LA DEFENSA DE LOS INTERESES CIUDADANOS
EN LA INTENDENCIA DE AGUSTÍN ZAPATA GOLLÁN
Santa Fe 1932-1934 (*)
Adriana María Collado

Vale aclarar en primer lugar las motivaciones que originaron este trabajo, razones que están más allá del marco de la serie de homenajes que se tributaron al Dr. Zapata Gollán en ocasión del centenario de su nacimiento. La oportunidad es propicia, obviamente, para este tipo de recordaciones, pero el interés que me despertó cuatro o cinco años atrás este tema, tuvo otras raíces. Yo tenía una escueta referencia acerca de un breve y malogrado gobierno municipal de Zapata Gollán, pero no había dado al hecho mayor importancia en el concierto de una serie de investigaciones que estaba llevando a adelante en un proyecto sobre la historia urbanística de la ciudad de Santa Fe. (1)

Trabajando en el archivo del Concejo Deliberante Municipal, comencé a encontrar una serie de documentos que llamaron mi atención, archivados entre los expedientes de 1932 y 1933: se trataba de los mensajes al H.C.D con que Zapata Gollán presentaba sus proyectos ante ese cuerpo; estos escritos jamás se limitaban a la mera elevación con una nota de forma (tal era la práctica generalizada); por el contrario, constituían verdaderos trabajos de investigación sobre la temática en cuestión, en los que se desmenuzaban sus distintos aspectos desde una óptica técnico-científica muy fundamentada, se establecían diagnósticos y se proponían soluciones, las más de las veces, polémicas. En esto el nuevo intendente se diferenciaba por completo de los procedimientos y del nivel general de sus antecesores; era obvia, por otra parte, su personal autoría de estos escritos (cosa que después pudimos verificar al revisar sus manuscritos en su colección de documentos personales), lo que lo colocaba en la posición de un estudioso de la cuestión urbana más que de un político.

Al comenzar a profundizar en la búsqueda surgieron las valoraciones ya no sólo respecto de la forma sino de los contenidos mismos de las propuestas, de su claridad conceptual y de su consistencia ética. Y son estas las razones por las que entendí importante comenzar a difundir una poco conocida faceta de la biografía de este hombre excepcional.

Agustín Zapata Gollán asumió la Intendencia de la ciudad de Santa Fe el 21 de febrero de 1932, cuando tenía 36 años, habiendo sido designado para esa función por el Gobernador demócrata-progresista Luciano Molinas. El 17 de enero se habían efectuado las elecciones municipales para cubrir los cargos de concejales pero el de intendente no era un cargo electivo sino que se definía por decisión del Gobierno Provincial. Zapata Gollán fue puesto en funciones por el Ministro de Gobierno de la Provincia Dr. José Antelo, en un acto al que no asistió el comisionado municipal saliente, Raúl Cruz, quien con anterioridad había hecho entrega de los atributos de su investidura al ministro en una reunión privada.Efectivamente, cesaba la intervención a la Municipalidad que se había iniciado con el golpe del 6 de septiembre de 1930; durante algunos meses de 1931, Zapata Gollán se había separado del cargo por sus discrepancias con el Interventor respecto del manejo de la usina municipal. Precisamente fue la meritoria tarea llevada adelante por Zapata Gollán durante este lapso una razón clave para su posterior designación como intendente, y así lo reconoció el ministro Antelo en su discurso: "…fueron notables las condiciones evidenciadas por el Dr. Zapata en el tiempo en que estuvo al frente de la Comuna, por lo que el Gobierno del Dr. Molinas no ha vacilado un instante en designarlo…". (2)

En el mismo acto de asunción, en un breve pero muy "agudo" discurso, el nuevo intendente fijó algunos lineamientos que ya comenzaban a poner en evidencia su sólida conciencia acerca de la complejidad que implicaba asumir el gobierno de una ciudad con las características de la Santa Fe de los años '30. Luego de anunciar su interés por abrir las puertas de la Casa Municipal para que en ella resonaran los requerimientos de los distintos sectores de la población y aportar así al hallazgo de soluciones consensuadas para los problemas urbanos, Zapata Gollán reflexionaba sobre la conflictiva realidad que se vivía en las ciudades de entonces, con palabras casi anticipatorias y que aún hoy, más de setenta años después, resultan plenas de actualidad:

"En todas partes del mundo, la vida moderna tiende a concentrarse en las ciudades y este fenómeno que la estadística ha comprobado también entre nosotros no se ha tenido en cuenta para adoptar las medidas necesarias que amengüen las desventajas y los peligros de la aglomeración al mismo tiempo que pueden alcanzarse, de la vida en condiciones urbanas. El desarrollo de Santa Fe ha sido caótico; la aldea colonial con sus calles arenosas y su doble hilera de tapias ha sido el modelo que siguió en su trazado la ciudad moderna al extenderse, muchas veces sin otro criterio que el del negociante que especula en el valor del terreno". (3)

Alertaba más adelante sobre la absoluta "desorientación urbanística" con que se iba desarrollando la expansión de la ciudad, y señalaba la carencia de un plan regulador que encarara integral y coordinadamente los problemas vitales de la misma, en sus distintos aspectos (estético, sociales, higiénicos, mecánicos. Se puso de manifiesto en el discurso, como ya dijimos, el dominio que Zapata tenía sobre la diversidad de los aspectos convergentes en el fenómeno urbano y se anticipaba desde ya, la que sería una de las principales preocupaciones durante la gestión, como lo fue dotar a la ciudad de un plan regulador, tema sobre el que insistió en todas las declaraciones que formuló en esos primeros días de su gobierno.

