CÓMO DON JUAN HIZO CANTAR AL CARANCHO
V


Una vez, don Simón, que nunca podía agarrarlo a don Juan, por que con sus mañas se le escabullía siempre, pensó en que tal vez la policía le ayudara. Y así fué como salió a perseguirlo con dos perros. Anduvieron y anduvieron buscándolo hasta que le siguieron el rastro y lo agarraron. Don Simón ya les había encargao que no lo maltrataran y que se lo trajeran sano y bueno pa castigarlo él mismo por sus propias manos.

La policía cumplió la orden, y el pobre don Juan, con las orejitas y la cola gacha, apresao por los perros, llegó hasta ande lo esperaba su tío.

- ¿Has visto bandido, le dijo; como alguna vez ibas a cair? Aura verás lo que te espera.

Y ahí no más, mandó que todos se pusieran en marcha hasta su rancho, por que quería castigarlo en presencia de la tía.

- Bueno, les dijo a los perros, yo via ir (1) adelante, y ustedes se encargan de que este bandido camine bien pegao atrás mío y que no separe, ni un pelo, el hocico de mi cola.

Así empezó la marcha. El tigre adelante, relamiéndose de gusto, el zorro con el hocico ras con ras y tas con tas, (2) en la cola del tío, y a cada lao un perro gruñiendo e rabia, por que pa eso les había prometido una buena paga don Simón.

Por ahí mientras cruzaban una cañada, cómo no viene y pierde viento el tigre. Don Juan ni mosquió; pero don Simón, haciéndose el zonzo, le hizo esta pregunta:

- ¿Olor a que sentís, sobrino?

- A flores mi tío, le contestó, sobre el pucho (3).

Siguieron la marcha, don Simón, riéndose pa sus adentros de la diablura y don Juan, maldiciéndolo y aguardando el momento de hacerle alguna buena pa cobrarse de semejante cochinada; por que aunque los perros no le daban alce (4), él no perdía la esperanza de volver por las suyas; hasta que, por ahí, el tío volvió a hacer la misma gracia y a preguntarle:

-¿Y aura, olor a que sentís sobrino?

Justo; en ese momento uno de los policías se había quedao un poco atrás, y levantando una pata rociaba el tronco seco de un seibo. Ahí no más don Juan aprovechó la coyontura (5) y le contestó:

- Te ha disgraciao, (6) viejo chancho.

Y antes de que el tigre se diera cuenta de lo que pasaba, el zorro, del lao que faltaba el perro, se escapó campo a juera. Ahí fué el apuro. Los perros se largaron los toridos (7) y don Simón, de un brinco, casi se le puso a la par. Suerte que don Juan enderezó a una vizcachera y alcanzó a meterse en una cueva; pero, cuando ya se creía libre, sintió que su tío, de un zarpazo, le agarraba la cola que había quedado afuera. El zorro, ni mosquió, (8) pero cuando el tigre empezó a tironiarlo, él se largó una carcajada.

- ¡Cuaj, cuaj, cuaj! ¡Pobre mi tío!, decía, cada vez está más viejo. Ya ni vé. De ciego se ha prendido de un raigón, creyendo que me ha agarrao la cola. ¡Cuaj, cuaj, cuaj!.

El tigre, ahí no más lo largó y cuando don Juan se sintió libre, empezó a rairse con ganas, desde el fondo de la vizcachera. (9) Don Simón bramó de rabia sin saber que hacer y los perros avergonzaos salieron con la cola entre las piernas de miedo del enojo de don Simón. En eso un carancho que venía despavorido por que lo traía cogotiando (10) una tijereta, (11) se asentó en un tala, y en cuanto lo vió el tigre, le dijo:

- A ver, vos, vení hacé un favor. Parate a la puerta d' esta vizcachera y en cuanto se asome mi sobrino picotialo en los ojos. No me lo dejés salir, que yo voy a buscar una pala pa sacarlo.

El carancho se largó al suelo y se paró como le dijo el tigre, de centinela. Cuando don Juan vió que su tío se alejaba, empezó a cantar.

El carancho sin dejar de vigilarlo le dijo:

- ¡Ahá! ¿Con que habías tenido buena voz pa el canto?

- ¡Bah! le contestó, haciéndose el humilde, que via ser (12) cantor. 1 Yo solo canto de afición; pero usté si que canta lindo, don Cacaré (13).

El carancho empezó a esponjarse de gusto.

- ¡Oh! le dijo. ¿Y quien te ha dicho que tengo buena voz?

- Las mentas, amigo; las mentas (14).

Y enseguida agregó:

- ¡Qué no daría por escucharte!

