LA FUNDACION DE SANTA FE
Ocupación del territorio y contacto hispano-indígena
Luis María Calvo

Introducción

Según Alvaro Gómez-Ferrer, la expansión española en las Indias de Occidente se produce cuando aún perduran concepciones medievales en la cultura territorial ibérica v la idea de frontera móvil generada durante los siglos de la Reconquista todavía ejerce un papel preponderante (1). La conquista y colonización de América ha de enmarcarse como una prolongación de ese proceso.

Esto mismo lo señala el Dr. Agustín Zapata Gollán en su obra "La urbanización hispanoamericana en el Río de la Plata". Siguiendo a Fray Justo Pérez de Urbel, Zapata Corlan relaciona el proceso de conquista de América con la modalidad puesta en práctica por las expediciones de asturianos y cántabros que se desplazaban desde el norte de la península, avanzando hacia el sur sobre tierras ocupadas por los musulmanes y repoblándolas mediante dos tipos de acto: la presura y el scalio.

En América la presura estaría representada por la capitulación o mandamiento mediante los cuales la autoridad real o su representante encomendaba la conquista y ocupación de una porción de territorio. El scalio, originalmente concretado en el acto de labrar la tierra, en Indias tendría su correlato en el usufructo de los recursos naturales. Finalmente, en la fundación de ciudades y todo su aparato jurídico-institucional podemos reconocer una continuidad con las cartas forales que garantizaron la vida urbana en la Edad Media europea.

En segundo lugar, según el ya citado Gómez-Ferrer, en estos procesos de poblamiento o conquista juega un rol fundamental la experiencia adquirida por los reinos españoles en ejercitar relaciones y contactos con pueblos y culturas extraños -taifas y reinos musulmanes andaluces en el caso de la reconquista como forma de instrumentar mecanismos de alianzas sin los cuales no se hubiera alcanzado la Reconquista de España ni tampoco el vertiginoso proceso de su expansión en América después.

Por nuestra parte, y para terminar de caracterizar ese contexto debemos añadir que estas variables coexisten con las transformaciones que el Renacimiento italiano ya ha comenzado a generar en los ámbitos intelectuales europeos y de la península ibérica en particular.

Concluyendo: persistencia de fundamentaciones medievales, idea de modernidad y trama de relaciones con pueblos aborígenes mediante alianzas, van a conjugarse en la fundación de Santa Fe por vez primera en la conquista del Río de la Plata, tal como lo abordaremos brevemente en el presente trabajo.

1.ANTECEDENTES DE LA FUNDACION DE SANTA FE

1.1. Las primeras fundaciones en el Río de la Plata.

Acerca de que Garay fue quien tuvo la iniciativa de fundar río Paraná abajo son coincidentes diversas fuentes documentales.

En su carta al Consejo de Indias del 20.04.1580 Garay diría que la resolución de fundar un pueblo en estas provincias se hizo "por el calor que yo puse en decir que abriésemos puertas a la tierra y no estuviésemos cerrados, que se presumiría que queríamos usurpar la tierra a vuestra Alteza" (2).

Y en su carta al Rey del 20.04.1582 escribe que Santa Fe fue poblada a su costa y la de los pobladores que con él vinieron "por donde empezó esta tierra, que tan cerrada estaba, a tratar con los reinos del Perú" (3).

En efecto, aún cuando en 1573 la corriente conquistadora que había penetrado por el Río de la Plata ya tenía cinco décadas de discontinuos antecedentes, no es sino hasta la fundación de Santa Fe que se incorpora definitivamente a las políticas y praxis de poblamiento instrumentadas para el resto del continente.

Desde la tercera década del siglo XVI, el litoral fluvial había sido explorado casual o premeditadamente por diversas expediciones, algunas de las cuales habían concretado asentamientos y fundaciones de corta vida: el fuerte de Sancti Spirítus, el puerto de Buenos Aires, y los fuertes de Corpus Christi y de Buena Esperanza. Y por orden del gobernador Domingo de Irala los pobladores venidos con don Pedro de Mendoza se hablan concentrado en Asunción.

Entrada la segunda mitad del siglo XVI, el grupo español procedente dc las expediciones de Mendoza y de Cabeza de Vaca se encontraba replegado en el Paraguay. Desvanecidas sus esperanzas de acceder a la Sierra de la Plata -perseguida desde los tiempos de Gaboto-, y de encontrar caminos fácilmente viables hacia el Perú, se optó por una nueva estrategia di poblamiento sintetizada en la bien conocida expresión de "abrir puertas a la tierra".

Santa Fe sería, pues, una primera etapa para concretar esa política, que abriría comunicación entre el Paraguay y la salida del Río de la Plata por vía fluvial, y con las provincias del Tucumán, ya través de ellas con los reinos de Chile y del Perú, por vía terrestre.

Ciertamente, a esa fundación mas tarde habrían de agregarse las ciudades de Buenos Aires y Corrientes, con las que se terminaría de estructurar la presencia española en el corredor fluvial del Paraná.

1.2. La exploración de la región

Despoblados definitivamente los fuertes de Corpus Christi y Buena Esperanza, y mientras los hombres del Paraguay alentaban otras búsqueda, el actual territorio santafesino fue objeto de exploraciones por parte de conquistadores del noroeste argentino.

En 1544 el capitán Francisco de Mendoza, capitán de la expedición de Diego de Rojas, llegó hasta la desembocadura del Carcarañá, donde había estado el fuerte de Sancti Spíritus. Según relata el presidente de Audiencia de Lima en carta al Rey (4), allí tuvo noticias de los españoles del Paraguay por unas caras que Irala había mandado dejar al pie de un árbol (5).

Por 1553 Francisco de Aguirre luego de fundar Santiago del Estero, bajó siguiendo el Salado y llegó hasta el Carcarañá.

En 1568 el capitán Juan Gregorio de Bazán, gobernador del Tucumán, partiendo desde la misma ciudad de Santiago, exploró el norte santafesino a la altura de Malabrigo, en procura de reconocer el número y población de naturales que en sus correrías llegaban basta aquella (6).

Sólo entonces y por primera vez desde los tiempos de Mendoza, los españoles del Paraguay volvieron nuevamente su atención sobre estas regiones.

En 1568 bajó de Asunción Felipe de Cáceres con ciento cincuenta hombres navegando el río Paraná, pasando por los restos del fuerte de Gaboto, y llegando hasta San Gabriel, donde dejó un aviso para el adelantado Ortíz de Zárate dentro de unas botijas (7).

En 1570 repitió su expedición, siempre a la espera de la llegada del adelantado.

En 1572, se realizó una nueva incursión con el objetivo de buscar un camino que uniera el Paraguay y el Río de la Plata con el Perú, según da cuenta el factor Dorantes en un informe fechado el 13.04.1573. Propósito que no se concretó por cuanto "el río que habían de subir no tenía agua para que las canoas pudieran ir y que era salada" obviamente, se trata del río Salado (8).

Por su parte, Martín de Orúe refiere que Cáceres "fue a descubrir el río que dicen va al pueblo de Tucumán" con dos bajeles aprontados para esperar a Ortíz de Zárate, y que su propósito "no hubo efecto por estar el río bajo".

En esta última expedición y según la relación del factor Dorantes, Cáceres tuvo la imprudencia de acometer contra los naturales de la región: "les quemó las casas y su maíz y mataron de ellos y trajeron aquí algunas mujeres" (9).

Tanto en la expedición de 1568 como en la de 1570 participó Juan de Garay, por lo que su conocimiento de la zona le facilitaría el cumplimiento de la empresa que, por su propia solicitud, se le confió dos años después.

Así lo confirma más tarde, en la información de méritos de Garay mandada levantar por Hernandarias de Saavedra, el testigo Juan de Espinosa cuando declara que Felipe de Cáceres "encargaba al dicho Garay todas las ocasiones que se ofrecían como a capitán de experiencia y de mucho valor y ánimo, y que descubrió el río donde está ahora poblada la ciudad de Santa Fe, desde donde tuvo propósito de hacer la dicha población para descubrir y abrir puerta a esta gobernación" (10).