Zapata Gollán cerró su alocución con dos referencias que anticipaban, desde distintos planos, los ejes de su gestión: en el plano de las ideas, enunció una cita de Joaquín V. González "…es necesario que un pueblo tenga siempre problemas vitales que estudiar para que mantenga la energía y el vigor…", y revisando su gobierno puede afirmarse que fue verdaderamente consecuente con este postulado; en el plano de la acción política reafirmó su compromiso de trabajar en pos del dictado de las Cartas Orgánicas municipales, que habrían de transformar los modos de gobierno de las ciudades. Éste constituía uno de los proyectos de mayor peso dentro de la política diseñada por el nuevo gobierno provincial de la Alianza Democrática Socialista al poner en vigencia la Constitución Provincial de 1921.


SANTA FE DE 1932

La ciudad de Santa Fe, al asumir la intendencia el Dr. Zapata Gollán contaba con 128.163 habitantes, de acuerdo con los datos que, al 31 de diciembre de 1931 proporciona el Anuario Estadístico Municipal de ese año; la población había crecido un 24% en menos de una década, si se toman como referencia los 103.000 habitantes que arrojan el Censo municipal de 1923. Si bien el incremento medio anual (3%) se hallaba en descenso en relación a los valores registrados en la década anterior (hasta 7% en 1914), la ciudad presentaba aún crecimiento medio anual mucho más elevado que el que se verificaba para estos años en otras capitales argentinas (Buenos Aires 1.1%, Rosario 16%. (4)

Respecto de la extensión del trazado, puede decirse que para el inicio de los años '30, el área efectiva urbanizada, con trazado contínuo y dotada de mejoras y servicios públicos, recién comenzaba a superar, por el norte, el límite de las vías del FFCC Santa Fe (aproximadamente calle Córdoba); más allá de esta línea, el plano de la ciudad presentaba algunas manchas urbanizadas en los alrededores del enclave ferroviario de Santa Fe-Cambios, en las inmediaciones del Cementerio de Barranquitas, al sur de la intersección de Aristóbulo del Valle y la actual avda. Galicia, los entonces denominados Barrio Freyre y Villa Calcagno; se hallaba trazado el barrio Mayoraz y la zona de Villa María Selva, pero existían grandes áreas intersticiales aún sin fraccionar y las áreas loteadas presentaban un bajo nivel de formalización y mínimas densidades poblacionales. Se desprendía netamente por la unitariedad de su trazado y por el relativo alejamiento que presentaba respecto al centro, la Villa de Guadalupe. En el centro, la casi totalidad de las calles "entre bulevares" se encontraban adoquinadas, y a algunas de las vías principales de recorrido norte-sur había llegado el pavimento de asfalto, considerado una superación "modernizadora" respecto del interior; el barrio Candioti también tenía para entonces sus principales calles adoquinadas y las avenidas de penetración desde el norte presentaban largos tramos con pavimento de distinto tipo. El puente Colgante había venido a resolver, tres años antes, la llegada a la ciudad por el este, luego de muchas décadas de precariedad y de sucesivos pasos que sistemáticamente eran arrasados por las contínuas crecientes. (5)

El impacto que en el paisaje urbano y en el aumento de la densidad de circulación en las calles había producido el auge de este proceso de modernización, puede medirse en un dato elocuente relativo a los medios de locomoción: la ciudad, que en 1921 no alcanzaba a tener registrados 300 vehículos automotores, había multiplicado notablemente este rubro para 1931, alcanzando los 4.000 vehículos (entre automóviles y camiones) en ese año. Y aunque se conservarán 80 coches de plaza, con reminiscencias del Santa Fe finisecular, el nivel de progreso se hacía manifiesto en la "intensidad del tráfico en la ciudad", según lo expresa el citado Anuario Estadístico.

Los servicios públicos de transporte no sólo habían aumentado en extensión de recorridos y frecuencias, sino que además se habían diversificado; hacia fines de los años 20, a la red de tranvías eléctricos se habían agregado los ómnibus. Se cubría con creces el área céntrica y los trayectos se extendían hacia la periferia alcanzando todos los puntos de interés que ésta presentaba.

La ciudad, que entre las dos primeras décadas del siglo, había visto erigir una notable cantidad de edificios institucionales que se convirtieron en hitos urbanos, acababa de concretar en los tres últimos años de la década del '20 por iniciativa del Gobierno Provincial, la construcción de los nuevos Tribunales Provinciales, la Cárcel de Mujeres y la nueva Jefatura Central de Policía, así como numerosas escuelas y los edificios para todas las comisarías barriales. Estas obras contribuyeron a la consolidación de la imagen urbana, no sólo en el área céntrica sino en los sectores periféricos, con la dotación de equipamentos de educación y seguridad en los barrios más característicos. (6)


