ACCION MISIONERA, EXPLORACION Y CONQUISTA ESPAÑOLA
EN LA AMÉRICA DEL NORTE EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII.
Leo W. Hillar Puxeddú

A fines del siglo XVI y comienzos del XVII en el virreinato de nueva España o Méjico la conquista española había alcanzado los límites del territorio de lo que actualmente es su parte central. Al sur el límite estaba dado por el istmo de Tehuantepec, ubicado más o menos a los 13 de latitud norte y el límite norte lo ubicamos en una línea imaginaria desde Tepic sobre el océano Pacífico y que pasando por Guanajuato concluía en Tuxpan sobre el Golfo de Mejico.

Al norte de esa línea se extendía lo ignoto, lo desconocido, especialmente la zona noroeste. Esta abarcaba de la actual Méjico la parte norte de los estados de Nayarit, Durango, Sinaloa, la sierra de Chihuahua y lo más lejano era Sonora que lindaba con el río Gila y la ignota península de California.

La enorme región que nos ocupa en esta charla ya había motivado expediciones en el siglo XVI, desde la época de Cortés, cuya mayor parte fueron marítimas a través del golfo de California, también llamado mar de Cortés, No sólo se utilizó esta vía marítima para evitar las tierras fragorosas,desérticas y tribus muy belicosas, sino también por que se deseaba conocer a ciencia cierta si California era una península o una gran isla, creencia esta última que persistirá hasta el siglo XVIII en la errónea pretensión de que el norte de la misma se hallada el buscado estrecho de Aniám, paso ansiado del Atlántico al Pacífico. También pretendieron ilusamente algunos virreyes que hiera una isla, para que el galeón de Manila al llegar a la costa americana navegara prácticamente hasta Acapulco en un mar protegido por dos costas.

Antes de continuar, vamos a decir algo sobre la palabra 'California'. Por lo que hemos podido averiguar, este nombre que se dio a la península, seria debido a que ésta era temida por su clima extremadamente caliente, caluroso; un clima como alguno ha calificado de "asesino". Es así que la palabra derivaría de "caliente fornalla", "cálida fornalla", que en un castellano actual sería "horno caliente". Entonces de "caliente fornalla" o "cálida fornalla" habría derivado California.

Hernán Cortés realizó expediciones hacia esta zona desconocida en 1532 y 1535, las que fracasaron en el intento colonizador. Cortés entró por el Golfo hasta los 24° de latitud, desembarcando en la península en lo que llamó Puerto de Santa Cruz, que más tarde se convertida en la ciudad de La Paz.

En 1540 Hernando de Alarcón establece, al igual que lo había hecho Francisco de Ulloa en 1539, que la Baja California era una península, lo que constató al navegar a lo largo de la costa del golfo de California o Mar de Cortés hasta el fondo de éste, donde desemboca el río Colorado. Desde sus bocas Alarcón lo remontó 85 leguas en un batel llegando a la entrada del Gran Cañón del Colorado. Señalemos de paso que los descubridores de esta maravilla de la naturaleza fueron los españoles de las expediciones que venían de La Florida en búsqueda de la fabulosa Cíbola y de la ciudad de Quivira; a las que se ubicaban en lo que es hoy Nuevo Méjico. En ese mismo año de 1540 la expedición de López de Cárdena, viniendo desde las tribus de los indios-Pueblo, descubrió la maravillosa parte central del Gran Cañón del Colorado.

Destaquemos en estos derroteros marítimos del siglo XVI en que California comienza a ser un nombre conocido, los viajes de Juan Rodríguez Cabrillo, quien en 1542 llega por la costa occidental americana del Pacífico a los 38° de latitud norte, es decir a plena Alta California, un grado más arriba de la actual San Francisco. Cabrillo reconoció, bautizó y tomó posesión de los puertos naturales de San Diego y Monterrey, futuras misiones del siglo XVIII. Y también a Bartolomé Ferrelo, quien sustituye a Cabrillo que muere durante el viaje, y que continuando el derrotero hacia el norte llega los 42º 20' yque al pasarlos 40º descubre un cabo quebautiza como Cabo Mendocino, nombre que conserva actualmente la cartografía mundial.