1.3. Los preparativos de la expedición fundadora

Por orden del teniente de gobernador Martín Suárez de Toledo, que reemplazó en el mando al depuesto Cáceres, el 23 de noviembre de 1572 se pregona en la plaza de Asunción un bando anunciando la noticia de que se ha de salir a fundar "un pueblo con número hasta ochenta personas, con las armas, defensas y pertrechos necesarios para la sustentación y conservación", en uno de tres sitios elegidos -San Gabriel, San Juan o San Salvador-, a fin de socorrer a la armada que se esperaba de Juan Ortíz de Zárate: "hasta que venga el socorro y armada que de los reinos de España cada día esperamos".

El mismo bando anuncia que Garay, vecino de Asunción, ha sido designado capitán de la población que se funde: "por la confianza que de su persona tengo, y experiencia que tiene de las cosas de Indias, por haber muchos años y tiempo que reside en ellas".

También se convoca a vecinos y moradores, estantes y habitantes -"así españoles como hijos nuestros"- interesados en formar la partida, para que se presenten y asienten sus nombres en el término de cuarenta días. Las promesas de repartimientos son alicientes para aquellos que se aventuren a la expedición: "que las personas que quisieren ir a la dicha población, su sustentación y vecindad de ella, se les darán y repartirán tierras y solares, se les encomendarán los indios comarcanos que hubiere en el distrito que se le señalare al dicho pueblo... "(11).

En el alarde se registran los nombres de los interesados en formar la partida, encabezados por el propio Garay, y a continuación de Francisco de Sierra, Antonio Tomás, Hernán Sánchez y Juan de Espinosa, que han de tener una participación preponderante en la expedición fundadora y en los primeros años de la ciudad.

Al año siguiente, ya en los últimos aprestos de la expedición -"el dicho navío y armada para la dicha población está, con el ayuda de Dios, nuestro señor, a pique de se partir" - el mismo Suárez de Toledo libra un mandamiento contra los oficiales reales de Asunción, conminándolos a hacer entrega a Garay, capitán de la expedición de "un verso de bronce y unos fuelles de fragua con las cámaras y aparejos que conviene para su defensa y amparo". Preocupa particularmente al teniente de gobernador la seguridad de los hombres que van a poblar en territorio donde "hay muchos naturales enemigos y gente belicosa".

Sólo el factor Pedro de Orantes cumplió con el mandamiento, comprometiéndose a pagarlo a Su Majestad en caso de que se perdiere.

En cambio otro oficial real, el capitán Martín de Orué, escribirá al rey diciendo "que yo no he sido de tal parecer y lo mismo los oficiales de V.A. y otros muchos, sino fue cl factor Pedro Dorantes, por ser cosa de tantos muchachos y mal pertrechados, de lo que se requiere para semejante jornada y tan importante" (12).

El 3 de abril de 1573 parte de la expedición ya había salido de Asunción con "un bergantín grande y cinco barcas y canoas sencillas hechas balsas y para servicio, con muchas armas y municiones, y mucho número de caballos, bastimentos, ganados, plantas, semillas, gente de servicio, fragua y todos los demás pertrechos necesarios para la dicha población y fundación del dicho puerto y pueblo". Ese día, Martín Suárez de Toledo, en nombre del gobernador Juan Ortíz de Zárate otorga poder al capitán Juan de Garay que está por partir "con tres barcas y cierta gente". Su misión primera es acompañar a la carabela en que se envía al depuesto Cáceres a comparecer ante los tribunales de España: "hasta ponerla en San Gabriel". El segundo objetivo de su misión es fundar la anunciada población: "pueda ir y vaya por capitán y justicia de toda la gente que va a la dicha población, fundación y sustentación del dicho puerto y pueblo"

El mandamiento de Suárez de Toledo es un documento que define claramente las diversas facultades que otorga a Garay, Su análisis revela algunas cuestiones previstas de antemano, a tener en cuenta para la fundación de Santa Fe (13):


- Edificación de iglesia y casa fuerte

Una primera preocupación revela el interés por atender dos aspectos de la población: su asistencia espiritual y seguridad.

Según el poder, Garay debía "según la calidad y disposición de la tierra, asentar y fundar el dicho puerto y pueblo, edificando ante todas cosas, iglesia en que se celebre los divinos oficios y secundariamente casa fuerte en que al presente puedan vivir y morar hasta tanto que haya disposición para hacer casas particulares y accesorias..."


- Repartimiento de tierras y solares

Otras facultades, referidas a repartimientos que se autorizaba realizar en nombre del rey, atañen a las compensaciones que recibirían los expedicionarios como primeros pobladores de la ciudad.

El sustento del poblado exigía de tierras aptas para la labranza y cría de ganados. El poder de Suárez de Toledo, antes de entrar en otras consideraciones, autorizaba a Garay a disponer de las tierras -propiedad de Su Majestad antes de cualquier reparto- para ese efecto:

- "y otro sí, comenzar a romper, labrar y cultivar las tierras para sus labranzas y crianzas, pues es cosa tan necesaria que se haga para sustentación y conservación de sus vidas".

Del mismo modo, dentro de la traza de la ciudad el fundador podía señalar solares para la edificación de las viviendas; y tierras de cultivo y pastoreo para el abastecimiento de las propias necesidades del poblado:

- "y pueda asimismo, dar y repartir a los dichos pobladores solares para casas de sus moradas y tierras, aguas y pastos para sus labranzas y crianzas...".


- Repartimiento de indios en encomienda

En el poder también se confería a Garay las facultades necesarias para repartir y encomendar los indios comarcanos de la población que fundase:

"y otro sí, en nombre de Su Majestad y del dicho gobernador y mío en su nombre, pueda repartir y encomendar y encomiende a los vecinos y pobladores del dicho puerto y pueblo todos los indios y generaciones a él comarcanas y en todo el distrito que se tiene de costumbre por mandado de Su Majestad, repartirlos y encomendarlos para que sirvan y contribuyan a todos los dichos vecinos y pobladores al tenor de las ordenanzas que en esta ciudad y provincias están hechas en nombre de Su Majestad por su gobernador y oficiales reales, a que me refiero, encargando como encargo al dicho Juan de Garay y a todos los dichos pobladores y vecinos el buen tratamiento, pacificación y conservación de los dichos indios naturales, su buena doctrina y enseñamiento en las cosas de nuestra Santa Fe católica, para que mediante la divina gracia vengan en conocimiento de ella y sean al gremio y unión de los fieles para que puedan salvar y gozar de la gloria para do fueron criados".

Otras facultades

En el mismo documento se otorgaban otras facultades que Garay podía ejercer para el mantenimiento del pueblo que fundase: mandar a sus soldados a hacer centinela y rondas a pie o a caballo; a hacer descubrimientos por río y por tierra; cazas, pescas y cultivos para el sustento general "hasta tanto, que andando el tiempo, los naturales sirvan y contribuyan como dicho es"; hacer visita de las armas; administrar justicia; etc.

2. LA FUNDACION DE SANTA FE

2.1. La expedición fundadora

Según hemos visto, el primer contingente de la expedición fundadora partió de Asunción antes del 3 de abril de 1573, en un bergantín grande y cinco barcas y canoas hechas balsas. Parte del contingente venía por tierra trayendo "mucho número" de caballos y otros ganados, también traían plantas y semillas. Las armas y municiones, bastimentos, fragua y demás pertrechos completaban lo necesario para empezar la vida de una nueva población en un paraje aislado del territorio platense. La "gente de servicio" a que hace mención, debe haber sido el grupo de guaraníes que acompañaba a los españoles en su empresa de conquista.

Ruy Díaz de Guzmán en su obra "La Argentina" describe con detalle su itinerario:

"...y por tierra llevaron caballos, yeguas y vacas, que llegados a la boca del río Paraguay, acordaron que los de tierra pasasen el río a la otra parte del Paraná, y por aquella costa se fuesen hasta la Laguna de los Patos" (14).

Sobre la jornada el mismo Díaz de Guzmán expresa:

"Lo cual se hizo sin dificultad de enemigos a más de ir descubriendo aquel camino, que jamás se había andado por los españoles y juntos en aquel paraje los de la carabela y pobladores, se dividieron los unos para Castilla y los otros tomaron el río que llaman de los Quiloazas, atravesando a la parte del sudoeste, y sentado su real..." (15).