LOS INICIOS DE LA GESTIÓN

Volvamos entonces a nuestro tema central: al día siguiente de la asunción del intendente, fueron puestos en funciones los nuevos secretarios del Departamento Ejecutivo: el Dr. Conrado Diez Rodríguez en Hacienda y Administración; Dalmiro Videla en Obras Públicas, y Domingo Gollán como Inspector General de la Municipalidad. Inmediatamente estos funcionarios se abocaron al estudio del presupuesto aprobado por la administración anterior y el intendente firmó un decreto ordenando el cierre del ejercicio y la apertura de nuevos libros a partir de esa fecha, como así también un exhaustivo inventario de los bienes comunales. (7)

Otra de las medidas inmediatas, muy elogiada por la prensa pero que comenzó a generarle enemistades desde otros sectores, fue la de no reconocer, atendiendo a la necesidad de economizar recursos, los últimos nombramientos de personal efectuados por la Intervención (nombramientos que significaban un importante aumento del presupuesto municipal), confirmando sólo en sus cargos a los empleados que, según sus propias palabras, eran "…antiguos, competentes y honestos". (8)

Por el contrario, a poco de asumir, Zapata Gollán pagó una deuda de gratitud con el ingeniero Hipólito Marelli al restituirlo como Director de la Oficina de Obras Públicas de la Municipalidad; el ingeniero Marelli había desempeñado ese cargo durante la década del '20 demostrando gran solvencia profesional, y había renunciado en 1931 por coincidir con la postura asumida por Zapata Gollán respecto de la controvertida cuestión de la usina municipal. Por razones que ignoramos el Ing. Marelli no llegó a reinstalarse en el cargo, pero la designación había sido concretada.

El consejo Deliberante que iba a acompañar a Zapata durante su gestión estaba constituido por el bloque de la Alianza Demócrata Socialista integrado por el Dr. Rafael Villanueva, el Dr. Emiro Seghizzi, Roberto Caminos y Alejandro Echarte Iriondo (los cuatro demócrata progresistas) y Néstor Blanco Boeri por el Partido Socialista; el bloque de las minorías Leguizamón (Unión Radical), Gregorio Merino y Antonio Cañete (Unión Comunal), el Dr. Publio Benuzzi (Defensa Vecinal), y Francisco Bobbio (Justismo. (9)

En la primera etapa de su gobierno zapata se sintió apoyado por el H.C.D. y a la prensa le manifestaba su "alegría" por la solidaridad que recibía de parte del bloque de la Alianza, y por el entusiasta trabajo de los concejales de la minoría. Evidentemente, luego del obligado "receso" del H.C.D. flotaban en el ambiente muchas inquietudes, lo que lo lleva a decir: "No temo a la frondosidad de los proyectos; en la pomposidad del ramaje la fruta y la fruta y la flor se destacan siempre. Muchos proyectos es sinónimo de muchas ganas de trabajar. La selección vendrá después por propia gravitación". (10) Podemos agregar que los enfrentamientos y las deslealtades también vendrían más tarde.

Por otra parte, la victoria de la Alianza en la ciudad de Santa Fe, no aseguraba a Zapata Gollán una mayoría en el Consejo, puesto que, habiendo obtenido un 45% de los votos (entre el P.D.P. y P.S.), los concejales de la oposición eran mayoría (6 contra 5) y aún dentro del mismo bloque de la Alianza había fraccionamientos entre el concejal socialista y los demoprogresistas, quienes tampoco constituían una unidad monolítica (antelistas y molinistas), por lo que, pasadas las primeras épocas de armonía, todas estas fracciones comenzaron a pesar, obstaculizando los proyectos del D.E.M.; vale suponer que la contundencia y hasta virulencia de algunos de los proyectos de Zapata Gollán, con el grado de compromiso que implicaban, hicieron el resto.


LA ATENCIÓN DE LA CUESTIÓN URBANÍSTICA

Quisiera referirme ahora a las cuestiones a las que, desde el punto de vista urbanístico, el Intendente se abocó con mayor empeño durante su relativamente breve gestión, y a través de las cuales queda demostrada, por una parte, su absoluta coherencia y consecuencia con los que habían sido postulados de la Alianza durante las campañas electorales (tanto la provincial para las elecciones de noviembre del '31 como la de concejales de enero del '32); por otra, su franca opción por el mejoramiento de la calidad de vida y condiciones del hábitat de los niveles medios y de los ciudadanos más carenciados, lo que iba a generarle enfrentamientos insalvables con aquellos sectores de la sociedad que, detentando sus respectivas cuotas de poder en la actualidad, vieron, en los actos del intendente, peligrar sus intereses y prerrogativas.

Entre los principales temas abordados, puede destacarse la preocupación por solucionar el conflicto que significaban para la ciudad los trazados e instalaciones del Ferrocarril Santa Fe de la Compañía Francesa. Como se sabe, este ferrocarril, al ser emplazado en la década de 1880 ocupaba una localización periférica al área urbana, pero a poco que la ciudad comenzó su proceso de expansión, los extensos terrenos que ocupaba la estación central con sus playas de maniobras y galpones quedaron lindando con el mismo corazón de la ciudad, y el acceso de los trenes a esta zona generaba enormes complicaciones al tránsito urbano. La Alianza Demócrata Socialista había tenido esta cuestión como bandera en su plataforma electoral y Zapata Gollán la tomó en sus manos, afrontando una verdadera batalla con las autoridades de la Compañía, batalla para la que contó con el franco apoyo de la prensa local, en especial del diario El Orden.

