SANTA ANTONIO THOMAS, UN IGNORADO CONQUISTADOR
Hebe Livi

Es habitual que los historiadores realicen sus investigaciones tomando en cuenta los personajes trascendentes y los hechos destacados de nuestro pasado lejano o cercano. El hombre de poca o ninguna jerarquía pasa desapercibido, pero es él quien constituye el grueso de quienes forjan el devenir de la historia. Es aquél que día a día se ve obligado a realizar toda clase de actividad, y como consecuencia de ella, se producen los acontecimientos que se recuerdan en los trabajos historiográficos.

Dentro de la etapa de la conquista de nuestro país, se ha creído conveniente elegir uno de esos miles de peninsulares que abandonando sus tierras se esfuerzan por traer a América las ideas y cultura española. El escogido es Antonio Thomás.

El viaje a América de Antonio Thomás

Desde 1524 el Río de la Plata es el objetivo de viajes oficiales o subrepticios de descubrimientos, pero la verdadera toma de posesión precursora de la colonización es la expedición que dirige Don Pedro de Mendoza.

Por la capitulación firmada al efecto, debe conducir y costear 1.000 hombres en un primer viaje, con mantenimiento para un año. Con posterioridad, un nuevo contingente engrosaría el grupo de aventureros. Como compensación, los sueños se centran en las hipotéticas riquezas de la tierra a conquistar, la promesa de un título de conde y 10.000 vasallos. Llegado el momento se embarcan 2.000 personas en 14 barcos, sin contar los marineros. Entre los expedicionarios embarcados van 22 mayorazgos y un complejo grupo de hombres provenientes de las más diversas regiones ibéricas, que deben llevar adelante el trabajo más rudo de la conquista. Entre éstos va un jovencito, casi un niño, de 15 años que nacido en Viceo cerca de 1520 pasa de su Portugal natal a España, consigue ser admitido en 1535 en la expedición de Don Pedro de Mendoza, pero a su "costa y minción" con caballos de su propiedad y bien aderezado de armas.

Al abordar la costa, entre los primeros que pisan el suelo de la actual argentina está el jovencito Antonio Thomás. Allí presencia lo que se ha dado a llamar "Primera fundación de Buenos Aires", es decir la erección del Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire.

En este lugar vivió y "pasó muchos excesivos trabajos, hambres y desnudezas todo a fin de servir a S. Magestad", dice otro conquistador Juan González en una información de servicio que hace levantar un nieto de Antonio Thomás, el clérigo y licenciado Francisco de Zaldívar (1).

Es allí, en ese lugar, en el real de Buenos Aires, donde hace el aprendizaje de como construir muros y tapiales. Años más adelante estos conocimientos serán ampliamente utilizados.

Establecido el Puerto del Buen Aire en el centro de un conjunto de tribus de indios nómades, a poco comienzan a resistir los requerimientos españoles. Los bastimentos se terminan pronto y los nativos se niegan a brindarles alimento. El hambre amenaza con enseñorearse en Buenos Aires. Don Pedro de Mendoza resuelve enviar la nave "Santa Catalina" al Viazá en procura de auxilio, va comandado por el capitán Gonzalo de Mendoza y entre los tripulantes está Antonio Thomás.

Bastante trabajo cuesta reunir bastimentos en la costa brasilera y hasta se hace necesario esperar el levantamiento de la cosecha. El regreso de la "Santa Catalina" trae un momentáneo alivio a Buenos Aires, pero no es suficiente para largo tiempo. Muy importante es el aporte humano que traen: los veteranos del Viazá, conocedores de la tierra y el lenguaje indio, quienes se han prestado voluntariamente para dar auxilio en el intento conquistador, pero concientes que sólo con su cooperación, ese grupo de ilusos novatos en cosas americanas pueden llegar a salvarse.

Antonio Thomás en América

Don Pedro de Mendoza no tarda en darse cuenta que los territorios que se les han adjudicado carecen en absoluto de riquezas mineras tan anheladas, por lo que vuelca sus esfuerzos en encontrar cuanto antes las regiones donde cree poder hallarlas.