Mientras el grupo que viene por tierra avanza en su marcha, el 14 de abril de 1573 parte de Asunción el resto de la expedición capitaneado por el propio Garay, escoltando la carabela que al mando de Ruy Díaz Melgarejo lleva preso al Santo Oficio de Sevilla, custodiado por su enemigo, el muy controvertido obispo de la Torre.

Los investigadores no se han puesto de acuerdo hasta qué punto geográfico acompañé Garay a la carabela:

- Algunos (Madero y Larrouy), coincidiendo con el poema de del Barco Centenera sostienen que llega hasta San Gabriel, y de allí retorna para fundar Santa Fe.

- Para el Padre Lozano, historiador jesuita del siglo XVIII, la Laguna de los Patos que menciona Díaz de Guzmán como punto de cruce de la expedición es la de la costa brasileña, al norte de su limite con la actual República del Uruguay.

- El Dr. Manuel María Cervera y su hijo Federico, al igual que el Dr. Leoncio Gianello y Paul Groussac, han identificado a la Laguna de los Patos nombrada por Diaz Melgarejo con aquella ubicada entre los arroyos Hernandarias y Antonio Tomas que señala más tarde Garay al adjudicarse tierras en esa zona.

- Zapata Gollan, por su parte (16), se inclina por la posición del Padre Lozano, entendiendo que de otra manera Garay habría abandonado la carabela que llevaba preso a Cáceres a sólo quince días de navegación, mucho antes de lo que se le había mandado.

Según Zapata Gollan, Garay habría dejado de escoltaría alrededor del 20 de junio, a pocas jornadas de la isla de Santa Catalina, donde en ese tiempo y sin saberlo Garay, invernaba la expedición del adelantado Juan Ortíz de Zárate.

Por nuestra parte entendemos que es difícil que Garay haya dejado de cumplir con el objetivo que desde un principio se le había encomendado:

"...acompañar y favorecer la dicha carabela que está ya a punto de partir hasta ponerla en San Gabriel, de donde, mediante Dios nuestro Señor, se ha de hacer a la vela para los dichos reinos de España, esperando allí el dicho Juan de Garay los días que fuere justo hasta ver si navegan según buena consideración..." (17).

Aunque resulta improbable que haya llegado basta la Laguna de los Patos brasileña, debe haberse asegurado que la carabela escoltada por él se hiciera a la mar rumbo a España.

Cumplida su primera misión, Garay habría remontado el Paraná al encuentro del resto de la expedición, que lo aguardaba al mando de su lugarteniente Francisco de Sierra.

En la angostura de la llamada Punta del Yeso, en las cercanías de la actual localidad entrerriana de Hernandarias, se encuentran ambos grupos.

Esto sucede por el mes de julio de 1573; un mes antes Felipe II había promulgado las Ordenanzas de Nueva Población en los bosques de Segovia.

El sitio más apropiado para fundar una ciudad que sirviera de escala entre Asunción y el Río de la Plata, dice Zapata Gollan, era el lugar donde Gaboto había levantado el fuerte de Sancti Spíritus en 1527.

Luego de establecer un campamento en las proximidades de lo que hoy es Cayastá, Garay prosiguió reconociendo el territorio hacia el sur con un navío, dos chalupas y gente de infantería, armada con arcabuces y artillería.

En las proximidades de la laguna de Coronda, el sábado 19 de septiembre Juan de Garay y sus hombres se encuentran con Jerónimo Luis de Cabrera, que había fundado Córdoba en julio del mismo año, y que dos días antes había tomado posesión de estas tierras fundando, simbólicamente, el Puerto de San Luis de Córdoba.

Al borde de la barranca Cabrera y su escolta, desplegado el estandarte real, avistaron las embarcaciones de Garay y desde allí le requirieron "que no poblase ningún pueblo ni conquistase indios fuera de los límites y términos de la gobernación del Paraguay".

Los títulos de Garay difícilmente le habilitaban para entrar en conflicto con Cabrera, por lo que debió acudir a su ingenio para sortear la situación.

En primer lugar se fingió perdido cuando, como lo prueba Zapata Gollan, conocía el río Coronda por haberlo navegado en anteriores oportunidades: "unos españoles que andaban perdidos 4iián más tarde los hombres de Cabrera- con su capitán que se llamaba Juan de Garay y sin saber donde tuviese salida o camino para los reinos del Perú" (18).

Por otra parte, Garay da por ya efectiva la fundación de Santa Fe en el lugar donde había dejado acampando el grueso de su expedición.

Su encuentro con Cabrera habría sido determinante para que desistiera de fundar en el Carcarañá y, sin más alternativas, habría subido nuevamente por el río donde, reuniéndose con toda su gente, resolvió establecer formalmente la fundación.

De todos modos, ese sitio respondía a los intereses y objetivos propuestos: localizado sobre la margen derecha del Paraná, posibilitaba establecer comunicaciones directas, tierra adentro, con el Tucumán y Cuyo; ubicado en una zona ancha del albardón costero, proporcionaba tierras altas para las labores de chacras.

En el acta de fundación1 Garay dice textualmente:

"fundo y asiento y nombro esta ciudad de Santa Fe en esta provincia de Calchines y Mocoretás, por parecerme que en ella hay las partes y cosas que convienen para la perpetuación de dicha ciudad de agua y leña y pastos y pesquería, y cazas y tierra y estancias para los vecinos y moradores de ella y repartirles como Su Majestad lo manda".

En la merced de tierras que se otorga a si mismo, Garay señala que en servicio de Su Majestad y en nombre del adelantado fundó la ciudad de Santa Fe "y poblé en la parte que me pareció mas conveniente e importante para poder tratar y conversar con las provincias y gobernación de Tucumán y por allí con los reinos del Perú, para que Su Majestad fuese avisado de las cosas que en estas provincias hubiese" (19)

De todos modos, también en el acta fundacional deja abierta la posibilidad de un traslado, tal vez avisorando que en época posterior, cuando la cuestión de títulos sobre esta jurisdicción contara con mejores respaldos, la ciudad pudiera establecerse en sitio que ofreciera mayores posibilidades para ose mismo fin:

"y asiéntala y puéblola con aditamento que todas las veces que pareciere o se hallare otro asiento más conveniente y provechoso para la perpetuidad, lo pueda hacer, con acuerdo y parecer del Cabildo y Justicia que en esta dicha ciudad hubiere, como pareciere que al servicio de Dios y de Su Majestad más convenga".

También levantó una "casa fuerte" tal como lo señala en la merced que así mismo se otorgó, y en la que dio a favor de Sebastián de Lencinas Entre los servicios de éste menciona los ofrecidos "en edificios de cercas que hemos hecho para defendernos de los enemigos" (20).

En el nombramiento de teniente de gobernador, Ortíz de Zárate expresa que Garay ha fundado y edificado "un lugar y fuerte que dicen Santa Fe" (21).

Por su parte, Díaz de Guzmán indica que Garay "puso por obra un fuerte de tapias de la capacidad de una cuadra con sus torreones donde se metió con su gente" (22).

2.2. El grupo poblador

Mucho se ha discutido sobre el número de expedicionarios que participaron en la fundación de Santa Fe. Las fuentes documentales que hacen mención al respecto no son coincidentes.

Por un lado el bando de Suárez de Toledo señala que la expedición se habría de armar con ochenta hombres y en alguna oportunidad Garay señala que sacó de Asunción ese número de personas (23).

Augusto Fernández Díaz, lo mismo que Agustín Zapata Gollan opinan que uno fue el número de expedicionarios que integró la partida desde Asunción -ochenta hombres, nueve españoles y setenta y un mancebos- y otro el que participó de la fundación de la ciudad -setenta y seis hombres, siete españoles y sesenta y nueve mancebos-.

La diferencia de cuatro hombres correspondería a algunas bajas producidas por razones diversas: enfermedades o accidentes que habrían obligado a algunos expedicionarios a regresar al punto de partida o proseguir viaje a España en la carabela que llevaba a Felipe de Cáceres (24).

Entre los españoles que concurrieron a la expedición y asistieron a la fundación podemos señalar:

1- Francisco de Sierra, que había llegado al Paraguay en la expedición de Martín de Orué en 1556. Participó en la fundación de Santa Fe en calidad de "maestre de campo de esta conquista", firmó como testigo del acta de erección, y por delegación de Garay más tarde en diversas oportunidades se desempeño como teniente de gobernador de Santa Fe.

