contratistas" o "habilitados" fueron también los encargados de transportar a las "fortineras", mujeres que por haber delinquido eran destinadas a la frontera, donde hacían pareja con los soldados, aportando a veces a esta familia los hijos de uniones anteriores. como el complemento de la alimentación, algunos fortines se sembró maíz: Obligado lo menciona en Nasuisaty y Quimsacruz. En el Fortín Aguará se recuperaron, en la excavación del Basural, algunos marlos de pequeñas dimensiones, seguramente de producción local.

j) Combates realizados: la muerte del cacique Pedro Antonio Guampa en 1870, eliminó la resistencia indígena en la retaguardia. No se consignan combates en el área del Fortín Aguará, ni tampoco en los avances hacia el N.

k) El Fortín Aguará y los cambios en la frontera: en 1871, Obligado recibió órdenes de reducir la tropa a su mando, de 1.250 hombres conque contaba, a 800. Esto le dio oportunidad para ejecutar el plan presentado al asumir el mando, y que había sido originalmente rechazado: adelantar la línea de fronteras, reduciendo su extensión de 545 a 316 km., y colocarla en una misma línea en las tres provincias.

El primer movimiento se ejecutó teniendo como pivote a Fortín Aguará, y como apoyo derecho a Fortín Higueritas. En el punto más avanzado hacia el N, San Pedro Viejo, instaló la nueva Comandancia de Fronteras.

El segundo movimiento se inició a principios de 1872, y concluyó el 27 de abril del mismo año. La Comandancia se instaló en San Gerónimo del Rey (actual Reconquista). La Frontera N de Santa Fe, quedó en una sola línea, desde Reconquista a Tostado.


Notas

(112) Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas "Prof. Antonio Serrano" (Paraná, Entre Ríos).

(113) Museo Etnográfico y Colonial "Juan de Garay" (Santa Fe).

Bibliografía

ALEMÁN, Bernardo - 1970 - El problema del indio en la historia de Santa Fe desde la Revolución de Mayo hasta la Organización Nacional. En: Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe, T. III: 39-81, Ed. Of. Santa Fe.

- 1994 - Santa Fe y sus Aborígenes, I Parte, Junta Provincial de Estudios Históricos, Santa Fe.

ROSELLI, Manuel - 1980 - Historia de Reconquista, Primera Parte. Ed. Of., Reconquista.

- 1991 - Historia de Reconquista, Segunda Parte. Ed. Culturales Santafesinas. Reconquista.

WYFSOKI, Jordán - 1872 - Informe del Capitán de Ingenieros Don....al Sr. Ministro de Guerra y Marina, elevado el 20 de diciembre de 1872. En: ROSELLI, Manuel H. - 1980 - Historia de Reconquista, Primera parte: 119-127. Ed. Of., Reconquista.


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