Enfermo y debilitado apura la entrada hacia la región de los metales ante el temor de revueltas y deserciones. A este propósito y al de cumplir con la Capitulación otorgada por la Corona, se debe la fundación de Corpus Christi y de Buena Esperanza, y al envío del Capitán Juan de Ayolas para "calar la tierra y ponerse en comunicación con los conquistadores que entran por el Perú.

Como la espera del regreso de Ayolas se hace larga y su enfermedad recrudece, Don Pedro de Mendoza envía a Juan de Salazar de Espinosa en una nao en su búsqueda y ayuda. En esa embarcación va Antonio Thomás. Por circunstancias que no están dilucidadas, es desembarcado en el fortín de Corpus Christi. Su corta edad puede ser causa determinante de esta medida.

El 22 de abril de 1537 el Adelantado, sin esperar el regreso de Salazar de Espinosa con noticias de Ayolas se embarca rumbo a España. Antes de partir deja prolijas instrucciones designando a Juan de Ayolas como su lugarteniente. Fallece en alta mar en proximidades de la línea ecuatoriana. Con Don Pedro de Mendoza se embarca lo más selecto de los sobrevivientes del grupo de pobladores del Puerto de Nuestra Señora de Santa María del Buen Aire. El resto, escasos cien, quedan dentro del fortín, casi reducido a escombros. Son estos los oscuros hidalgos, los desheredados, los desesperados y ninguno de la "juventud dorada" venida con Mendoza desde España.

El Capitán Ruiz Galán queda a su mando hasta que Ayolas regrese de su travesía, vuelta que nunca ocurrirá, pues la muerte, representada por un terrible asalto indígena le sorprende en la selva chaqueña.

Don Pedro de Mendoza, antes de su partida sin retorno, deja establecida la ordenación jerárquica de sus principales jefes. En primer término Juan de Ayolas, su teniente. Hasta el regreso de este Capitán, queda en Buenos Aires al Capitán Francisco Ruiz Galán. El fuerte Corpus Christi queda a cargo de Carlos Douvrin en tanto Gonzalo de Alvarado es el responsable de Buena Esperanza.

El Río de la Plata sin Don Pedro de Mendoza

Ayolas, por su parte, antes de separarse del grueso de su contingente para emprender su travesía rumbo al Perú, deja todo el mando al Capitán Domingo Martinez de Irala.

Establecida una casa fuerte por Juan de Salazar de Espinosa a orillas del Paraguay, en las suaves y apacibles colinas del Lambaré, rodeado de indios pacíficos y amigables. a la que denomina Nuestra Señora de Santa María de la Asunción (15/8/1537), este Capitán resuelve regresar a Buenos Aires. Deja a Gonzalo de Mendoza a cargo de la nueva población.

Ya en Buenos Aires, Salazar de Espinosa preconiza las ventajas de la región por él recorrida, la buonomía de los indígenas y la prodigalidad de la tierra, todo en gran contraste con la región bonaerense, tal como se presenta en esos momentos. El Capitán Francisco Ruiz Galán poco tarda en tomar su decisión. Resuelve embarcarse con la mayor parte de la población de los tres fortines. Remontan el Paraná con cierto número de habitantes de Buenos Aires, Al llegar a Corpus Christi, Ruiz Galán dispone que todos los presentes le juren como Teniente Gobernador nombrado por Don Pedro de Mendoza. En el acta que se labra aparece el nombre de Antonio Thomás entre quienes se ven obligados a jurar su acatamiento el 28 de diciembre de 1537.

Cuando Salazar de Espinosa continúa rumbo a Asunción, entre los que se embarcan está Antonio Thomás, en donde se hallan hacia el mes de febrero, a poco menos de seis meses de fundada la casa-fuerte.

Para esta misma época, de España parten tres navíos. El viaje es algo accidentado y sólo puede penetrar al Río de la Plata un galeón, regresando al Viazá las otras embarcaciones. Una lleva a su bordo al Veedor Alonso de Cabrera, enviado por Felipe II para aclarar la situación de estas regiones y poner orden en ellas.