Es importante citar hasta donde llegó Ferrelo, porque con posterioridad a él, el pirata inglés Francis Drake apareció en el Pacífico proveniente del Estrecho de Magallanes. Sus andanzas llegaron hasta los 43°, y si Ferrelo había alcanzado antes los 42° 20', poco es lo que d descubrió Drake, sólo algo menos de un grado de costas y se pretende hacer creer con datos no ciertos que Inglaterra descubrió con él gran parte de la costa occidental norteamericana. "Son, pues, Rodríguez Cabrillo y Ferrelo los descubridores de la Alta California. Y no el pirata Francis Drake, que 50 años más tarde se ufanaba de ello".

Entre el fin del siglo XVI y comienzos del XVII aparece explorando estas costas el gran marino español Sebastián Vizcaíno, que hace un detallado relevamiento de la costa desde el Cabo Mendocino al sur. Una gran bahía situada a los 28° lleva su nombre. Vizcaíno también trató de colonizar la Baja California en la Paz, donde había estado Hernán Cortés, fracasando él también en el intento.

En el siglo XVII no hay prácticamente empresas exploratorias. Los marinos penetran en el golfo para realizar pesquerías de perlas.

Debemos ya comenzar a hablar de la Compañía de Jesús, y especialmente de un jesuita excepcional, formado en Austria que se llamó Eusebio Kino. Los primeros legionarios de la Compañía de Jesús llegaron a Nueva España en 1572. Su territorio de evangelización fue aquel que mencionamos al comienzo como ignoto y desconocido en la frontera norte. Recién a partir de 1681 -año de la llegada de Kino a Méjico- comienzan a evangelizar y civilizar a los aborígenes del actual estado mejicano de Sonora, especialmente a las tribus de los Pimas Bajos y Pimas Altos, a los que ubicamos en el norte de la mencionada Sonora y en el sur del actual estado norteamericano de Arizona.

Los jesuitas fueron un ejemplo de fortaleza espiritual y material en estas zonas inhóspitas. Numerosas misiones surgen y se estabilizan. Es una región que exigía grandes sacrificios ya la vez peligrosa, pues lindaba con las belicosas tribus apaches. La figura principal de esta epopeya es el incansable padre Kino, ya que evangelizó prácticamente toda la Pimería Alta, donde fundó muchas misiones, destacándose en lo que a él refiere las de, Nuestra Señora de los Dolores y San Javier del Bac en el actual estado de Arizona.

Al padre Kino, aparte de sus desvelos misionales le interesaban particularmente las matemáticas y la cartografía, las que había estudiado en el colegio jesuítico de Ingolstadt (Austria); es por ello que le atraía de sobremanera determinar la cuestión de si la california era una península o una isla, pues a pesar de los reconocimientos que vimos de los navegantes del siglo XVI, en el siglo XVII se volvió a sostener que la Baja California era una isla. Es así que pronto se preocupará en proyectar la evangelización de la península ignota, más aún, desde su futuro destino en la Pimería trazará un plan y una concepción geopolítica para la conquista de las Californias que tendrá gran trascendencia en el siglo XVIII.

El origen de la pasión de Kino por la Baja California surge antes de ser enviado como misionero a la Pimería Alta, cuando en 1683 integró como cosmógrafo la expedición que realizó el Almirante Orondo, la que si bien hizo pie en la península, fracasó igualmente como las de Cortés y Vizcaíno, debiendo regresar a Méjico.

