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CÓMO DON JUAN SE SALVÓ DE UNA INUNDACIÓN
IV
Don Juan que se había echao a sestiar a la sombra de un sauzal frente al río, se despertó y se quedó todo azorao. Se venía la creciente con juria. El río desbordao lo había dejao en un pedacito de tierra. La inundación lo agarró de sorpresa. Y ahí estaba sin saber que hacer, anegao por todos laos, mirando el camalotaje (1) que pasaba con las yararaces asomando la cabeza entre las flores azules. - Amalaya (2), decía, apareciera un alma caritativa que me sacara d'este aprieto. En eso vió asomar entre l'agua los ojos y la punta del hocico del yacaré. - Epa (3), amigo, le dijo, por que no me da una manito; aunque no se quien es usté. El yacaré sacó la cabeza y le contestó. - José Paredes ehí mdebe (4). - ¡Ah don José Paredes!, le dijo el zorro. Correntino macho, ¿por qué no me saca d'este aprieto? El yacaré se acercó al mogote ande estaba don Juan y le dijo: - Suba amigo no mas en mi lomo que lo vi'a yevar a tierra firme. Pero iba pensando ahogarlo pa comérselo enseguida. Don Juan ahí no mas pegó un brinco y se enhorquetó (5) en el lomo duro del yacaré que empezó a nadar a flor de agua. Iban así callados un trecho hasta que el zorro se dió cuenta de que el yacaré se hundía poquito a poco, y cuando sintió que l'agua le mojaba las berijas le dijo: -¡Ah mi cuñao! Con razón mi hermana te quiere tanto. El yacaré que no esperaba esa declaración le dijo: -¿Tu hermana che? -Sí; mi hermana, le contestó don Juan. -¡Y está linda tu hermana! dijo el yacaré. Y después de un ratito como haciéndose el distraído volvió a preguntarle: -¿Y qué dice tu hermana de mí?-Ah; contestó enseguida don Juan; siempre me saber decir: ese don José Paredes, mozo lindo, ojitos de mbrucuyá potí (6), dientes de marfil, que piala lindo de volcao (7), y que cuando va por el río parece una embarcación. El yacaré empezó a hicharse de gusto y cuanto más se hinchaba más flotaba y más salía a flor de agua. -¡Aha! Ta güeno. ¿Y eso te diche che? Ta güeno. Y ya no cabía más en el cuero, de tan hinchao que iba, y el zorro lo más orondo ya ni se mojaba las patas. Hasta que por ahí vió que estaba cerca de la costa y pegó un brinco. Don José Paredes se desinfló de un derepente y se hundió en el agua hasta dejar apenas la cabeza afuera. Mientras tanto don Juan en l'orilla se raiba hasta rajarse. -¡Qué va a decir eso de vos mi hermana! viejo pavo, le gritó desde lo seco; dice si que tenés los ojos lagañosos, los dientes de perro, la cola de serrucho, las patas chuecas y que cuando vas en el río parecés un tronco que lleva l'agua. Y se fué, tranquilo, con las orejitas paradas, el rabo esponjao de gusto y riyéndose de su diablura, mientras el yacaré zambullía pa esconder su vergüenza. (Relato de Goyo Cabral) Notas1) Camalotaje. El sufijo aje, expresa idea de conjunto. (Eleuterio Tiscornia, ob. Cit., pág. 97), como gauchaje, embraje, sabalaje, etc. 2) Amalaya, de mal haya, "que por transformación semántica, toma el significado de ojalá. La forma gauchesca refunde los elementos de la expresión como el español, y les agrega, la interjección ah! (Eleuterio Ttscornia, ob. cit., pág. 212). 3) Epa! interjección por eh!. 4) Ehí mdehe; en guaraní: te digo. 5) Enhorquetó; de enhorquetar: montar a caballo. Ascasubi (Hilario Ascasubi. "Aniceto el Gallo…" pág. 301) emplea el verbo horquetiar, por montar: "Cuando ensillarlo ha podido, 6) Mbrucuyá potí; en guaraní: flor de mhrucuyá, pasionaria, o flor de la pasión. 7) Pial de volcao: enlazar un animal por las patas tirando el lazo con un movimiento de pronación del antebrazo que coloca el codo y la palma de la mano hacia afuera: "ya está pensando hacerle echar un pial de volcao al gobierno de Montevideo". (Hilario Ascasubi. "Aniceto el Gallo…" pág. 222); "le ha hechado un pial de forma y de codo vuelto". (Ibídem, pág. 413). "Y esta gente, ya sabés (Aut. cit., "Paulino Lucero , pág. 299). El zorro le decía al Yacaré, que "piala lindo de volcao", porque al arrastrarse, las patas delanteras, le quedan "de codo vuelto". |