2- Hernán Suárez, que llegó al Paraguay con Cabeza de Vaca. Firmó el acta de erección de Santa Fe y fue cabildante.

3- Juan de Espinosa, llegado con Martín de Orué, fue designado por Garay como alcalde de primer voto del primer cabildo santafesino, y seria a quien envió a descubrir camino hacia Córdoba y Santiago del Estero.

4- Mateo Gil, natural de Zaracejo, llegado con Cabeza de Vaca, integrante del primer cabildo.

5- Pedro de Espinosa, que actuó como escribano en el acta de fundación y más tarde como escribano público de cabildo.

6- Andrés Fernández Romo, cordobés, llegado con Mendoza, que había estado en Corpus Christi.

7- Hernán Ruiz de Salas, también cordobés, llegado en 1556 con Martín de Orúe, que integró el primer cabildo de la ciudad como regidor de segundo asiento.

También participaron otros europeos:

Un portugués, Antonio Tomás, natural de Visco, [legado al Río de la Plata por primera vez con don Pedro de Mendoza y por segunda con Orué. Firmó el acta de erección de Santa Fe y según el padre Guillermo Furlong le habría tocado dar traza a la casa fuerte que se construyó en un primer momento.

Un flamenco, Simón Jaques, natural de Amberes, que había venido en la armada de don Pedro de Mendoza y había estado en Corpus Christi.

El resto, hasta completar el número de primeros pobladores, son los mancebos de la tierra, criollos nacidos en Asunción y muchos de ellos mestizos: Cristóbal de Arévalo, Lázaro de Benialvo, Juan de Bernardo (hijo de italiano), Pedro Gallego, Sebastián de Unicinas, José de Orantes, Miguel de Rute (hijo de inglés), Juan de Salazar (hijo del fundador de Asunción), Juan de Santa Cruz, etc.

Según el doctor Zapata Gollan y monseñor Nicolás Fasolino también vinieron mujeres en la conquista. Zapata Gollan cita el caso de Isabel González que, según el testamento de su hijo era "nacida en el camino viniendo a esta conquista" (25); sin embargo los padres de Isabel González vinieron en la armada de Ortíz de Zárate, y a esa conquista hace referencia el documento. Por su parte, Monseñor Fasolino da cuenta del padre Andrés de Orona, quien declara en su testamento ser el "hijo más antiguo de esta ciudad" (26), lo cual tampoco alcanza para documentar la participación de mujeres en la expedición. No obstante dio, creemos que es muy probable que así haya sido, habida cuenta de que se venía a poblar y establecerse en forma definitiva.

Por último, queda un punto discutido por diversos historiadores: si hubo sacerdote que participara de la expedición fundadora.

La Dra. Hebe Livi, investigadora que se ha ocupado del tema, opina que no Sólo hubo sacerdote en la fundación de Santa Fe sino que fueron dos: los frailes franciscanos Diego de Malaver y Juan de Rivadeneira.

La Dra. Livi ha probado que en diciembre de 1573 llegó a la recién fundada Santa Fe el alcalde de Córdoba, Pedro López Centeno, enviado por Cabrera con una escolta de treinta soldados. Su misión era la de imponer a los santafesinos de un requerimiento para que abandonen la ciudad v tierras que se pretendían para la jurisdicción cordobesa En cuanto a esta cuestión atañe, López Centeno no obtiene ningún éxito, pero sí recibe satisfacción de un segundo pedido, el de que la ciudad de Santa Fe provea a la de Córdoba de un sacerdote. Así es como Fray Juan de Rivadeneira parte con ellos en enero del año siguiente, quedando Malaver en la ciudad de Garay (27).

2.3. La constitución del Cabildo y la Justicia Real

Como era de práctica, al momento de fundar una población que tuviera el rango de ciudades se constituía el Cabildo:

- "Y porque Su Majestad -dice el acta fundacional- manda a los gobernadores y capitanes que así poblaren o fundaren nuevos pueblos o ciudades, les da poder y comisión para que puedan nombrar, en su real nombre, alcaldes y regidores, y para que tengan en justicia y buen gobierno y policía las tales ciudades o pueblos".

En el mismo acto Garay constituyó el primer Cabildo y designó entre el grupo de sus expedicionarios a los alcaldes de primero y segundo voto -Juan de Espinosa y Orduño de Arbildo- y los seis regidores -Benito de Morales, Remando de Salas, Mateo Gil, Diego Ramírez, Lázaro de Benialvo y Juan de Santa Cruz-.

A su vez, en el solemne acto del 15 de noviembre el aparato de las formas incluía la representación concreta del poder real en el "rollo", símbolo de la autoridad real. Por ello, Garay mandó a los recién designados integrantes del primer cabildo para levantarlo juntos en medio de la plaza mayor:

"Otro sí mando a los alcaldes y regidores vayan conmigo y en el conmedio de la plaza de esta ciudad me ayuden a alzar y enarbolar un palo para rollo, para allí, en nombre de su majestad y del señor gobernador Juan Ortíz de Zárate, se pueda ejecutar la justicia en los delincuentes conforme a las leyes y ordenanzas reales".

Rollo, plaza mayor, traza urbana y jurisdicción territorial constituyen una serie de círculos concéntricos que se ordenan espacialmente y significativamente según una tradición americana con raíces en la cultura medieval española.

2.4. La traza urbana

En la corriente conquistadora entrada por el Río de la Plata, Santa Fe fue la primera población que se fundó como ciudad. Sancti Spíritus, la primera Buenos Aires, Corpus Christi, Buena Esperanza, La Candelaria y Asunción nacieron como fuertes.

Por lo tanto, también fue la primera población que nació con una traza urbana según el modelo que había consagrado la praxis fundacional española en Indias.

En otra oportunidad hemos citado el arquitecto Jaime Salcedo (28) quien resalta el hilo conductor de la traza en cuadrícula que puede establecerse entre las fundaciones de Lima, Santa Fe y la segunda Buenos Aires. No es casual, destacamos en aquella ocasión, que Garay haya entrado a Indias por el reino del Perú, y vivido desde su adolescencia en Lima.

Por ello, cuando funda Santa Fe establece un plan urbano en damero, con sus manzanas cuadradas y regulares y sus calles ortogonales:

- "Otro sí, mando que el asiento y repartimiento de los solares y casas de los vecinos de esta ciudad se edifiquen y asienten y se guarden conforme una traza que tengo señalada en un pergamino, que es hecho en este asiento y ciudad de Santa Fe, hoy domingo quince de noviembre de 1573 años".

Además, tal como tenía mandado por Suárez de Toledo, cumplió señalando solar para una iglesia "en que se celebre los divinos oficios":

"Otro sí, en la traza de esta ciudad tengo señalados dos solares para iglesia mayor..."

Pero es de suponer que, dada desde un principio la presencia de frailes franciscanos, también desde los mismos orígenes de la ciudad se les otorgara un solar para edificar su convenio.

Sólo más tarde llegarían las otras órdenes religiosas: dominicos, jesuitas y mercedarios.

2.5. Las estancias y las chacras

Fundada la ciudad, Garay salió con parte de su expedición a hacer un reconocimiento de su entorno, es decir, de las tierras y pobladores que las habitaban.

Cumpliendo con las facultades que le otorgó el poder de Martín Suárez de Toledo, ratificadas luego por el adelantado y su sucesor Ortiz de Zárate Mendieta, Garay repartió entre los expedicionarios que participaron de la fundación tierras para chacra en el entorno inmediato a la ciudad y de estancia en ambas márgenes del Paraná.

En la merced que se otorga a si mismo en 1576 expresa que poblada la ciudad, inmediatamente repartió "tierras para sus labranzas y crianzas, y solares y cuadras para sus viviendas", sin embargo por falta de papel hasta ese año no había podido asentar los repartimientos en cédulas (29).

Algunas de estas mercedes se conservan en diversos archivos:

- las que se otorgó a sí mismo el 21.05.1576, y

- las que señaló a Sebastián de Lencinas el 26.11.1576 y

- a Antón Martín el 07.12.1500(30).