A menos de un mes de asumir el cargo ya había concretado una primera reunión con el Ministro de Hacienda de la Provincia y el Director de la Compañía Francesa para tratar el asunto, pidiendo el levantamiento de las instalaciones, tendidos de vías y pasos a nivel como una necesidad imperiosa para la ciudad, proponiendo el traslado de la estación al predio de Santa Fe-Cambios, zona que en ese momento aparecía como mucho menos comprometida. (11) A partir de entonces frecuentemente las noticias periodísticas dan cuenta de las gestiones del Intendente, sus viajes a la Capital Federal para interesar al Director General de Ferrocarriles sobre el tema, su insistencia ante la Compañía, sus reclamos ante lo que la prensa definía como "…un tema de palpitante actualidad en nuestro medio /…/ que obstruye el progreso de la capital…" (17. Ninguno de estos planteos recibió respuesta, pese a la fuerte conciencia ciudadana que el debate periodístico había generado; la ciudad habría de esperar tres décadas aún para que se tomaran medidas sobre la cuestión.

Se ocupó también tenazmente de un tema que llevaba, a su juicio, a la solución de una serie de problemas vitales para la ciudad: el relleno de los bajos del Salado. Esto implicaba además la rectificación del sistema de desagües de la ciudad y la planificación del crecimiento futuro de las nuevas tierras que se ganarían para la ciudad. En junio del '33 se efectivizó la Ordenanza respectiva, pero luego los estudios quedaron suspendidos. Del mismo modo, encarando su gobierno para la ciudad en su conjunto, trabajó por las mejoras de las condiciones de habitabilidad y dotación de servicios a los barrios marginales; de esto dan cuenta permanentemente los distintos diarios que publican los avances en la materia.

Respecto de la higiene pública, atendió, entre tantos aspectos, al riguroso control de las casas de inquilinato (13), clausurando muchas por inhabitables y emplazando a la mayoría de los conventillos existentes a efectuar mejoras; estas prácticas se llevaban adelante mediante resoluciones del D.E. afrontando Zapata Gollán personalmente la responsabilidad de la decisión; esto le valió también algunas enemistades de familias relevantes de la ciudad, que tenían gran prestigio y vinculaciones importantes. Presentó también un proyecto de ordenanza que disponía la creación del Registro Sanitario de los edificios de la ciudad, exigiendo que cada inmueble presentara allí un expediente con toda la documentación sobre ese particular. Paralelamente el municipio debía llevar un registro de casas desocupadas y locales. Estos proyectos vieron la luz en forma de ordenanzas pero no alcanzaron a llevarse a la práctica; obviamente todas estas medidas despertaron malestar en los propietarios rentistas, en la medida en que el sentido de "bien de uso" que Zapata asignaba a la vivienda como sustento conceptual de estas reglamentaciones, no estaba asumida (aún hoy no lo está), en la mentalidad de la época y la idea de la propiedad privada y como absoluta e irrestricta era prevaleciente.

Abrazó con convicción la idea de que la "municipalización" de los servicios públicos era un medio para tornarlos eficientes. Esto lo expresa claramente en una temprana entrevista con el diario La Vanguardia en marzo del '32, en la que dice textualmente: "En principio soy partidario de la municipalización de los servicios públicos, pero únicamente como un período de tránsito hacia formas más avanzadas de socialización".(14)Depositaba una gran confianza en las posibilidades que presentaba la escala comunal como el primer nivel de organización de la sociedad. Es posible que esta idea proviniera de su conocimiento de la tesis doctoral de Lisandro de la Torre, precisamente sobre el régimen municipal; para de la Torre, el origen y fundamentación del Estado se halla en las pequeñas comunas y el sistema político se conformaba a partir de las instituciones más elementales para aproximarse por escalas sucesivas al orden general (15). Vista así, la consolidación de roles protagónicos en la vida de la ciudad, permitía afianzar el orden social global; en esto jugaban un papel importante los servicios, en tanto factores de fuerte incidencia en la vida cotidiana.

Esa actitud de defensa de los intereses de la ciudad que caracterizó a su gobierno se puso de manifiesto al iniciar las gestiones para reclamar ante Obras Sanitarias el cumplimiento de lo establecido en la ley 19.998/19 de acuerdo a la cual las redes e instalaciones sanitarias construidas por el Estado Nacional debían pasar a la órbita de la administración municipal cuando se hubiese amortizado totalmente el capital invertido en las obras. El municipio no se había informado nunca sobre el estado de su "cuenta" en Obras Sanitarias y Zapata Gollán, en noviembre del '32 comenzó con estos reclamos entendiendo que estaban próximas a cumplirse las condiciones fijadas por la ley; el Gobierno Provincial, por su parte, trató de frenar este reclamo.