El galeón, ignorándose la suerte corrida por las otras dos naves, recala en la isla de San Gabriel y su tripulación se dedica a buscarlas. En esta tarea tropiezan con una embarcación dirigida por León Pancaldo. Este navío parte de Cádiz cargado con sedas, brocatos, calzados, vinos, aceites, especias, etc, con destino al Perú vía el Estrecho. Al río poder cruzarlo toma rumbo a Buenos Aires.

Ambos buques se dirigen hacia Buenos Aires, pero el dirigido por Pancaldo encalla, consiguiéndose salvar todo el cargamento.

Con la llegada de esos barcos, Ruiz Galán se entera de la desaparición del Veedor Cabrera, enviando en su búsqueda a Gonzalo de Mendoza, quien debe regresar con el Veedor y bastimentos.

Cuando se encuentran el Veedor y Gonzalo de Mendoza, resuelven emprender de inmediato la navegación hacia Buenos Aires, donde arriban en noviembre de 1538. Allí está, nuevamente. Antonio Thomás, quien ha regresado de Asunción.

Alonso de Cabrera comienza el cumplimiento de su misión por Buenos Aires. Está dispuesto a continuarlo por los otros centros poblados. Antes de comenzar a remontar el Paraná, una Asamblea se realiza en Buenos Aires, Están presentes varios capitanes y numerosos pobladores. Ante el Escribano Melchor Ramírez se extiende un acta que debe transportarse a España en uno de los barcos del Veedor a su regreso a la Península, Una de las firmas que se encuentran en el Acta es la de Antonio Thomás En esta Acta se solicita un auxilio consistente en mercaderías y elementos indispensables, ofreciéndose pagar con gran generosidad. Se procura así incitar la codicia de los mercaderes, alentándoles a transportar lo esencial al Río de la Plata.

Felipe de Cáceres y Francisco de Alvarado se embarcan, definitivamente, para España, en 1539. Llevan el Acta de Socorro, pero el Río de la Plata está tan desprestigiado que nadie se tienta.

Cuando el Veedor Cabrera y Ruiz Galán remontan el Paraná para recorrer los fortines poblados sobre sus costas, Antonio Thomás va con ellos. En junio de 1539, en Asunción, el Veedor consagra a Irala como Gobernador del Río de la Plata. Por su parte, Irala no quiere asumir el gobierno en forma definitiva, sin realizar una nueva búsqueda de su Jefe, Juan de Ayolas. Entre los 280 hombres que le acompañan en esta entrada va Antonio Thomás. Al llegar a Candelaria, Irala tiene la certidumbre del trágico fin de Ayolas, por lo que resuelve regresar a Asunción, donde es reconocido como Gobernador por todos los conquistadores. Demás está decir que allí está Antonio Thomás.

Despoblados los fortines del Paraná abajo, todos los pobladores se concentran en Asunción. Algunos llegan acompañados por su prole, los primeros hijos de la tierra, nacidos de la unión de los españoles con las indias entregadas por sus padres o hermanos en señal de amistad, o arrebatadas violentamente por los conquistadores.

Radicado Antonio Thomás en Asunción, es testigo de todas las luchas y revueltas que se desarrollan en el llamado "Paraíso de Mahoma, y al igual que otros conquistadores, se entrega al amor con las mujeres indígenas. La calidad y nombre de la mujer madre de sus descendientes, no se menciona en la documentación consultada.

A fines de marzo de 1545, arriba a Santa Catalina, isla situada en proximidades ala costa sur del Brasil actual, el Segundo Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca.

Apreciada la posibilidad de llegar a Asunción por tierra el nuevo Adelantado emprende el camino acompañado de gran parte de sus acompañantes. En Santa Catalina queda una nave y un grupo de tripulantes. Deben continuar hacia Buenos Aires, de la que desconocen su despoblación.