El P. Kino, a pesar del fracaso de la expedición Otondo, continuó pensando en la conquista de la tierra californiana y cuando en 1686 fijé destinado a la Pimería Alta sufrió una gran decepción al tener que abandonar su idea de evangelizar California. Sin embargo no se desligó ni olvidó del tema. Desde su misión de San Javier del Bac realizó expediciones hacia el oeste y noroeste, todos sus viajes tenían la misma meta: hallar un camino terrestre a California. Así explorará el río Gila y luego el Colorado hasta su desembocadura en el Mar de Cortés. En 1701 en compañía del jesuita Salvatierra y del Capitán Manjé descubre la sierra de Santa Clara desde cuyas alturas contemplaron un amplio panorama comprobando que se trataba indudablemente de un golfo y que por lo tanto la tierra era una península. Esto quitó toda duda a Kino y pudo confirmar definitivamente sus estudios sobre la peninsularidad de la Baja California. Con Kino se estableció fehacientemente que la Baja California era una península.

Ante todos los fracasos de colonizar la península, el virrey de Méjico decide encargarles a los jesuitas dicha misión y dejarles libertad de acción, concediéndoles incluso el gobierno temporal, pues el virrey buscaba a través de los jesuitas realizar una empresa que no costara más gastos ni desembolsos a la Real Hacienda. Es así que en 1697 el gran amigo de Kino, el P. Salvatierra y cinco misioneros desembarcaron en la bahía de San Dionisio (26°), donde fundaron la primera misión jesuítica de la Baja California:

Ntra. Sra. de Loreto. A partir de ese momento los misioneros jesuitas llegaron a fundar 15 misiones en la península, que no sólo significaron la evangelización y la civilización sino también la consolidación de España en estas tierras y por ende el control de este antemural sobre el Pacífico que se extiende desde los 23° a los 32° 30'.

Como las tierras de la Baja California eran pobres y áridas y sus misiones necesitaban ayuda, establecida la peninsularidad, Kino concibe su gran proyecto de lograr una comunicación terrestre a través de la cual las misiones de Sonora abastecieran a las nuevas y necesitadas misiones californianas. Kino pensó además extender las misiones hasta la Alta California estableciendo también una ruta terrestre desde el río Colorado hasta Monterrey, puerto descubierto en el siglo XVI por Cabrillo. Este proyecto de Kino se expuso no sólo a la superioridad mejicana de la compañía de Jesús sino también al virrey de Méjico y de allí a Roma y al rey de España.

En 1711 la muerte lo sorprende en la misión de Santa Maria Magdalena. "Las dimensiones del espacio misional descubierto por el P. Kino eran enormes. Su corazón, la Pimería Alta, comprendía 4000 km. cuadrados. Desde ella le estaban confiados, hacia el final del siglo XVII, ya 20.000 indios; cuando murió lo lloraron 40.000. Pero Kino no sólo había ganado la Pimería sino todo Sonora y el noroeste de Méjico hasta muy adentro de la actual Arizona, con justa razón se le llamó un conquistador del cielo y de la tierra".

Las misiones de Sonora y la Pimería sufrieron un rudo golpe con la muerte de P. Kino; sus logros de pacificación y estabilización aborigen desaparecieron en esta región de Méjico sobreviniendo el desorden y la belicosidad indígena.

En 1767 los jesuitas son expulsados. Habían fundado 52 misiones en el noroeste mejicano y 15 en la península de la Baja California. Su expulsión dio al traste con la bondad de su sistema de organización socio-económica, que ya conocemos a través de la experiencia de las misiones jesuítico-guaraníes. Como todas las ex-misiones jesuíticas, tras la expulsión quedaron abandonadas, pues en manos de los laicos de las Juntas de Temporalidades y funcionarios reales, que se dedicaron a extraer riquezas personales, arruinándolas, olvidando -además- la tarea evangelizadora, lo que dio lugar a un gran caos y desorientación indígena.

Sin embargo en el virreynato de Méjico, o Nueva España. se va a producir un hecho excepcional tras la expulsión de los jesuitas. En 1765 llegaba como visitador general de la corona Don José de Gálvez, hombre de brillante inteligencia y de gran capacidad organizativa. Gálvez no se limitará a ser un mero visitador, pues se transformará en director y ejecutor de toda la política organizadora que necesitaban las provincias del noroeste, especialmente Sonora, sumidas a partir de la expulsión en un permanente estado de alarmas y guerra entre aborígenes y españoles; preocupándose además por la situación de la costa occidental sobre el Pacífico que comienza a ser apetecida primero por los rusos y luego por los ingleses.