LOS PROBLEMAS SOCIALES

Cumpliendo lo dicho en su mensaje inicial, realmente abrió las puertas de su despacho a todos los sectores. Tuvo una buena relación con las sociedades vecinales de los distintos barrios, y esto es fácil de advertir no sólo por los requerimientos que recibía y atendía sino también porque, pasado ya el período de su intendencia, seguimos encontrando documentación (1935/1936) en la que asesora y lleva la voz de las agrupaciones barriales en cuestiones de tanta importancia para la ciudad como el transporte colectivo, por ejemplo. El mismo Zapata Gollán lo va a manifestar con estas palabras: "No fui como tantos otros un funcionario decorativo. No se me vio pasear por la calle principal de Santa Fe mi vanidad de persona importante. No frecuenté los círculos sociales sino en los casos en que debía hacerlo en función de mi investidura. En cambio se me vio por todos los barrios donde jamás pisaron ni los concejales en víspera de las elecciones /…/ se me vio frecuentar los sitios en donde se reunían los vecinos agrupados por un afán muchas veces instintivo de mejoramiento económico y social …". (16) Y otra cuestión que caracterizó su gestión fue la de propiciar el tratamiento en mítines públicos de los problemas de la ciudad; estas reuniones eran organizadas por alguna agrupación que aparecía convocando, pero muchas veces contaba con la presencia del Intendente como orador.

Coherente con esta posición, en el plano de las políticas sociales, abordó dos cuestiones en las que una situación de monopolio establecía condiciones injustas para los productores de las zonas suburbanas: las usinas pasteurizadoras de leche y la Sociedad Anónima Mercado de Abasto. En ambas cuestiones tomó partido por los productores, enfrentó a grupos económicos y políticamente poderosos y aportó soluciones alternativas desde la órbita municipal.


LAS GESTIONES POR EL PLAN REGULADOR

Otro asunto que Zapata Gollán asumió con mucha convicción fue el de dotar a la ciudad de un plan regulador (17). Existía sobre el tema un antecedente poco feliz, relativo a un plan auspiciado por un concejal y que había sido aprobado por el Concejo Deliberante a fines de 1927 sin estudiar por anticipado sus factibilidad y quedando la iniciativa en completo olvido a poco de su aprobación; con anterioridad a esa fecha ninguna autoridad municipal había considerado la necesidad del trazado de un plan integral para la ciudad y todo se había reducido a iniciativas puntuales. (18) Demostrando gran solvencia y claridad en el tema Zapata Gollán inició gestiones con los más destacados especialistas nacionales en la materia, los que representaban a la vez distintas líneas dentro de la disciplina urbanística: el ingeniero Benito Carrasco por una parte y el equipo integrado por los ingenieros urbanistas Angel Guido y Carlos Della Paolera, por la otra. Gracias al minucioso archivo de los antecedentes de su gestión que realizó el propio Dr. Zapata pudimos ahora tener acceso a valiosos documentos que testimonian tanto estas acciones como a su propio dominio del tema.

Por una parte, las personalidades a las que recurre son muestra de esto. Benito Carrasco, un ingeniero agrónomo que puede considerarse como uno de los primeros teóricos del urbanismo en Argentina, había sido director de Parques y Paseos de la Municipalidad de Buenos Aires luego de varios años de secundar en esa función al renombrado paisajista Carlos Thays alejado de la Municipalidad en 1918 desarrollo una basta tarea desde su estudio particular diseñando planes para muchas ciudades entre los que puede destacarse el de Córdoba en 1927. Fundó la Asociación de Amigos de la Ciudad a través de la que editó numerosas publicaciones y difundió la temática extensamente; su trayectoria lo muestra como impulsor de un urbanismo paisajista para el que son fundamentales los espacios verdes como estructuradores de la ciudad y como garantía de adecuadas calidades de vida. Carrasco había trabajado para el bloque Demócrata Progresista del H.C.D. de Buenos Aires en 1923 confrontando con el Plan Forestier. (19)

Por su parte el equipo de Guido -Della Paolera trabajaba (junto al ing. Farengo) en ese momento en el Plan Regulador de Rosario, contratados por la Municipalidad, y constituían un grupo de profesionales de renombre en la materia a nivel nacional. El ingeniero-arquitecto Angel Guido tenía ya una larga trayectoria en obras de arquitectura en la ciudad de Rosario; el ingeniero urbanista Carlos Della Paolera, graduado como ingeniero civil en la Universidad de Buenos Aires había realizado estudios de posgrado en el Instituto Superior de Urbanismo de París donde desarrolló su tesis sobre la ciudad de Buenos Aires bajo la dirección del renombrado teórico francés Marcel Poëte culminando su formación en 1927. Enrolado en los lineamientos del denominado "urbanismo científico", Della Paolera creía en la planificación global y le asignaba preponderancia dentro del proyecto urbano al diagnóstico sobre la ciudad con todos los estudios previos que ello implica, con los que se configuraba un importante cuerpo de antecedentes, casi tan voluminoso como el plan mismo (esto puede verificarse al revisar la publicación del Plan Rosario). (20) Durante toda la década del '30 Della Paolera habría de trabajar arduamente en planes para numerosas ciudades, fue el autor del proyecto del ensanche de la Avenida 9 de Julio en Buenos Aires, fundador hacia 1940 del Instituto Argentino de Urbanismo y quien instituyó la fecha del 8 de noviembre como Día del Urbanismo. (21)

Un intelectual con las cualidades y la solvencia de Zapata Gollán no tuvo barreras para dialogar con estos especialistas; la diversidad de saberes que había integrado en su formación le posibilitaron un diálogo fluido con estos profesionales y de ello da cuenta la numerosa correspondencia que mantuvo con los mismos durante el período que duraron las tratativas para concretar la contratación del plan.