Cabeza de Vaca demora tres meses en su camino. Llega a Asunción y asume la gobernación, desplazando a Irala. Interiorizado del despoblamiento de Buenos Aires y los otros puntos intermedios, comprende el peligro que se ciñe sobre sus hombres y resuelve enviar dos bergantines en su auxilio. Estas dos embarcaciones son las primeras que se hicieron en el Río de la Plata. Las mandó construir Irala en aserraderos establecidos en Asunción, usando mano de obra de españoles e indios. "Estaban acabándose cuando vino Alvar Nuñez y las llamó su dueño Buena Ventura y la Buena Nueva, nombres ciertamente nada antojadizos y si buena expresión de las circunstancias en que se hallaban... Como no tardaron los españoles en fabricar lienzo de algodón, este les sirvió para velas e Irala nos dice que la manteca de pescado y la seva fue la primera brea y almácigo para la costura y el empalme…" (2).

No bien parten los dos bergantines, Cabeza de Vaca dispone la construcción de Otros dos, que deben partir con el mismo destino. Tanto en la construcción de estos dos bergantines, como en los anteriores, colabora Antonio Thomás. Pero no aquí termina su actuación, embarcándose en uno de los bergantines que va a las órdenes de Gonzalo de Mendoza. Ya en el Río de la Plata, con los hombres de Cabeza de Vaca resuelven fundar, sobre la banda opuesta a Buenos Aires, el puerto de San Juan. Presente en este acto, se halla Antonio Thomás.

Después de numerosos inconvenientes, resuelven desistir de esta empresa, emprendiendo camino hacia Asunción.

Conflictos institucionales, expediciones fracasadas, minan el gobierno de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, agravado por su extremo rigorismo respecto a la relación español - indios, dan por resultado su prisión y posterior destierro.

Apenas partida de Asunción la nave que conduce a Cabeza de Vaca, sus partidarios resuelven respaldar a Juan de Salazar de Espinosa, designado teniente gobernador mediante un documento de cuestionable valor. Antonio Thomás está entre las 101 personas cuyos nombres aparecen en el acta de quienes le acatan (3). Otro grupo de vecinos sostiene a Irala. Para evitar un sangriento enfrentamiento entre la población asunceña, Salazar de Espinosa depone su actitud. Con algunos de sus partidarios es arrestado y enviado río abajo en pos del navío que traslada a Cabeza de Vaca, en el que son embarcados.

Esta embarcación Comunero" es obra de maestros de ribera españoles y de auxiliares guaraníes, que la trabajan en la playa de Asunción, con madera paraguaya y con herrajes forjados en la primera fragua establecida en esta ciudad. La 'Comunero' inicia su travesía al mando de Gonzalo de Acosta, experto marino portugués y lleva, a más de algunos oficiales reales, alas autoridades depuestas ya algunos de sus partidarios.

"Bien construida, de condiciones marineras, pese a un temporal que le sorprende en el Golfo de Santa Catalina y que relata Pedro Hernández, la" Comunero" conduce sana y salva a su pasaje "y tripulación hasta la costa de España, que nunca antes viera una embarcación botada en el Nuevo Mundo" (4) Uno de quienes trabajaron en la construcción de este navío, es Antonio Thomás, quien así va forjando sus conocimientos hasta llegar a tener los de un hábiles carpintero de ribera.

Las relaciones de Antonio Thomás con sus antiguos compañeros es permanente. En este año de 1545 Gonzalo de Mendoza realiza una información de servicio y entre los testigos está Thomás, como que desde un primer momento compartieran las penurias. Llegados ambos con Pedro de Mendoza, muchas veces se encuentran sus nombres entrelazados en iguales aventuras y sufrimientos. Este testigo, sin duda, es valiosísimo en la Información levantada, pero no se ha encontrado esa declaración, está sí el interrogatorio al cual debe responder (5).