2.6. Los caminos

Al poco tiempo de fundar Santa Fe, en los documentos relativos a su merced de tierras, Garay hace referencia al camino de los chipiacas, que partía de la ciudad hacia el norte, bordeando la costa del río, atravesando montes de algarrobos y espinillos e internándose en tierras de tribus guerreras y belicosas.

Según Zapata Gollan el vocablo chipiac es mocoví, en cuya lengua quiere decir caballo. Su origen podría estar relacionado con los primeros caballos que cruzaron el actual norte santafesino por 1560 en la incursión de Gregorio de Bazán, que desde la recién fundada Santiago del Estero buscaba una salida al Paraguay (31).

Siendo que los mocovies no habitaban el entorno del sitio fundacional de Santa Fe, el término chipiaca se habría filtrado en las parcialidades aborígenes locales.

Por lo demás, no había otros caminos que vincularan a Santa Fe con la red de ciudades que venía conformándose en la provincia del Tucumán.

Una de las primeras decisiones fue, precisamente, buscar un camino que vinculara con la ciudad de Córdoba, cuyo conocimiento Garay había tenido por boca de su propio fundador don Jerónimo Luis de Cabrera.

El descubrimiento de ese camino fue encomendado a Juan de Espinosa, uno de los principales capitanes, español, quien partió con un grupo de veinte soldados.

En un testimonio posterior, el mismo Espinosa da cuenta de que Garay lo mandó a que encontrara el camino de Santa Fe a Córdoba y Santiago con veinte soldados, y que "con ellos descubrió el camino con mucho trabajo y "pasando por tierra de enemigos y teniendo muchos reencuentros y batallas" y llegó a Córdoba y de allí a Santiago, de donde trajo bueyes y vacas, yeguas y caballos, cabras y ovejas, y trigo "de que se empezó a sembrar y hacer comida" (32).

Ese testimonio da cuenta, por lo tanto, de ganados que incorporados a los traídos de Asunción fueron conformando el necesario sustento para la población. Interesa en particular la referencia sobre las semillas de trigo que dieron origen a las sementeras de las chacras santafesinas, que proveían a las atahonas rurales y urbanas para la elaboración de la harina.

3. EL CONTACTO HISPANO-INDíGENA

3.1. Los habitantes del lugar

Durante la primera mitad del siglo XVI los contactos producidos entre la cultura española y las aborígenes en el actual territorio santafesino, lieron de corta duración y discontinuos (Sanctí Spirítus, Corpus Christi y Buena Esperanza).

Al momento en que se produce la fundación de Garay, el territorio de la costa estaba ocupado por el grupo chaná-timbú (pámpido), formado por indios canoeros. con una economía basada en la caza y la pesca.

Esta economía, según Imbelloni, se complementaba con la práctica de una agricultura rudimentaria, especialmente de maíz y zapallo (33); opinión que puede corroborarse en la citada relación del factor Dorantes que da cuenta de cómo Felipe de Cáceres, al incursionar en la región por 1570, tuvo el desatino de arremeter contra los aborígenes que encontró, quemando sus casas "y Sil maíz" (34).

Contemporáneamente otro grupo étnico, el guaraní (amázonidos), había avanzado en su desplazamiento fluvial, produciendo su superposición con los grupos locales.

El entorno estaba poblado por otras etnias: charrúas en la actual provincia de Entre Ríos, querandíes en el sur de Santa Fe y guaycurúes en el norte (matacos, tobas, mocovíes, abipones).

Los documentos de la época de la conquista hacen referencia a los grupos que habitaban la zona denominada, a su vez, genéricamente como provincia de los Timbús:

- En su testimonio ya citado, Juan de Espinosa y Felipe Juárez dicen que Garay fundó en la provincia de los Timbús (35).

- En el poder que desde el puerto de San Gabriel el 13.12.1573 el adelantado Juan Ortíz de Zárate otorgo a Garay, se dice que éste ha fundado "en el río de los mocoretaes o calchines entre la nación de los indios que llaman mocoretaes o timbúes" (36).

Los mocoretaes, que también daban nombre a la zona donde se fundó Santa Fe, eran una parcialidad del grupo chaná-timbú, que habitaba la margen derecha del Paraná pero que también había avanzado sobre la costa opuesta, donde los encontró Schmidel en las orillas del Guayquiraró. En la merced que otorga a Antón Martín cl 07.12.1580 menciona las "taperas de los mocoretaes" en esta banda del Paraná, algunas leguas al norte de Santa Fe la Vieja.

Igualmente, otros documentos dan cuenta de otros pueblos o parcialidades de los cuales conocemos poco más que los nombres:

- En la merced que se otorga a sí mismo Garay hace mención del camino de los chipiacas" (también en la merced a Antón Martín>, que salía al norte de la ciudad, y de las "taperas de Carchamín" en los pagos del Salado Grande.

- En la merced de tierras otorgada a Sebastián de Lencinas se hace referencia a las "taperas viejas que solía tener allí Vilipulo" en la otra banda del Salado Grande (37).

- En la misma merced refiere de la otra banda del Paraná "por donde yo subí los caballos cuando fui en busca de los Caletones".

La permanente dinámica de estos grupos producía superposiciones territoriales y contactos interétnicos ya antes de la llegada de los españoles -nos dice el lic. Carlos Ceruti-, pero la conquista española actuó como catalizador, acelerando algunos procesos de aculturación y provocando otros nuevos.

A partir de la fundación de Santa Fe la población chaná-timbú fue la que entró en contacto directo con el grupo español y sus comunidades fueron localizadas en pueblos de encomiendas y reducciones, en función de un nuevo sistema de ordenamiento territorial. La modificación de sus pautas culturales y diversas pestes y epidemias produjeron el decrecimiento de su población hasta su temprana desaparición en el siglo XVII. Podemos agregar entre estas causas malos tratos y condiciones de vida desfavorables impuestas por los encomenderos que periódicamente trataron de corregir algunas ordenanzas. En cambio, sólo encontramos alguna rara mención a encuentros armados durante los tiempos de Garay, que tuvieron lugar mientras se descubría el camino a Córdoba y de los que da testimonio Juan de Espinosa al decir que en su marcha por "tierra de enemigos" tuvo "muchos reencuentros y batallas" (38).

De este proceso de decrecimiento demográfico dan cuenta los documentos de la época. En 1612 Ruy Díaz de Guzmán calcula que al momento de la fundación, la población de los timbús alcanzaba el número de 8.000 pero "ahora -dice Díaz de Guzmán- han quedado muy pocos".

Según el Dr. Manuel María Cervera las pestes habrían sido la principal causal que diezmó la población aborigen, y da cuenta de epidemias en 1605, 1606, 1615, etc. El 18 de febrero de 1619 los vecinos y Cabildo de Santa Fe elevan un reclamo porque la peste sufrida cuatro años antes había desaparecido todo el servicio indio de la ciudad (39).

Para 1673, según un padrón citado por el Lic. Ceruti, subsistían 80 chana-timbú, 54 chaná, 20 colastinés y 6 guayquirarós.

3.2. Los repartimientos de indios y las encomiendas

El primer repartimiento de indios en el Río de la Plata y Paraguay lo hizo el gobernador Domingo de Irala en 1556, cuando repartió en Asunción cerca de 20.000 entre 320 o más hombres "para que le ayudasen a sobrellevar sus trabajos".

Más tarde, por el poder que le había otorgado Suárez de Toledo, Garay estaba autorizado a repartir y encomendar los "indios y generaciones que encontrase en la comarca del pueblo que fundase.

Por estas encomiendas los indios debían servir a los vecinos y pobladores según las ordenanzas que estaban vigentes, establecidas por el gobernador Irala. Pero a la vez, el mismo poder mandaba y encargaba a Garay y a los dichos vecinos "el buen tratamiento, pacificación y conservación de los dichos indios naturales, su buena doctrina yenseñamiento en las cosas de nuestra Santa Fe católica, para que mediante la divina gracia vengan en conocimiento de ella y sean al gremio y unión de los fieles para que puedan salvar y gozar de la gloria para do fueron criados".

Cumplido el acto de poblar y establecer un fuerte para la seguridad de los pobladores, Garay salió con algunos soldados a reconocer el terreno circundante y "a visitar y empadronar la tierra" dice "y así luego repartí... los naturales que en esta provincia hay para que mejor se pudiesen sustentar los dichos pobladores como parecerá por un registro y memorial firmado de mi nombre..." (40).