Leyendo sus escritos de presentación y fundamentación de la necesidad del plan ante el H.C.D. resulta notable descubrir la profusa bibliografía que Zapata manejaba sobre la cuestión, citando autores que, muchas veces, recién empezaban a ser conocidos por los propios especialistas. Tal es el caso de sus referencias a los textos de Le Corbusier; porrque si bien Le Corbusier había visitado el país en 1929, su mensaje se había mantenido entonces en el selecto círculo de intelectuales porteños por quienes había venido invitado y recién pasada más de una década habría de tener difusión generalizada en las revistas de arquitectura; y encontramos en sus borradores, en forma de citas entrecomilladas, párrafos tales como "la calle moderna es un organismo nuevo, especie de usina…" o referencias a la necesidad de equilibrar las condiciones higiénicas o de controlar el incipiente fenómeno de metropolización provocado por la expansión de la red de tranvías.

Las tratativas para concretar el plan se llevaron adelante desde mediados de 1932 pero avanzaron lentamente pese a que se contaba con una extensa documentación consistente en memorias, antecedentes y los mismos proyectos de ordenanzas para controlar la ejecución, que habían sido remitidos por los profesionales interesados; aparentemente, el H.C.D. no tenía la misma claridad del Intendente sobre el particular y el tratamiento del tema fue demorándose, terminando por diluirse en el cúmulo de problemas acuciantes que, ya para 1933, entorpecieron la posibilidad de pensar en la acción municipal a largo plazo; otros asuntos más urgentes acapararon toda la atención.


LA CUESTIÓN DE LA USINA MUNICIPAL

Deliberadamente he dejado para el final el tratamiento del tema más espinoso y que más incidencia habría de tener, a mi juicio, para el abrupto final del gobierno de Zapata Gollán. Me refiero a la cuestión de la Usina Municipal de Electricidad y a su conflicto con la Compañía Central Argentina de Electricidad Ltda.

La Municipalidad de Santa Fe era propietaria, desde la última década del siglo pasado, de la Usina Eléctrica (25 de Mayo y Rosario) cuya administración ejercía, con altibajos, desde su entrada en funcionamiento en 1081; por un par de décadas será esta la única fuente de provisión de energía eléctrica para la ciudad, con la excepción de las usinas de estación del ferrocarril francés y la que se habilitó con el nuevo puerto de ultramar, pero ambas abastecían sólo a sus propias instalaciones y una mínima área de influencia; la usina municipal presentaba problemas de capacidad originados en los escasos recursos que se derivaban para su mantenimiento y expansión. A partir de 1910 se iniciaron las gestiones del llamado a licitación para la instalación de una usina particular en el norte de la ciudad que abasteciera las necesidades de la red de tranvías eléctricos que se proyectaba y la energía domiciliaria para los vecinos de los barrios del norte.

Por ordenanza nº1.070, sancionada en setiembre de 1910, se aceptó la propuesta de la firma inglesa L. P: Winby & Cía. para hacerce cargo tanto de la usina nueva como de la red de tranvías eléctricos. Dicho establecimiento debía proveer de energía a los consumidores particulares localizados al norte de la calle Vera y a la red tranviaria de toda la ciudad en tanto que la usina municipal continuaba proveyendo la energía para el alumbrado público de toda la ciudad y los particulares al sur de la calle Vera; la municipalidad se reservaba el derecho de adquirir corriente a la usina Winby, en caso de requerirla para el alumbrado público del norte, a precios preferenciales; la ordenanza también fijaba los valores máximos para las tarifas particulares. (22)

En 1921 la empresa Winby transfirió sus derechos a la concesión acordada por la ordenanza nº1.070 a la sociedad J. G. White y Cía. Ltda., la que más tarde pasó a ser la Compañía Argentina de Tramways y Fuerza Ltda. y luego Cía. Central Argentina de Electricidad (en todos los casos de capitales ingleses). La nueva usina construída por esta empresa, que inauguró sus servicios en 1914, se instaló en el sur del barrio Candioti, en la manzana comprendida entre las calles Avellaneda, Calchines, Seguí y Güemes, dando origen a un enclave de producción energética que aún subsiste; los equipos para esta nueva usina fueron traídos directamente de Inglaterra (23). A partir de entonces comenzará un período de competencia y presiones por parte de la compañía inglesa para conseguir el monopolio de la producción de energía en la ciudad, tratando de adquirir o, al menos, de lograr la concesión de la Usina Municipal.

Zapata Gollán comenzará a estudiar este punto al asumir como secretario de Obras Públicas del municipio durante la Intendencia de Abel Furno en 1930. En 1931, el golpe de setiembre coloca como interventor municipal a Arancibia Rodríguez y Zapata Gollán es designado comisionado, quedando al frente de la Comuna. La intervención dictó una resolución autorizando a la Intendencia (al comisionado propiamente) a suscribir un contrato de arrendamiento de la Usina Municipal con la inglesa. Zapata Gollán se negó entonces a firmar este contrato argumentando con todos los antecedentes del caso, los numerosos inconvenientes que esto acarrearía a la Comuna y a los consumidores; el persistir en esta negativa le valió la exoneración del cargo. En su lugar fue nombrado un allegado al interventor, un tal Raúl Cruz, de Buenos Aires, que procedió a firmar el arrendamiento.