Antonio Thomás y la música

Nuevamente en el gobierno Domingo Martínez de Irala, comienza un período en el cual, al par de procurarse limar asperezas entre las bandas políticas que luchan por el poder, se debe cimentar la permanencia y evolución de Asunción y lo que ella significa para el dominio de España en el Río de la Plata. Durante este gobierno se toman medidas prudentes que permiten progresos seguros. Los naturales acceden a servir y rescatar por su propia voluntad. La población entra en franco desarrollo. Se aumentan "los capellanes de la Iglesia y se estableció para su culto un coro de 5 españoles músicos. Esta primera agrupación de músicos profesionales está formada por Antonio Thomás, Juan dejara, Antonio Coto, Antonio Romero y Gregorio de Acosta, mediante la paga anual de 8 fanegas de cebada y un cerdo de cuarenta días para cada uno.(6)

Poco habrá necesitado cada uno de estos conquistadores para prestarse a integrar ese coro, cuando es ampliamente ponderada la aficción del pueblo ibérico a la música y por sobre todo al canto.

Entradas, luchas, esfuerzos, conatos de desamparo pero por sobre todo voluntad de arraigo, se suceden en Asunción.

Viaje de Antonio Thomás a España

Recién se vuelve a encontrar el nombre de Antonio Thomás en 1553, cuando acompañado de Juan de Castro y del genovés Bartolomé Justiniano, se traslada a España. Para esto utilizan la ruta del Guaírá, la misma que utilizara Cabeza de Vaca, pero en sentido contrario. Por tierra, llegan a San Vicente, sobre la costa brasilera. En esta travesía sufren toda clase de privaciones y sufrimientos, peligrando, incluso, la vida de los viajeros, que estuvieron a punto de caer cautivos y ser "comidos por los indios que llaman tupíes, que comen carne humana y se sustentan della".(7)

En San Vicente se embarcan en un navío portugués que, conjuntamente con un cargamento de azúcar cosechada en Brasil y trasladada para su comercialización, les lleva a Lisboa. Permanece Antonio Thomás algún tiempo en esta Ciudad, desde donde envía noticias de lo que sucede en Paraguaya Lope de Ugarte ya Martín de Orué. Más tarde pasa a Valladolid, donde se halla radicada la Corte. De inmediato la Corona recibe sus informes acerca de los sucesos ocurridos en el Río de la Plata y de las necesidades que allí se sufren, remarcando que todo esto constituye un agravio hacia el Monarca Hispano.

Cumplida la misión que se le ha encomendado. o lo que Antonio Thomás considera que es su misión, solicita se le autorice a regresar a Paraguay. La opción de permanecer en España o Portugal no le resulta satisfactoria. Su tierra no está en Europa. Ahora está en esos lejanos territorios del Nuevo Mundo, y más concretamente en el Río de la Plata.

La licencia de retomo a indias le es expedida en 1555 "no embargante de que sea Portugués", por tener casa y hacienda en Asunción. El desprestigio alcanzado por la región del Plata, dada su ausencia de riqueza minera, se ha extendido de tal manera que resulta difícil encontrar quienes tienten la aventura. Tan es así que Martín de Orué informa al Rey en carta del 26 de abril de 1555: "será imposible hallar marinos sino son portugueses, flamencos y algunos levantinos (8).

Esta situación es la que facilita el consentimiento otorgado a Antonio Thomás, en época en que está prohibido el ingreso a América de no españoles, especialmente portugueses y judíos.

El antiguo compañero de Antonio Thomás, Justiniano, se le adelanta en el regreso. Es designado por el Consejo de Indias para ser el portador de los despachos reales concediendo el mando efectivo a Domingo Martínez de Irala (9).

El mismo día que se otorga a Antonio Thomás la licencia de retomo, se expiden las ejecutorias del primer obispo del Río de la Plata que ocupa su diócesis. Se trata de Fray Pedro Fernández de la Torre, que tendrá activa participación en las luchas locales de Asunción. El Obispo se embarca en la armada que al efecto prepara Martín de Orué (10).

Llegada al plata, la flotilla es dirigida por Antonio Thomás, en calidad de guía y baqueano. Su conocimiento del río facilita la navegación. Al mismo tiempo sirve como intérprete en las conversaciones con los indios de la costa (11).

