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ESPACIO-PATIO EN CÓRDOBA DE ANDALUCÍA
Y EN SANTA FE DE LA VERA CRUZ Rubén Osvaldo Chiappero
La arquitectura es un arte singular porque su esencia es el espacio y en él, la integración de la percepción de la persona en relación a aquello que lo rodea junto con los impulsos materiales y espirituales de sociedades a la cual pertenece, permite encontrar resultantes genuinas superadoras de las barreras temporales y geográficas. El espacio resultante en Hispanoamérica de la fusión de culturas permite reconocer en el patio de las casonas virreinales la peculiar proximidad de Andalucía con estas provincias de ultramar. Así, en originales expresiones arquitectónicas y urbanas, se verifican raíces plenamente legibles de la espacialidad surgida en el maridaje ibérico y semita. De este modo, el aporte de la cultura islámica centrada y difundida desde Córdoba -capital del Califato y cuna de ilustres mentes de todos los tiempos como Séneca, Lucano, Averroes, Maimónides, Góngora y tantísimos otros-, otorgó a esta ciudad el mérito de ser el mayor puente de cultura y civilización entre Oriente y Occidente durante la Edad Media, desde el al-Andalus y desde Córdoba, se transmitieron a Europa continental las ciencias, las artes y las letras en cantidad y calidad sin parangón. Es importante recordar que el mérito inicial de esta epopeya cultural corresponde al Emir Abd-al-Rahamán I quien mediado el siglo VIII escapa de Siria a la caída del poder de su familia para recalar en al-Andalus y asumir el control de Córdoba. Bajo su impulso, la ciudad se transformó en otra Damasco, de gran cultura e influencia. Se construyeron edificios a la usanza del Medio Oriente y la Mezquita Mayor, se importaron muchas especies vegetales exóticas para ese tiempo en la península ibérica y se promovió el aprendizaje y se estimularon las diversas manifestaciones culturales. Para el siglo X, Córdoba contaba con una extraordinaria población que superaba el millón de habitantes, sin contar con las decenas de poblados asentados en la fértil vega del Guadalquivir. Una idea de la magnitud urbana de Córdoba en el período islámico la da el hecho de poder contabilizar "1.600 mezquitas, 900 baños público, 213.077 hogares para la población en general, 60.300 mansiones para gentes importantes, …y 80.455 tiendas". (1) En la transformación de la cultura y la vida cordobesa, la arquitectura islámica fue un factor esencial. Utilizando piedras, ladrillo y adobe, principalmente, las casas con patio se popularizaron por su adecuación climática, por su belleza visual y por su adaptabilidad funcional reflejando la simplicidad tradicional del ambiente urbano musulmán. La típica casa cordobesa es simple en su apariencia general asomando sobre las callejas muros blancos perforados por un gran portalón y pocas ventanas. Atravesando esa barrera, un pequeño espacio coloreado con cerámicas colocadas a manera de un zócalo de hasta metro y medio de altura antecede a una cancela de hierro forjado y pintada de negro que separa el portal del patio interior de casa. Secuencia espacial propia de la arquitectura islámica en la cual, la fragmentación es el motivo recurrente y característico. Ya en el patio, rodeado de galerías en uno o dos lados, la vegetación muestra en todas las estaciones del año la suntuosidad vegetal de las plantas aromáticas, de los cítricos y granados, de las flores en los tiestos, todo arrullado por la siempre presente fuente de agua cantarina. El pavimento de piedra, la sombra del parral y el cielo en íntimo contacto con los moradores, resume el alma del patio andaluz en una realidad sensorial impresionante. "El patio es un espacio de paz y reposo, lleno de brillo y privacidad. El alma humana se alivia aquí, y los sentidos están en armonía con la tranquilidad que prevalece en este humilde espacio. El estilo de las casas genera un sentido de equilibrio y calma, raramente encontrado en el mismo grado en otros estilos como un sentido de equilibrio esencial en cualquier comunidad y todos los hogares; y una vez que es encontrado es inmediatamente sentido. Esto es uno de los secretos detrás del natural atractivo de los patios de Córdoba". (2) En América, la expansión del sumario andaluz se mantuvo con un rigor incomprensible para la cronología peninsular pues resistió centurias luego de su declinación en épocas renacentistas. La organización en torno a la centralidad de patios sucesivos relacionando el dentro y el fuera mediante directrices quebradas, las superficies tendientes al