Como vimos, pocos meses después, Zapata Gollán es restituido como intendente por el gobernador Molinas. En marzo de 1932 remitió al H.C.D. un minucioso informe (24) que, historiando la cuestión de la usina desde su origen, analizaba acabadamente el problema y solicitaba a los concejales la anulación del contrato de arrendamiento.

Los frondosos antecedentes que despliega en su informe serían motivo de un trabajo específico sobre el tema y exceden los alcances del presente estudio; entiendo que lo esencial puede resumirse en la fundamentación conceptual de la postura de Zapata Gollán en este asunto, que se expresa en el ítem: "Los servicios públicos y el Estado" del referido informe, postura que puede ser leída y analizada desde la perspectiva que nos da hoy la vigencia del tema, pero que debe ser necesariamente valorada en su coyuntura. Dice Zapata: "Un servicio público/…/ no puede entregarse en usufructo a una compañía capitalista que sólo procurará aumentar el dividendo de sus accionistas/…/ debe organizarse en tal forma que ocasione el menor gasto a los que se sirven de él/…/ esto sólo puede ser obra del Estado". (25)


Finalmente en mayo de 1932 obtiene la anulación del contrato, pero la empresa inglesa ya había comenzado la ofensiva: la usina municipal, a menos de un año de estar en manos de la empresa arrendataria, que había actuado sin contralor de ningún tipo por parte de las autoridades de la intervención, se hallaba en completo abandono y comenzó a gestarse en la ciudad, incentivada en especial por el diario El Imparcial una actitud de temor por las consecuencias que esta resolución pudiera tener. Simultáneamente Zapata Gollán comienza a desplegar su proyecto de Usina Mixta, con capitales aportados por el vecindario y la municipalidad. Se llamó a licitación y, cuando el H.C.D. tuvo en su poder los antecedentes y los informes técnicos, y cuando las vecinales llevaban realizada una intensa campaña en el vecindario para concientizar sobre la importancia del emprendimiento, se desató en el Concejo Deliberante (26) un absurdo entramado de acusaciones al intendente, acusando un escándalo que le llevó, en principio, a renunciar a su cargo el 31 de diciembre de 1933 por presiones de su propio partido y más tarde a permanecer varios meses detenido y procesado por la Justicia; estos cargos que se le hicieron, vinculados a unos supuestos nombramientos incorrectos de personal en la Caja Municipal de Sanidad y Beneficencia y malversación de fondos en la misma, hoy resultan a toda vista un artilugio para encubrir las verdaderas motivaciones por las que se quería silenciar y frenar la acción de Zapata Gollán.

Toda esta cuestión es motivo de un estudio particular y la cantidad de elementos que entran en juego son incontables, incorporándose al problema también la cuestión del monopolio del transporte público que la misma empresa detentaba (los tranvías eléctricos) y a la que también Zapata Gollán va a atacar al auspiciar el establecimiento de líneas de colectivos independientes como una forma para contrarrestar los efectos que tenía en la ciudad la poderosa empresa tranviaria; se sumó incluso el hecho de que por primera vez desde 1914 comenzaron a aplicársele multas a la empresa cuando se verificaron funcionamientos antirreglamentarios.

A este conflicto, habían de sumarse las propias rencillas internas en el P.D.P., la adhesión de Zapata Gollán al grupo rosarino liderado por Antelo y su consecuente enfrentamiento que había de profundizarse cuando comenzó a difundirse su posible candidatura a vice-gobernador con la fórmula Antelo-Zapata Gollán. Esto le significó el distanciamiento de los concejales de su propio partido, llevándolo a afrontar la crisis casi en soledad, siendo su mismo Secretario de Hacienda Conrado Diez Rodríguez quien lo sucedió en el cargo.

Para cerrar, podemos afirmar que, como político, Zapata Gollán se destacó por su lucidez, por el valor intelectual de sus argumentos, por el criterio analítico con que procedía y con el carácter verdaderamente pionero de sus propuestas. A esto le sumó un sentido ético estricto, que lo llevó a anteponer siempre las cuestiones de interés público a las componendas intestinas del poder, aún arriesgando su propia carrera política en defensa de sus sólidas convicciones.

Su brillante carrera intelectual posterior, tan prolífica como enriquecedora para la cultura e identidad de nuestra Santa Fe, nos lleva ahora casi a agradecer que estos lamentables episodios provocaran su abandono de la política y su entrega total y definitiva al estudio, al trabajo intelectual, a la creación artística, al saber histórico. Pero al revisar este rico fragmento del pasado santafesino no podemos menos que preguntarnos cuántos beneficios hubiese podido recoger esta ciudad de Santa Fe de un gobernante con tan sobresalientes condiciones.



NOTAS

(*)La autora agradece la generosa colaboración del Dr. Francisco Magín Ferrer, quién aportó referencias y testimonios orales muy valiosos para la confección de este trabajo.

REFERENCIAS

1- Este trabajo fue desarrollado en el marco del Proyecto Mundo Urbano Santafesino. Continuidades y rupturas en la primera mitad del siglo XX, dirigido por la autora en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U.N.L. y dentro del Programa C.A.I.+D. 93/94 subsidiado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la U.N.L.

2- AGPSF. Colección Zapata Gollán, carpeta de recortes periodísticos. Corresponde a "En horas de la tarde fue puesto en posesión de su cargo el Dr. Agustín Gollán", en La Provincia, Santa Fe, 21/2/32.