Los sucesores de Irala

Acontecimientos trascendentales ocurren en Paraguay después del fallecimiento de Irala, en octubre de 1556.

Producido este acontecimiento asume el poder su yerno Gonzalo de Mendoza. Nueve meses lleva en ejercicio del gobierno cuando fallece a su vez, sin dejar estatuido su sucesor.

Por Cédula Real de Carlos I, del 12 de septiembre de 1537, como concesión especial basada en la distancia y abandono en que se halla el Río de la Plata, en caso de acefalía el gobernador debe ser electo popularmente.

El cabildo de Asunción convoca a los vecinos y pobladores para practicarla elección de quien debe ocupar el gobierno, para el 15 de julio, día de Santiago Apóstol, después de la Misa Mayor cantada en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación.

Mediante una papeleta individual cada vecino debe dar su voto, escribiendo el nombre de su elección, Depositadas en un cántaro son computadas al concluir la elección. Controlan el procedimiento dos escribanos, presidiendo la mesa el Obispo Pedro Fernández de la Torre. Resulta electo Francisco Ortiz de Vergara y entre los 359 sufragantes se registra el nombre de Antonio Thomás.

Es propósito de Ortiz de Vergara establecer un centro poblado sobre el Pilcomayo, mitad de camino entre Paraguay y Perú. Pretende, asi, romper el aislamiento de Asunción, que no tiene comunicación alguna con España, desde el arribo de las naves de Orué.

Antonio Thomás se inscribe en ésta expedición, Los conquistadores están aprestándose, cuando llega la noticia que Nufrio de Chávez acaba de fundar Santa Cruz de la Sierra, bajo jurisdicción del Virrey del Perú.

Con la excusa de buscar a su familia, Nufrio de Chávez va a Asunción. Sus ponderaciones sobre las riquezas y beneficios encontrados es tan grande, que consigue convencer al Gobernador, el Obispo y la gran mayoría de los pobladores asunceños.

La expedición fundacional sobre el Pilcomayo no sale. Cambia de rumbo y de integrantes.

En octubre de 1564 sale una gruesa expedición con destino a Santa Cruz de la Sierra. La encabeza el Gobernador Ortiz de Vergara y el Obispo Fernández de la Torre. Les secundan oficiales reales, clérigos y religiosos. La mayor parte de los pobladores les acompañan. Esto hace que se conozca a esta expedición como "el éxodo de Asunción".

Antonio Thomás, inscripto para la fundación del Pilcomayo no se deja arrastrar en esta alucinación y queda en Asunción. Allí se le encuentra cuando se levanta la lista de vecinos que permite conocer quienes se han ido y quienes quedan.

En la segunda mitad de 1568 los asunceños llegados a Santa Cruz de la Sierra, deben emprender el regreso. Gestiones, pedimentos, súplicas, todo es inútil. El Virrey de Perú así lo ordena prohibiendo continuar hacia el Pacífico y aún, permanecer allí.

Llegan a Asunción a finales de ese año. Vienen escoltados por un destacamento que les protege, al mando de Juan de Garay.

El Cabildo de Asunción reconoce a Felipe de Cáceres como Gobernador y con mucho acierto, designa alguacil mayor a Juan de Garay.

Cuando el ya entonces Teniente Gobernador Felipe de Cáceres dispone que un barco parta con destino a España portando una solicitud para que se autorice a poblar el Fuerte de Gaboto, volvemos a encontrar el nombre de Antonio Thomás. Este buque, construido en 1562, pertenece por mitades a Francisco de Sierra y a Antonio Thomás. En su construcción participaron, dirigiéndola y trabajándola ambos propietarios.

El 12 de mayo de 1569 se levanta, en Asunción, una lista de quienes, habiendo integrado la expedición de Don Pedro de Mendoza, aun están vivos. Allí se menciona Antonio Thomás. También se le encuentra en la lista de personas que habitan en la Ciudad y comarca, dada por Ortiz de Vergara al Visitador, en 1569 (12).