"El objetivo geo-político de don José de Galvez y de los virreyes, como el contemporáneo al visitador, el Marqués de Croix, y los que le sucedieron, era continuar los viejos ideales geo-políticos de Hernán Cortés, que habla soñado con hacer del Océano Pacífico un gran lago hispano, como que lo fié casi hasta finales del siglo XVIII.

Gálvez retomará la idea del P. Kino, se dio cuenta de que el plan del jesuita era fundamental para la seguridad y expansión del virreynato de Nueva España. Es por ello que decide, primero pacificar y organizar la Baja California y luego la provincia de Sonora, pues al igual que Kino consideraba que Sonora seria la base estratégica de irradiación del afianzamiento de la península y de la conquista de la Alta California. En esta concepción era fundamental la comunicación terrestre, lo cual se plasmará en 1774 cuando el comandante del presidio de Tubac, Juan Bautista Anza, del norte de Sonora, logre establecer la ruta terrestre del Colorado que remataba en Monterrey sobre el Pacifico.

En esta nueva etapa las dos grandes figuras de la expansión española en la Alta California fueron José de Gálvez y el franciscano mallorquín Fray Junípero Serra.

Historiadores norteamericanos como Herbert Bolton, James Key o españoles como Morales Padrón, Sanchez Barba, entre otros, sostienen que la conquista misional franciscana en California se diferenció de la que hicieron los jesuitas, cuyos lugares ocuparon. La Compañía de Jesús en la tarea misional que realizó en el noroeste y la Baja California, puso el mayor empeño propio en el orden material de la acción, con poquísima ayuda del virreynato. En cambio en 'la dinámica misional franciscana existió un gran sedimento político" - Posiblemente el norteamericano Herbert Bolton nos dé la clave, cuando escribe "las piadosas frases no eran mera hipocresía. Los franciscanos se hallaban verdaderamente deseosos de expandir la fe. Pero se hallaban en gran estrechez económica y poseían pocos medios para sostener los proyectos religiosos, a menos que convergieran a la vez fines religiosos y políticos".

Ante ello Gálvez sin dejar de lado la evangelización y la tarea misional, concibe un plan en el que las misiones franciscanas tendrían un rol principal dentro de la acción política española resguardando el flanco noroeste del virreinato de Méjico frente a las pretensiones extranjeras que ya se manifestaban.

Gálvez necesitaba de la adscripción política de los franciscanos, para la etapa inicial de esta conquista. "Estas misiones, una vez establecidas, y cuando ya habían dado pie a una organización política y militar consolidada, abandonaron el carácter político; pero que fueron utilizadas como primer baluarte en la costa del Pacifico contra las posibles tentativas rusas e inglesas es un hecho real que no puede negarse".

Cada misión tuvo a su lado un Presidio, nombre con el que e California se designaron los fuertes militares, que les servía de apoyo. Esto fue así, por el valor geo-político que a ellas les adjudicó Gálvez.

Más allá de esta situación inicial, debemos reconocer que José Gálvez concibió esta gran empresa y que Fray Junípero Serra llevó a la práctica sus aspectos esenciales. Sin duda, en ambos había una fidelidad Dios y al Rey que se acrisolé en este plan.

Se ha dicho que en el siglo XVIII ya no son -como antaño- el fraile y el conquistador las figuras principales de la conquista, pues el último b sido desplazado por el político del siglo de las luces, Sin embargo el fraile pervive, porque indudablemente pervive el ideal de la monarquía d expandir la Fe, por lo que ese mismo hecho entrañaba en sí y no por mera razones económicas y políticas.