Lamentablemente ese registro no ha llegado hasta nosotros, y muy fragmentariamente podemos conocer algo respecto de las encomiendas otorgadas por Garay.

Se conserva una adjudicación, a favor del capitán Francisco dcl Pueyo, por la que Garay le pone "en cabeza el pueblo Canilitón con los caciques Mycarechit y Quiluchit y Chucalyt y otro pueblo Chiyapuista con los caciques Ypanali, Yaguilaba y Lujas y Consusal, con todos los caciques e indios a ellos sujetos que al presente son y serán". La merced, al igual que el poder citado por cl cual actuaba, enuncia los derechos y las obligaciones del encomendero. Por un lado la encomienda es para que los indios sirvan a Pueyo "como Su Majestad lo manda" con el compromiso, por otra parte del encomendero, de hacerse cargo de su doctrina cristiana: "mando que los doctrinéis y enseñéis y atraigáis al conocimiento de Dios, nuestro señor, y nuestra santa Fe católica" (41).

En 1627 se hace referencia a las tierras de la boca del Salado Grande, en su margen occidental en el paraje llamado de los Calmis, indicando que al norte lindaban con "tierras de las primeras encomiendas que antiguamente fueron dadas" (42).

Los frecuentes abusos que acompañaron a las encomiendas desde su institución en la isla de La Española también se presentaron en el Río de la Plata y en la naciente Santa Fe.

El 17 de enero de 1580 Garay debió reiterar un bando por el cual mandaba "que todas las personas que tuviesen gente de servicio de las comarcas de la ciudad de Santa Fe las trajesen y manifestasen ante mí para saber e inquirir cuáles son de repartimiento y cuáles no" (43).

En ese bando Garay se expide en contra de "las grandes vejaciones y molestias que reciben los indios de las naciones guatataes y mogolaes y hagazes conamecuaes y otras naciones que están entre nosotros, de algunas personas de esta ciudad, tomándoles sus mujeres en tal manera que muchos de ellos no tienen mujeres ni menos los caciques tienen gente consigo, porque todos, o la mayor parte, los tienen y se sirven de ellos los vecinos, estantes y habitantes de esta ciudad".

Manda que "todos los que tuvieren indios de servicio en sus casas y rozas, de las dichas naciones o de cualquier de ellos, los echen y envíen de sus casas para que residan y estén con sus caciques o muestren título y data de los que así tuvieren".

Tampoco permite que sean "osados de contratar, pedir ni comprar ninguna pieza de servicio de las dichas naciones, ni menos de los guaycurúes". De esta manera se verifica tempranamente el caso de lo que se dio en llamar "rescate", práctica que consistía en aprovechar los conflictos interétnicos para obtener gente de servicio.

A las ordenanzas de Irala promulgadas en 1556, relativas a las encomiendas, y bajo cuya vigencia se repartieron las encomiendas santafesinas, siguieron las del gobernador Juan Ramírez de Velasco, que según Raúl A. Molina tenían un contenido más humanista. Dictadas en 1597 en consideración al "mucho desorden que en algunas cosas ha habido particularmente en el servicio de los naturales, con gran cargo de conciencia de los vecinos encomenderos y otras dignas de remedio..."(44).

Los indios encomendados podían servir sólo cuatro días por semana mías tareas rurales, en un número de hasta la cuarta parte de ellos por vez y en edad de entre 15 y 20 años.

En 1598 Hernandarias de Saavedra debió reiterar una reglamentación sobre el mismo tema por falta del cumplimiento de lo establecido por su antecesor.

En 1603 el mismo Hernandarias dictó unas nuevas Ordenanzas que fueron pregonadas en Santa Fe, el 26 de diciembre "saliendo de misa mayor, a las puertas de la morada del señor gobernador Hernandarias de Saavedra y en su presencia" Estas ordenanzas procuraban subsanar el "desorden y descuido" con que los encomenderos atendían "a la doctrina y buena enseñanza y conservación de los naturales a ellos encomendados" (45).

Como contrapartida a los majos tratos denunciados por las mismas autoridades, podemos traer a referencia el caso de Alonso de San Miguel> vecino encomendero, que en su testamento del 29.06.1607 (46) deja a los indios de su encomienda que estuviesen vivos en la reducción de los cayastá y otros estancieros y chacareros que están en la gobernación del Tucumán un potro a cada uno, y si no lo quisieren un novillo, y "lana para una camiseta".

Por su parte Feliciano Rodríguez al testar el 17.04.1606 (47) manda decir misa por los indios de su encomienda muertos en su poder. Por uno de ellos, carpintero de nombre Alonso, veinte misas, y la misma cantidad por otro llamado Cristóbal; ocho por los ñanacones y seis por los mitayos. Además lega veintiocho (reales?) a cada uno de los indios de su servicio.

Algo similar manda en su testamento el contador Hernando de Osuna el 10.07.1612 (48) donde dispone que se digan en la Parroquia de Naturales seis misas rezadas por las ánimas del servicio muerto en su casa.

Cuando el gobernador Diego de Góngora visita Santa Fe en 1622(49) empadrona junto a los 126 vecinos españoles (léase jefes de familia), 168 indios, 78 indias y 20 muchachos ocupados en el servicio de las casas, chacras y estancias de sus vecinos y moradores".

En 1652 había en Santa Fe veintinueve vecinos encomenderos. Por ese listado sabemos de algunas encomiendas que tenían su origen entre los participantes de la expedición fundadora en las cabezas de Sebastián de Aguilera, Feliciano Rodríguez, Alonso Hernández Romo, Antón Martín, y de Juan Sánchez (50).

3.3. Los pueblos de indios

En 1597 Ramírez de Velasco manda en sus ordenanzas que en el término de seis meses los vecinos encomenderos hagan "sus casas y pueblo formados con calles, enseñándoles a hacer buhíos como en el Perú, y se asienten y reduzcan en partes donde tengan abundancia de tierra para sus sementeras y agua y leña, pues se ve claro que por habitar en buenas esteras que se quitan y ponen con facilidad los dichos indios toman avilanteza para cada día ausentarse y no conocer sitio ni pueblo formado" (51).

Seis años mas tarde, las ordenanzas de buen gobierno de Hernandarias, dictadas y pregonadas en 1603, disponían que en cada una de las ciudades de la gobernación se hiciesen reducciones de los indios naturales "en las partes y lugares más cómodos que habían" (52). El sitio para estas reducciones debía tener "tierras, aguadas, montes y lo demás necesario para su buena conservación". En estas reducciones los encomenderos debían hacer y edificar iglesias, y también debían ocuparse de proporcionar los ornamentos, imágenes y objetos del servicio del culto.

Cumpliendo éstas y otras disposiciones desde la misma ciudad se ha de dirigir en forma centrífuga el establecimiento de pueblos de indios y reducciones. Desde 1573 los indios comarcanos encomendados fueron reducidos en algunos parajes por sus encomenderos y, fundamentalmente, en las tres reducciones fundadas por Hernandarias de Saavedra entre 1615 y 1619 con curas doctrineros de la orden franciscana: San Bartolomé de los Chaná (cerca de donde estuvo el fuerte de Caboto), San Miguel de los Calchines y San Lorenzo de los Mocoretá en el entorno más inmediato de la población española.


San Bartolomé de los Chanás

A ochenta leguas del asiento de Santa Fe por 1619 se fundó la reducción de San Bartolomé de los Chanás, pero al momento de iniciar la visita de Góngora, en su paso río arriba, no halló ningún indio sino a dos leguas, donde encontró dos caciques con 18 indios, sin mujeres ni hijos "que andaban retirados por la enfermedad de viruelas y tabardillo que habían comenzado a darles, de que dijeron hablan muerto algunos". A éstos ya un español se les encomendó que saliesen a buscar a los demás caciques e indios.

Al regresar de su visita y al momento de empadronar la reducción, "cuando volvía navegando por el dicho río a hacer la visita de esta reducción tuvo noticia estaban en unas islas". Llegado al lugar, los encontró con sus mujeres e hijos, "en sus ranchos de toldos de esteras que tenían hechos en tierras y en canoas".

