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LA CAPITAL. Rosario, septiembre de 1980
El socorro de Santa Fe a la expedición de Alonso Sotomayor Fue, sin duda, para Alonso de Sotomayor, providencial la fundación de Buenos Aires por Juan de Garay. Al abandonar la derrota que seguía la expedición de la Armada de S. M. al mando del General Diego Flores de Valdés, en el mes de enero de 1583, ancló en San Gabriel con sus barcos hasta informarse si en la otra banda se había fundado Buenos Aires. Venían con él tres naos con mucha gente para las provincias de Chile y, al cruzar el río, ya frente a la nueva ciudad, la "corza" a cuyo bordo viajaba se perdió próxima al lugar donde, en medio del desasosiego de las aguas y de los vientos contrarios, había dado fondo la embarcación en que Antonio Torres Pineda traía pobladores y frailes para la población del Río de la Plata. En Buenos Aires, según Torres Pineda, "no halló sino veinte soldados afligidos y fatigados y casi para despoblaría por la continua guerra que los muchos indios les daban sin poder ya defender por ser muy belicoso y tener poca defensa los españoles". Pero en medio de esa desolación y esa miseria, el Gobernador de Chile halló el amparo y el auxilio que necesitaba, especialmente en Garay, aunque Antonio Torres Pineda no deja, por su parte, de hacer constar la ayuda que prestara con sus náufragos. Pero, sin duda ninguna, fue el asesoramiento de Garay en el camino a seguir y los medios de que se dispone para proveerles de lo más necesario, que era el sustento, lo que constituyó el principal apoyo de Alonso de Sotomayor en su larga travesía. Garay era el único baqueano en estas latitudes, señaló el camino a seguir. Así fue como el Gobernador de Chile ordenó a su hermano, Luis de Sotomayor, que llevara la gente hasta la "torre de Gaboto" y allí hiciera alto hasta el mes de abril para pasar luego a Río Cuarto desde donde se descubriera el camino a Chile por la ciudad de Mendoza. Mientras, la expedición acamparía en el Carcarañá y desde Santa Fe se proveerían de vituallas, caballos y mahiz, donde quedaría el Sargento Mayor y Capitán Francisco del Campo, "que es un hombre muy bastante y de gran servicio para proveher a la gen' te y en Córdoba el capitán Alonso García Ramón para lo mesmo". Entre tanto el Capitán Francisco de Cuevas permanecería en, Buenos Aires con cien hombres en1"guarda de la ropa y artillería y munición y arcabuces y mosquetes, que se trahen y cinco piezas de artillería pequeña". Después de haber tomado todas estas providencias Juan de Garay abandona Buenos Aires y navega el Paraná aguas arriba en su trágico y último viaje y subiendo desde dicho puerto, por este Río Grande de la Plata a la dicha ciudad de Santa Fe, para acabar de conducir y despachar la gente de guerra que S. M. despachó para el reino de Chile, con el Gobernador don Alonso de Sotomayor, le mataron los indios. Estos soldados -entre los que se hallaba un flamenco- que en Santa Fe curaban las heridas causadas por los indios, pertenecían a la tropa de Alonso de Sotomayor y los llevaría Garay en su barco, quizás por no estar en condiciones de hacer el viaje a pie con el resto de la expedición. Fueron así atacados por la noche mientras Garay dormía a orillas de una laguna y heridos por los mismos indios que dieron muerte al fundador de Santa Fe y Buenos Aires. *** Pero la expedición del Gobernador de Chile no sólo tuvo el socorro de Garay en cuyo afán perdió la vida. Le socorrió Santa Fe y muy especial uno de sus vecinos más conspicuos: Alonso Fernández Montiel. Natural de Baena, en Extremadura, donde era tenido por hijodalgo, se embarcó en la expedición del Adelantado Juan Ortiz de Zárate en Sanlúcar de Barrameda. Vino al Río de la Plata en la nao capitana y como era deudo del Licenciado Gamboa Oidor del Consejo Real de S. M., el adelantado le tuvo de su mano. Sobre su hidalguía, declaran también Gabriel de Hermosilla, que dice cono-ce a sus deudos y son tenidos en posesiónde hidalgos, y don Gonzalo Martel de Guzmán que afirma que Fernández Montiel se embarcó como hijodalgo. Además de su hidalguía, en Santa Fe, donde se había avecindado, se le tenía por hombre generoso y caritativo y afamado por concertar vecinos mal avenidos para que la ciudad se mantuviera unida y evitar la emigración de sus pobladores. Curaba a los pobres. Hernán Ruiz de Salas agrega que acogía en su casa "a los que no hallauan tan buen rrecoximiento como los que tenían alguna cosa de pelo" y entre estos, desde luego, estaban los bisoños soldados del Gobernador de Chile. Gonzalo Martel de Guzmán vio como Alonso Fernández Montiel curaba generosamente a los que habían herido los indios. Gabriel de Hermosilla, "vido en casa del dho al fer montiel algunos de los soldados que fueron en chiles por guespedes suyos"; como también lo vio Diego Ramírez, quien vio como curaba Fernández Montiel a los soldados de Chile; y entre estos maltrechos y malheridos soldados, recuerdan a un flamenco, de nación, criado de Alonso de Sotomayor, Gobernador de Chile: "un Valbuinos de nación flamenco que estaua mal herido", dice Ruiz de Salas. Diego Sánchez vio como Alonso Fernández Montiel llevó a su casa Valdouinos de nación flamenco; como también lo vio Diego Ramírez y Gabriel de Hermosilla, que vio como los otros testigos, que los heridos de la expedición de Sotomayor quedaron en Santa Fe hasta curar sus heridas. Pero la ayuda prestada por Santa Fe a la maletrecha expedición del Gobernador de Chile no se limitó a la curación y alojamiento de sus hombres: pues mientras éstos permanecían en la ciudad, curando sus heridas, se enviaba alimentos a los que habían quedado en la torre de Gaboto, como declara Juan Sánchez, que vio a un criado de Alonso Fernández Montiel, llamado Luis Gallardo, que iba a Carcarañá con comida para los pobres. A fines de septiembre de 1979 se efectuó en Cayastá el homenaje de los médicos colegiados de todo el país a la memoria del Capitán Alonso Fernández Montiel, descubriéndose una placa en esa ocasión en las ruinas de la vivienda que convirtiera en asilo y refugio de enfermos. |