Los franciscanos conducidos por Fray Junípero Serra, llamado "caminante de América", sustituyeron a los expulsos jesuitas en este gigantesco plan, pues no quedan dudas que los franciscanos fueron los grandes colonizadores de la California del Norte.

La expedición inicial para la Alta California se dividió en dos parte una salió por tierra desde la Baja California, arrancando de la septentrional misión de Santa María, y la otra por mar desde el puerto de San Blas e 1769. Las dos primeras misiones que los franciscanos fundaron en ese año fueron las de San Diego y Monterrey En 1770 llegaron 30 misionero franciscanos que prontamente fundarán un gran número de misiones en 1 Alta California. Señalemos algunas de ellas: SAN GABRIEL DE LO TEMBLORES en 1771 en los 34° l0'y SAN LUIS OBISPO en 1772 en lo 35° 38', SAN FRANCISCO, la más septentrional de todas el 9 de octubre de 1776 en los 37° 30', SAN JUAN CAPISTRANO, también en 1776 en 36 30', SANTA BARBARA en 1786 en los 34° 28', LOS ANGELES en 1791 en los 33° aproximadamente.

El empuje final de esta acción expansiva de España en el último tercio del siglo XVIII, lo provocó en 1773 el embajador español en Rusia, el que informó al gobierno de Madrid que los rusos, no sólo estaban explorando, sino asentándose entre los 600 y 55° de latitud norte de la costa occidental americana. Informado de esto, el virrey de Méjico ordenó una importante serie de viajes exploratorios y preventivos que salieron a partir de 1774, desde el puerto de San Blas, hasta 1792, período en que los marinos españoles llegaron hasta los 60° en Alaska.

Destaquemos esta última, posterior, acción misional, exploratoria y defensiva de España, realizada con empeño no sólo español sino también criollo-americano.

Lamentablemente la España del siglo XVIII no estaba en condiciones de contender con poderosas potencias. Sin embargo hasta el final, demostró fortaleza y dignidad. En esta zona de la América del Norte, quedan en su costa occidental, como testimonio de esa acción numerosos nombres geográficos españoles, desde la Ensenada de Valdéz en Alaska, pasando por el Glaciar de Malaspina, los montes San Elías y el Cabo Mendocino hasta los 34 nombres españoles de los 52 condados en que está dividido el estado de California.

La historia de ese pasado de la América del Norte recuerda especialmente los nombres del Padre Kino, de Fray Junínpero Sena y de don José de Gálvez.

La misma labor que realizaron el P. Kino y su amigo el P. Salvatierra en Sonora y Arizona y en la Baja California respectivamente; la realizó Fray Junípero Serra en la Alta California, quien en los últimos quince años de su vida caminó más de 20.000 kms. para convertir a miles de indígenas.

El P. Kino es tan recordado por los historiadores norteamericanos a raíz de su acción misional en Arizona y California, que no sólo existe en el país del norte una abundante bibliografía sobre él, sino que en la década de 1940 se fundó en EEUU. un instituto especial destinado al estudio de su vida y de su obra.

Fray Junípero Serra también es tan recordado por los norteamericanos, que una estatua suya está en la galería de los padres fundadores de cada estado en el Congreso Nacional en Washington y otra lo recuerda en la Legislatura en la ciudad de Sacramento, capital de California.

Sin tener sustrato católico, ni lengua española, ni cultura hispanoamericana, admiremos a estos anglosajones del Norte que saben respetar la tradición cultural de su pasado que es la que fortalece la personalidad de los pueblos. Por eso en esta celebración de los 500 años del descubrimiento, en que mucho se ha denigrado por ciertos sectores e ideologías, la acción española y de la Iglesia misionera católica en América, repetimos con el destacado pensador de la izquierda nacional argentina que fue Juan José Hernandez Arregui, lo siguiente: "Sólo las sociedades que tienen conciencia de su eslabonamiento cultural, que es tanto solidaridad con los orígenes como certeza de un futuro, pueden considerarse comunidades históricas. Respetar las tradiciones es beber la savia del pasado en las transformaciones vivas del presente".



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