Góngora recogió este grupo y lo condujo hasta la reducción, donde había otra cantidad recogida por los dos caciques que había enviado en su busca.

Bautizados en su mayoría, andaban vestidos algunos y otros desnudos. La reducción tenia su iglesia buena de tapia, madera y paja, y las Casas del poblado eran de palo y paja. Su habitat natural habla sido las islas vecinas; su número, según declararon, se había reducido notablemente por las pestes.

No tenían sacerdote, ni ornamentos para cl servicio de la iglesia. Habían tenido un cura doctrinante, fraile franciscano de nombre Francisco Ibáñez, que no conocía su lengua, "por cuya causa se habían muerto muchos sin confesión".

Interesa que aunque su habitat natural había sido otro, estos indios dijeron "que por que tenían ya hechas casas y buen agua, montes y leña, pescaderías y tierra para pescar y sembrar, estaban contentos". Fueron empadronados 321 indios: 133 hombres 86 mujeres, y 102 muchachos.

Góngora, de regreso en Buenos Aires, inmediatamente dispuso que desde el convento franciscano de esa ciudad se mandase "un religioso nacido en la tierra que sabe muy bien la lengua de los indios".

San Miguel de los Calchines

Cinco leguas al sur de Santa Fe, en los Calchines, por 1617 se fundó la reducción de San Miguel. Góngora halló allí una iglesia de tapias con cubierta de madera y paja. Un religioso asistía la doctrina, pero llegado ocho días antes que el gobernador, según referencias de los propios nativos, no sabia hablar su lengua.

El ornamento con que celebraba los oficios, junto con otros objetos, había sido comprado por los propios indios con su limosna "que habían juntado de su maíz".

Los indios reducidos vivían en casas de palos y paja, y andaban vestidos.

Según señalaron ellos mismos, su habitat había sido a veinte leguas de ese asiento y se quejaron de que las tierras eran "mal as, que no tenían pescados ni caza para poderse sustentar".

Muchos habían muerto, y se iban muriendo sin multiplicarse.

Solicitaron a Góngora que se les autorizase a volverse a su natural.

Fueron empadronados 307 indios: 132 hombres, 97 mujeres y 78 muchachos.

San Lorenzo de los Mocoretás

Fundada por Hernandarias en 1615 con 200 indios. Se ubicaba a tres leguas de la ciudad en una chacarilla que había sido de Antón Martín.

Cuando la visitó Góngora en 1622 en ella halló al padre Andrés de Espinosa, y una iglesia de tierra, madera y paja, con un ornamento para las celebraciones y dos campanillas.

El habitat natural de estos indios reducidos era 15 o 20 leguas más al norte, y se quejaron al gobernador diciendo que no había pesquerías ni "cazaderos", y que debiendo cultivar sementeras se las comían los papagayos "porque hay muchos en el sitio". También se ocupaban "en bogar y vaquear y hacer cueros de toro" sin que se les pagase su trabajo, según se quejan al gobernador.

Según sus referencias los mocoretás habían sido muchos pero tan sólo quedaban en la reducción un cacique y dos indios, y el resto pertenecían a otras naciones, hasta completar el número de 364 indios empadronados por Góngora: 176 indios, 121 indias y 67 muchachos.

El mismo Cura Doctrinero ratificó lo dicho por los indios y pidió licencia para mudar la reducción (53).


Conclusiones

Como consecuencia de la fundación de Santa Fe, en 1573 se inicia un proceso de afianzamiento de la presencia de España en el corredor fluvial no sólo de nuestra provincia, sino también del actual territorio argentino.

El poblamiento de la región adquiere a partir de entonces la dinámica ya experimentada por la conquista y colonización en otras partos del; continente americano.

La acción se ha de producir en dos niveles:

- uno territorial, intra-jurisdiccional, en cl que la ciudad ha de comportarse como núcleo del espacio que se le ha asignado.

- otro regional, y en el que Santa Fe es una primera etapa de un plan más amplio de ocupación que sólo ha de completarse con las fundaciones de Buenos Aires y Corrientes.

En ambas situaciones el recinto urbano se comporta como un núcleo que establece una permanente interdependencia con el espacio rural en que se inscribe incorporado en forma efectiva o no a su jurisdiccion:

"Otro sí -dice Juan de Garay en el acta de fundación-, nombro y señalo por jurisdicción de esta ciudad: por la parte del camino del Paraguay hasta el cabo de los anegadizos chicos, y por el río abajo, camino de Buenos Aires, veinte y cinco leguas más abajo de Sancti Spirítus, y hacia las panes de Tucumán cincuenta leguas a la tierra adentro desde las barrancas de este río, y de la otra parte del Paraná otras cincuenta".

Independientemente de la amplia jurisdicción formalmente establecida, ése es un espacio en el cual la relación asentamiento urbano-entorno rural se articula en forma compleja incorporando una serie de factores administrativos, jurídicos, sociales, culturales y económicos, y que a su vez se va a expandir y contraer de acuerdo a la dinámica situación de sus fronteras. Tal como señala Alvaro Gómez-Ferrer, esta constante movilidad caracteriza a los procesos de conquista de América, en continuidad con la lucha de siglos por la reconquista del propio suelo peninsular.

En efecto, y en cuanto al caso particular se refiere, durante más de siglo y medio Santa Fe será el único poblado español dentro de su jurisdicción, por lo cual lo urbano y lo rural interactúan de un modo estrecho conformando una unidad en lo social, lo económico, lo administrativo, militar, religioso, etc.

En la ciudad el poblador intenta vencer las condiciones que impone el medio y crear un ámbito para la vida según las pautas culturales europeas.

Es el espacio donde se transplantan instituciones, ceremonias y pautas de comportamiento, pero por sobre todo es el lugar seguro al que se vuelve luego de cada incursión al territorio que se pretende controlar, de las doctrinas de indios y de las faenas de las chacras y de las estancias.

El resto, pueblos de indios, chacras y estancias, son elementos asentados en el territorio que desarrollan sus actividades en permanente dependencia de Santa Fe, estructurado físicamente por caminos que lo conectan con la ciudad.



Notas

1) GOMEZ-FERRER Alvaro. "Estrategia de a colonización: líneas de penetración y desplazamiento; áreas de colonización. española y portuguesa hasta 1573" en Historia Urbana de Iberoamérica. T. 1, La ciudad Iberoamericana hasta 1573. Madrid, Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España 1987, pág. 231.

2) Juan de Garay al Consejo de Indias. Santa Fe, 20 de abril de 1582. En: AGPSF. Boletín nº 4-5. Santa Fe. 1973, págs. 67/72.

3) Juan de Garay al Rey. Santa Fe, 20.04.1582. En: AGPSF. Boletín nº 4-5. Santa Fe, 1973, págs. 72/74.

4) Carta del Lic. La Gasca, Presidente de la Audiencia, al Rey:
'E Francisco de Mendoza se alzó con la gente e la llevó hasta llegar a la fortaleza de Gaboto, que es en la ribera del río de la Plata, donde halló la carta que allí los del río de la Plata habían dejado cuando determinaron de salir al río arriba, y en respuesta de aquella parece que dejó él otra; de que en la suya hace mención los del río de la Plata. "E queriendo esto é Francisco de Mendoza, subir el río arriba con la gente que llevaba, lo mató Heredia..." Transcripto por CERVERA Manuel María, Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe. Contribución a la Historia de la República Argentina (1573-1853). Tomo 1. Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, 1979, págs. 117/18.

5) CERVERA Manuel M. Op. cit, tomo 1, 1979/82, pág. 117.

6) Ibídem, págs. 128/9.

7) Idem, t. 1, pág. 129.

8) Archivo General de Indias. Charcas 42 "Relación (del factor Pedro Dorantes) a los Señores del Consejo fechada en esta ciudad bien desdichada nombrada la Asunción de Nuestra Señora, el lunes 13 de abril de 1573", cit. por ZAPATA GOLLAN, Agustín. La expedición de Garay y la fundación de Santa Fe. Publicación del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, Segunda Serie, N. 5. Santa Fe, Imprenta Oficial, 1970, págs 2819.

9) Archivo General de Indias. Charcas 40. Carta de Martín de Orué, Asunción, 14.04.1573, cit. por ZAPATA GOLLAN A Op. cit., pág. 29.