cuadrado y la sutil presencia del hombre en la escala y proporción, son puntos vitales en la analogía espacial mediterránea y virreinal. Primariamente, obtenemos la continuidad de las propuestas nuevas con la imagen intelectiva que el hispano trasladó a este suelo; comprobamos que zaguanes y patios -con pórticos, a veces- se multiplicaron en toda la extensión americana reeditando en la síntesis mestiza los acentos y la sabiduría de la arquitectura popular española. Podemos afirmar que aquellos caracteres se fijaron naturalmente en esta Santa Fe de la Vera Cruz, presentes todavía en los poquísimos patios sobrevivientes en el antiguo casco de la población, hoy llamado Barrio Sur. (3) La severidad geométrica de la traza cuadricular fue en Santa Fe soporte sobre el cual deseó transferir la particular euritmia de las moradas andaluzas. Y como en éstas, el equilibrio fenoménico de los diversos órdenes internos instaurados en torno al patio, incorporó en viviendas y conventos el cielo de constelaciones extrañas. El patio santafesino, orden formal primario de un todo, es la integración de la trama espacial del significante familiar, la transición de la complejidad urbana a la mismidad interior. Memoria vívida del santuario doméstico en al-Andaluz, generador del omphalos de la casa criolla, el patio mostró a los viajeros la subsistencia del patrón espacial hispanomusulmán y la dignidad del espíritu hispanoamericano. A mediados del siglo XIX, Lina Beck Bernard (4) escribía: "La casa que ocupamos es muy amplia y dispuesta al modo oriental como lo son las casas antiguas de este país, que conserva los usos y costumbres de Andalucía. Tiene pocas aberturas hacia el exterior y más puertas que ventanas. La entrada principal o zaguán conduce al primer patio, a cuyo alrededor se abren las puertas y ventanas de nuestras habitaciones. Un hermoso parral…da sombra muy grata sobre las baldosas rojas del patio". Luego, aportó: "las escenas en los patios de las casas vecinas forman la parte más original del cuadro. De un aljibe, que ocupa el centro de un patio, sacan agua y llenan sus tinajas algunas mozas pardas y mulatas…En el patio más próximo varios niños juegan bajo los naranjos y hacen caer las frutas doradas que cuelgan de las ramas con profusión. Algo más lejos, una criolla muy elegante…adereza sus abundantes cabellos con gracias muy española". Y reforzando la estampa hispánica, agregó: "Las mujeres…son todas muy aficionadas a las plantas y a las flores que cultivan en jardines donde entre los naranjos y laureles, limoneros y árboles exóticos lucen magníficas rosas y soberbios claveles". En la amena y didáctica descripción la referencia al pasado es naturalmente asumida. La ligazón a las formas hispánicas en continuidad sin pesadumbres posibilita que hoy descubramos los patios cordobeses con una familiaridad emocionante; pues más allá de la geometría pragmática, la ausencia de filigranas y azulejos, del menguado impacto sensitivo, el patio santafesino reescribió lo fenoménico del patio cordobés que tras las cerradas puertas en tiempos de los árabes estalló en frescuras vegetales, chispeantes aguas y multicolores alicatados. Las perspectivas interrumpidas, la sujeta obligación del movimiento para captar el espacio, la realidad sensitiva de los agentes contextuales indican el aquí y ahora de las invariantes -parafraseando a Chueca Goitia- cordobesas en el artefacto santafesino. La esencia del espacio, por encima de la apariencia bella, fue lo que se afianzó en la conciencia arquitectónica santafesina. Una lección inolvidable en las poco ingenuas -¿cínicas, quizá?- condiciones actuales. BIBLIOGRAFÍA1- CHEJNER, Anwar. "Historia de España musulmana". Cátedra, Madrid, 1980. 2- TARIK, A. K. "Los patios de Córdoba". Córdoba, Centro Arábigo-Cordobés. "Ibn Hazm", 1983. 3- Santa Fe se fundó el domingo 15 de noviembre de 1573 en un paraje habitado por aborígenes calchines y mocoretaes, sobre la margen oeste de un brazo del río Paraná, llamado río San Javier. Trasladada en 1650 desde el sitio en que la fundó el vizcaíno Juan de Garay, la ciudad recomenzó el lento crecimiento con ciclos de pobreza y ventura y una morfología de sustrato islámico se visualizó en encalados muros de tapia, zapatas con roleos sobre pies derechos en las galerías, balcones volados y en la techumbre de par y nudillo de la iglesia franciscana. 4- LINA BECK BERNARD. Escritora francesa (alsaciana); vivió en Santa Fe desde 1857 hasta 1862, acompañando a su esposo Carlos Beck quien llegó a la provincia de Santa Fe en empresa de colonización. |