3- Ídem.

4- Municipalidad de Santa Fe. Anuario Estadístico Municipal, vol. XXIII, año 1931, Santa Fe, Castellví, 1933.

5- COLLADO, Adriana y BERTUZZI, Ma. Laura. Santa Fe 1880-1940. Cartografía Histórica y expansión del trazado, Documento de Trabajo Nº Santa Fe, U.N.L., 1995.

6- Puede verse sobre este tema: AAVV. Inventario. 200 Obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe, Santa Fe, U.N.L., 1993, donde se reseñan las condiciones de producción de los más relevantes edificios construidos en este período.

7- "Los Secretarios del D. Ejecutivo fueron designados hoy", en El Litoral, Santa Fe, 22/2/32.

8- "Breves palabras con el Dr. Zapata Gollán", en Santa Fe, 24/3/32.

9- En El Orden, Santa Fe, 20/1/32.

10- "Hablar con el Intendente Municipal es un regalo para el espíritu", en Santa Fe, 19/3/32.

11- "La necesidad de dar causes al progreso", en El Orden, Santa Fe, 10/3/32.

12- En El Debate, Santa Fe, 21/7/32.

13- Aquí cabe mencionar una virulenta campaña desatada por la prensa (en especial por el diario El Orden) sobre esta cuestión, iniciada poco tiempo antes de asumir la Intendencia Zapata; se destacan titulares tales como: "Un verdadero suplicio es, a veces, la vida en los inquilinatos de Santa Fe", etc.

14- "La provisión de energía eléctrica en Santa Fe", en La Vanguardia, Santa Fe, 20/3/32.

15- MACOR, Darío. La reforma política en la encrucijada, Santa Fe, U.N.L., 1993.

16- AGPSF. Colección Zapata Gollán. Sin catalogar. (Del alegato de su defensa en el juicio).

17- DEEC. Archivo Zapata Gollán. Carpeta de Antecedentes: Plan Regular S. Fe. Agradecemos al arq. Luis María Calvo habernos facilitado la disponibilidad de este material.

18- COLLADO, Adriana. Santa Fe. Proyectos urbanísticos para la ciudad - 1887/1927, Santa Fe, U.N.L., 1994.

19- Ver Diccionario Histórico de Arquitectura, Hábitat y Urbanismo en la Argentina, Buenos Aires, FADU-UBA-CONICET (en prensa), voz: CARRASCO, Benito.

20- GUIDO A., FARENGO, J. Y DELLA, C. Plan Regulador de Rosario, Rosario, ed. Oficial, 1935.

21- Ver Diccionario Histórico…, Op. Cit. Voz: DELLA PAOLERA, C.

22- Municipalidad de Santa Fe. Digesto de ordenanzas, decretos y reglamentos - 1911, Santa Fe, Languasco, 1911, pp. 213 a 225.

23- ACDM-AE. Tomo 1912/13, f.419.

24- AGPSF. Colección Zapata Gollán. Informe al H.C.D. de fecha 4 de marzo de 1932, 40 folios.

25- AGPSF. Colección Zapata Gollán, informe cit., pp. 6/7.

26- ACDM-AE. Tomo 1933/2, fs. 1310 y ss.



FUENTES:

AGPSF. Archivo General de la Provincia de Santa Fe (En especial: Colección Zapata Gollán)

ACDM. Archivo del Concejo Deliberante Municipal (En especial: archivo de Expedientes)

DEEC. Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales. Archivo Zapata Gollán. Carpeta de Antecedentes: Plan Regulador Santa Fe.



BIBLIOGRAFÍA:

AAVV. Inventario. 200 Obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe, Santa Fe, U.N.L., 1993.

COLLADO, Adriana. Santa Fe. Proyectos urbanísticos para la ciudad - 1887/1927, Serie Documentos de Trabajo Nº2, Santa Fe, U.N.L., 1994.

COLLADO, Adriana y BERTUZZI, Ma. Laura. Santa Fe 1880-1940. Cartografía Histórica y expansión del trazado, Documento de Trabajo Nº4, Santa Fe, U.N.L., 1995 (en prensa).

GUIDO A., FARENGO, J. Y DELLA, C. Plan Regulador de Rosario, Rosario, ed. Oficial, 1935.

LIERNUR, Jorge F. (dir.) Diccionario Histórico de Arquitectura, Hábitat y Urbanismo en la Argentina, Buenos Aires, FADU-UBA-CONICET, (en prensa).

MACOR, Darío. La reforma política en la encrucijada. La experiencia demoprogresista en el Estado provincial santafesino, Santa Fe, Estudios CEDEHIS, U.N.L., 1991.

Municipalidad de Santa Fe. Anuario Estadístico Municipal, vol. XXIII, año 1931, Santa Fe, Castellví, 1933.

---- Anuario Estadístico Municipal, vol. XXV, año 1933, Santa Fe, Castellví, 1934.

---- Digesto de ordenanzas, decretos y reglamentos - 1911, Santa Fe, Languasco, 1911.

Digesto de ordenanzas, decretos y reglamentos - 1911, Santa Fe, Languasco, 1911.

VIGO, Juan M."Luciano Molinas. El gobernador que cumplió", en Todo es Historia nº54, pp. 8 a 27.




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