10) Información levantada a petición de Hernandarias sobre los servicios de Juan de Garay. Asunción, 23.07/02.08.1596. En: AGPSF. Boletín n' 4-5. Santa Fe, 1973, págs. 124/131.

11) "Bando del teniente de gobernador del Río de la Plata, Martín Suárez de Toledo, mandando asentarse o registrarse a las personas que concurrirán a la fundación de la ciudad encomendada al capitán Juan de Garay. Asiento de las personas inscriptas para dicha Fundación conocido como Alarde de Santa Fe. Asunción, 23 de noviembre de 1572". En: AGPSF. Boletín nº. 4-5. Santa Fe, 1973, págs. 9/14

12) Carta del 14 de abril de 1573, fechada en Asunción, Documento 12 de la Colección Blas de Garay, transcripto en CERVERA M. Op. cít., t. 1, págs. 136/7 y en t. III, Apéndice VI, pág. 201/4.

13) "Poder que Martín Suárez de Toledo, teniente de gobernador del Río de la Plata, otorga a Juan de Garay para fundar un pueblo y puerto en San Salvador, en el río San Juan o San Salvador". En: AGPSF, Boletín nº4-5. Santa Fe, 1973, págs. 16/19.

14) DIAZ DE GUZMAN Ruy. Anales del Descubrimiento, Población y Conquista del Río de la Plata Asunción, ediciones Comuneros, 1980, pág. 270.

15) Ibídem.

16) ZAPATA GOLLAN Agustín. Op. cit. Publicación del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales. Segunda Serie, N. 5. Santa Fe, Imprenta Oficial, 1970, págs. 38/39.

17) "Poder que Martín Suárez de Tolelo ...", ya cit.

18) Cédula de 1383, cit. por ZAPATA COLLAN .A Op. cit.. pág. 47.

19) "Mercedes de tierras que Juan de Garay se otorga a si mismo". Santa Fe, 21 de mayo de 1576. En: AGPSF. Boletín nº 4-5. Sarta Fe, 1973, pág,. 55/58.

20) "Mercedes de tierras otorgadas por Juan de Garay a Sebastián de Lencinas, vecino de Santa Fe", Santa Fe, 26 de noviembre de 1576, En: AGPSF. Boletín nº 4-5. Santa Fe, 1973, págs. 55/58.

21) Nombramiento de teniente de gobernador de las provincias del Río de la Plata en favor de Juan de Garay, extendido por el adelantado Juan Ortíz de Zárate. San Salvador, 07.06.1574. En: AGPSF. Boletín nº 4-5. Santa Fe, 1973, págs. 91/92.

22) DIAZ DE GUZMAN, op. cit. pág. 270.

23)"Mercedes de tierras que Juan de Garay se otorga a sí mismo", ya cit. en su carta al Consejo de Indias del 20 de abril de 1582 dice que fundó Santa Fe "con ayuda de setenta y seis pobladores, los siete españoles, los demás nacidos en esta tierra". (Juan de Garay al Consejo de Indias. Santa Fe, 20 de abril de 1582, ya cit.).

24) FERNANDEZ DIAZ Augusto. Fundación de Santa Fe. Rosario. 1970, pág. 14.

25) DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS ETNOGRAFICOS Y COLONIALES (en adelante DEEC); ESCRITURAS PUBLICAS (en adelante EP), tomo 2 f. 752v, testamento del licenciado Antonio Tomás de Santuchos, citado por ZAPATA GOLLAN, op. cit., pág. 30.

26) ROVERANO, Andrés, Los vecinos fundadores de Santa Fe. En: Revista de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, tomo XLVI, Santa Fe, noviembre de 1573, pág. 68.

27)LIVI Hebe. De cómo Santa Fe prestó a un sacerdote a Córdoba. En: "El Litoral", Santa Fe, 29.03.1983.

28) CALVO Luís María. Santa Fe la Vieja y la ciudad hispanoamericana. En: AMERICA 8. Santa Fe, Centro de Estudios Hispanoamericanos, 1993, págs. 41/60.

29)"Mercedes de tierras que Juan de Garay se otorga a sí mismo", ya cit.

30)"Mercedes de tierras que Juan de Garay se otorga a sí mismo " ya cit. Mercedes de tierras otorgadas por Juan de Garay a Sebastián de Lencinas", ya cit. "Mercedes de tierras otorgadas por Juan de Garay a Antón Martín, vecino de Santa Fe". Santa Fe, 7 de diciembre de 1580. En: AGPSF. Boletín nº 4-5, págs. 55/58, 58/59 y 65/66.

31) ZAPATA GOLLAN Agustín, Op. cit. Publicación del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales. Segunda Serie, nº 5. Santa Fe, Imprenta Oficial, 1970, pág. 56.

32) Información . . . sobre los servicios de Juan de Garay. Asunción, 23.07/02.08.1596. Ya cit.

33) CERUTI Carlos N. Evidencias del contacto hispano-Indígena en la cerámica de Santa Fe la Vieja (Cayastá). En: "Presencia hispánica en la arqueología argentina". Vol. 2, dirigido por MORRESI Eldo S. y GUTIERREZ Ramón. Resistencia, Museo Regional de Antropología Juan A. Martinet - Instituto de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste, 1983, pág. 488.

34) Archivo General de Indias. Charcas 42 "Relación (del factor Pedro Dorantes) a los Señores del Consejo". ya cit.

35) Información sobre los servicios de Juan de Garay. Asunción 23.07/02.08.1596. Ya cit.: y que pasó "grandes y excesivos trabajos, hambres y calamidades y muchos riesgos de su vida, en batallas y reencuentros que de ordinario tuvieron con los indios".

36) Poder atorgado por el adelantado Juan Ortíz de Zárate al capitán Juan de Garay..." Puerto de San Gabriel, 13.12.1573. En: AGPSF. Boletín nº5, págs. 89/91.

37) "Mercedes de tierras otorgadas por Juan de Garay a Sebastián de Lencinas", ya cit.

38) Información . . . sobre los servicios de Juan de Garay. Asunción, 23.07/02.08.1596. Ya cit.

39) CERVERA Manuel María. Op. cit t. 1, pág. 278.


40> "Mercedes de tierras otorgadas por Juan de Garay a Sebastián de Lencinas", ya cit.

41) "Juan de Garay adjudica al capitán Francisco del Pueyo la encomienda de las tribus Canilitón y Chiyapuista". Santa Fe, 16 de agosto de 1578. En: AGPSF. Boletín nº 4-5 pág. 60.

42) Merced de D. Francisco de Céspedes a Hernandarias, 27.04.1627. DEEC: EXPEDIENTES CIVILES (en adelante EC) tomo 57, expte. 92, 1 87 y sgtes.

43) "Bando de Juan de Garay, reiterando otro de días atrás, por el que manda a todas las personas que tuvieren indios de servicios, los manifiesten para determinar si son o no de repartimiento. Prohibe tratar y contratar con ciertas tribus". Santa Fe, 17 de enero de 1580. En: AGPSF. Boletín nº 4-5, págs. 61/62.

44) Ordenanzas de Juan Ramírez de Velasco, Gobernador del Río de la Plata y Paraguay. Asunción, 1 de enero de 1597. Publicadas por CERVERA M., Op. cit., tomo III, Apéndice, págs. 315/331.

45) Ordenanzas de indios por Hernandarias de Saavedra, Gobernador del Río de la Plata. Asunción, 29 de noviembre de 1609. Publicadas por CERVERA M., Op. cit., t. III, Apendice, págs. 305/6.

46)DEEC EC 52 fs. 285/92.

47) DEEC EC 52 fs. 116/30.

48) DEEC EC 52 fs.. 427/39

49) "Dos informes del gobernador Diego de Góngora al Rey en el año de 1622", en CERVERA M. Op. tít., tomo III, Apéndice XXI, pág. 384/5.

50) DEEC EC 54, expte. 52.

51) Ordenanzas de Juan Ramírez de Velasco, ya cit.

52) Ordenanzas de indios por Hernandarias de Saavedra, ya cit.

53)"Dos informes del gobernador Diego de Góngora al Rey en el año de 1622", ya cit.



Bibliografía

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Artículos publicados en periódicos

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