Dos expediciones realiza Felipe de Cáceres en busca de Don Juan Ortiz de Zárate, designado Gobernador del Paraguay y Río de la Plata por la Corona Real. Con la primera llega hasta la isla San Gabriel. En la segunda arriba hasta la isla de Flores. Va en esta ocasión con Juan de Garay. Tanto ala ida como ala vuelta se revisa minuciosamente la costa del Paraná. Según dice Vicente Sierra, Garay está encargado de explorar el territorio de los mocoretáes y con su columna recorre parte del curso del Carcarañá y del río Coronda, obteniendo datos e informes que con posterioridad le serán de suma utilidad (13).

Los conflictos políticos arrecian nuevamente en Asunción y se hacen sentir intensamente, hasta desembocar en la prisión de Felipe de Cáceres y el aprestamiento de una nave para transportarle, preso, a España, donde debería ser juzgado.

La construcción del navío está muy adelantada, cuando el nuevo Teniente Gobernador, Martín Suarez de Toledo en conversación con Juan de Garay coinciden en la necesidad de poblar un sitio Paraná abajo. Doble es el objetivo: por un lado "aliviar" a Asunción de inquietos mancebos; por el otro, facilitar la comunicación con España, estableciendo un lugar de descanso y aprovisionamiento a quienes vayan o vengan de la Península.

Antonio Thomás en la fundación de Santa Fe

Con el objeto de establecer esta nueva fundación, el 23 de noviembre de 1572 se pregona en la plaza mayor de Asunción la población a efectuarse en San Salvador, San Gabriel, o San Juan con hasta 80 personas, españolas e hijos de la tierra, a cargo de Juan de Garay como capitán y justicia.

En definitiva, los que acompañan a Garay en su expedición fundacional son 80 mancebos, hijos de la tierra y 9 españoles.

En el Alarde que se levanta en Asunción aparece en primer término el nombre de Juan de Garay, seguido por el de Francisco de Sierra, y en tercer lugar, su socio en el navío, Antonio Thomás, quien registra la edad de 53 años.

La expedición sale dividida en dos grupos. Uno lo hace siguiendo la margen izquierda del Paraguay y del Paraná. Lleva los implementos caseros, los animales, los objetos más grandes, cuyo traslado se hace dificultoso en los pequeños bergantines, y, lo que es muy importante, las familias de los expedicionarios.

La otra lo hace por agua. Allí va Juan de Garay, a quien se le encomienda otra misión más: la de escoltar el navío San Cristóbal de la Buenaventura, donde va preso Felipe de Cáceres. Lo hace hasta la altura donde hoy es Feliciano, en la costa entrerriana. Allí se unen los dos grupos expedicionarios, cruzan el Paraná a la costa derecha y remontan un riacho hasta encontrar un lugar que parece conveniente. Es donde hoy está Cayastá. En esta expedición viene Antonio Thomás, "con su persona, armas y caballos, a su costa y minsión. Asiste al acto fundacional del 15 de noviembre de 1571 Gran distinción merece a Juan de Garay este antiguo conquistador, a quien, conjuntamente con Francisco de Sierra designa por testigo de uno de los actos más importantes que le toca efectuar. Así es como se encuentra su firma refrendando el acta fundacional, la constitución del primer cabildo y el enarbolamiento del rollo de la justicia (14).

Antonio Thomás aprende, en la primera Buenos Aires la construcción de muros y tapiales, ese conocimiento vuelca en Santa Fe, a la que, según José Torre Revelo da "trasa para hazer el fuerte donde los españoles se guaresen y no fuesen asaltados (15). "Antonio Thomás sería, pues, el primer alarife de Santa Fe" (16).

La nueva población afronta grandes y graves trabajos para dejar cubiertas las más elementales necesidades. En febrero, por intermedio de un cacique, Juan de Garay recibe una carta del Adelantado Juan Ortiz de Zárate. En ella le informa de su llegada al Río de la Plata, y de la situación apurada en que se encuentra, rodeado de tribus belicosas. De inmediato dispone partir en su ayuda. Parte acompañado de un contingente constituido, en su mayoría por mancebos de la tierra. Como es de imaginar. Antonio Thomás forma fila junto a ellos.