El carancho que no cabía en el cuerpo (15), de verse ponderar como cantor, por primera vez en su vida, se aprontó pa entonar una canción; pero en cuantito (16) abrió el pico, don Juan, que ya estaba en la puerta de la vizcachera, le tiró un puñao de tierra que lo ahogó y lo cegó por completo, y ahí no más el zorro bandido se le escabulló mientras el carancho se refregaba la cabeza entre las plumas del ala pa quitarse la tierra de los ojos.



Notas:

1) Via ir: por voy a ir.

2) Ras con ras y tas con tas: cuando dos objetos o dos personas están tan cerca que casi se tocan. En eastellano"taz a taz" significa que se ha hecho un cambio sin agregar un sobreprecio a una de las cosas cambiadas. En Chile y en Puerto Rico se dice "tas con tas", de dos cosas iguales en la medida; y en Colombia se dice "ras con apenas por escasamente. (Augusta Malaret, op. cit.)

3) Sobre el pucho: enseguida

Pucho, viene del quechua "puchu" que significa desperdicio, sobra o residuo; de ahí el llamar "pucho" a la colilla del cigarro, en Argentina. Del acto del fumador que enciende un nuevo ciga-ff0 en el "fuego" del "pucho" que termina, para seguir fumando, se deriva la frase "sobre el pucho" para indicar que se hace O se dice algo enseguida y sin demora.

"Y el cantor que se presente
que tenga o no quien lo ampare,
No espere que yo dispare
Aunque su saber sea mucho-
vamos en el mesmo pucho
A prenderle hasta que aclare-".

(José Hernández, op. cit., pág. 467).

"A puchos" o "puchitos" significa hacer o dar algo en pequeñas cantidades.

4) No le daban alce: lo hostigaban sin cesar teniéndolo en apuro, sin darle ningún descanso. Viene del americanismo "alce" que es la acción de alzar en el juego de naipes. No da "alce" en el juego, el que va ganando y lleva apurado al contrario. Tiscornia trae "alce" entre las palabras gauchescas, por descanso". (Eleuterio F. Tiscornia. "La lengua de Martín Fierro". Biblioteca de dialectología hispanoamericana. Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Instituto de Filología. Buenos Aires, 1930, pág. 114).

"En cuanto me enderecé
Nos volmimos a topar-
No se podía descansar
Y me chorriaba el sudor-
En un apuro mayor
Jamás me he vuelto a encontrar.
Tampoco yo le daba alce
Como deben suponer".

(José Hernández, op. cit., pág. 335).

5) Coyontura: por coyuntura.

6) Te has disgraciao: por te has desgraciado. Desgraciarse en este sentido es sinónimo de "ventosear" . También significa entre los criollos cometer un homicidio.

7) Toridos: ladridos. Torear O toriar, significa el acto de ladrar los perros. viene quizás de la ¿poca que en las pampas argentinas, pobladas de hacienda "cimarrona", "alzada" o salvaje, los criollos la perseguían para "hacer" cueros y sebo. En estas verdaderas cacerías de ganado vacuno, o "vaquerías" como se las llamaba, los perros perseguían ladrando a la hacienda alzada. De ahí, el torear o toriar, por ladrar a los toros, que muchas veces se acercaban a las estancias:

"En la estancia iban a dar
la cena por terminada
cuando toda la perrada
de la estancia entró a toriar".

(Hilario Ascasubi. "Santos Vegas…", pág. 130).

8) Ni mosquió: ni se movió. Mosquear es el acto de mover el caballo violentamente la cabeza para espantarse las moscas.

9) En el folklore dominicano, entre los cuentos de animales, se encuentra un episodio semejante. La garza que estaba durmiendo en la laguna, sintió que se le enroscaba en una pata una culebra que la perseguía. Entonces la garza le dijo: "Uté lo que ha cogido e' mi ba'ton. Enseguida la culebra la soltó para atraparla mejor y la Comal arsó el vuelo riéndose pué' la garza no tiene ba'ton. (Manuel José Andrade, op. cit., pág. 386, N' 224).

10) Cogotiando: dando golpes en el cogote. Al carancho lo persiguen y hostigan algunos pájaros como la tijereta (Muscívora tyrannus), el pirincho (Guira guira), etc., dándole picotazos en la cabeza; no sólo cuando está asentado, en lo alto de un árbol, sino, también, cuando vuela.

11) Tijereta (Musdvora Orannus).

12) Via ser: por voy a ser.

13) Cacaré: carancho en Mocobí. (Polyborus plancus plancus).

14) Las mentas: la fama" Menta. (De mentar) f. Argent. y Bol. Renombre, fama". (Augusto Malaret, op. cit.). "Conocer a uno por mentas"; "ser muy mentado".

15) No cabí'a en el cuero: por estaba hinchado de gusto. "No darle a uno el cuero": no ser capaz de hacer o decir algo.

"¡Qué cuero'." se dice de quien se duda que pueda realizar algo de que se jacta.

16) En cuantito: por en cuanto; o apenas.



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