La expedición de socorro pasa a la isla Martín García. Antonio Thomás, con sus buenas trasas da con el Adelantado y su gente y los conduce al puerto de San Salvador, en la costa del Uruguay, hasta donde consigue introducir la zafra, por el río (17).

En este lugar se levanta una ciudad, con su fuerte, cuya construcción, según algunos testimonios, es dirigido por Antonio Thomás. Tiene a su mando la dirección de un navío, que se traslada apresuradamente a la Asunción, de donde retorna con "un buen socorro para el dicho adelantado, de mucho vastimento y moniciones por donde se rredimió el dicho adelantado y su gente de que no peresiesen" (18). Debe tenerse en cuenta, también, que le sirve de piloto a Ortiz de Zárate en su continuación del viaje hacia Asunción (19).

Antonio Thomás, vecino de Santa Fe

Avecindado en Santa Fe, Antonio Thomás se hace acreedor a todos los derechos que esta calidad implica. Cuando se distribuyen las tierras próximas a Santa Fe, Juan de Garay acredita ellas a sus mejores hombres. Muchas adjudicaciones se han perdido. Quedan unas pocas. Sobre la costa entrerriana las mercedes que otorga son de una legua de frente sobre el Paraná por dos de fondo. Entre quienes reciben algunas de estas mercedes se encuentra Antonio Thomás. Su tierra se extiende en la zona recorrida por el arroyo que hoy, todavía, lleva su nombre: al norte de Villa Urquiza y al sur de Hernandarias, sobre la costa oeste entrerriana.

Antonio Thomás establece allí una estancia, poblada con indios de merced. A esta actividad la alterna con sus frecuentes viajes fluviales. Concluido su primer período como miembro del Cabildo, emprende uno de sus habituales viajes a Asunción. Allí se encuentra cuando fallece el Adelantado Juan Ortiz de Zárate.

Momentos antes de morir, el Adelantado dicta su testamento. Instituye como heredera universal a su hija Doña Juana, y el cargo de gobernador, capitán general, justicia mayor y alguacil mayor a quien legalmente se case con su heredera .. Hasta que esto ocurra, quien debe ejercer el cargo, provisoriamente, es su sobrino, Diego de Záratey Mendieta. Martín de Orué y Juan de Garay son declarados tutores de Juana de Zárate.

Para cumplir este cometido, Juan de Garay parte rumbo al Perú, donde reside Doña Juana. Misión distinta debe enfrentar Antonio Thomás. El Teniente Gobernador Diego de Zárate y Mendieta le encomienda llevar refuerzos y bastimentos a San Salvador. A poco de emprender el viaje, varios soldados se sublevan, haciendo embicar el navío y huyendo con las armas, municiones y víveres que pueden sacar, dejándole librado a su suerte. Con la poca gente que le queda continúa su navegación, llevando a Santa Fe la barca usada por los fugitivos, para evitar su valiosa pérdida. Remonta hacia Asunción, para avisar la fuga de esa gente y del desamparo del puerto de San Salvador, el que a poco se despuebla.

Más de dos años le requiere a Garay el dar cumplimiento a la tarea que le encomendare Juan Ortiz de Zárate. A su regreso, después de proveer alo necesario para normalizar la situación de Santa Fe, se dirige a Asunción, donde efectúa esta misma tarea.

Solucionados los problemas más imprescindibles y tranquilizada la población española e india, comienza un nuevo preparativo. Ahora se trata de fundar una ciudad más al sur de Santa Fe, a ser posible más allá de la desembocadura del Paraná, en la zona donde Don Pedro de Mendoza estableciera el puerto de Nuestra Señora Santa Maria del Buen Aire.

Antonio Thomás en la fundación de Buenos Aires

1580 es escenario de nuevas aventuras para Antonio Thomás. Pregonada en Asunción la fundación de la nueva ciudad, en el alarde que al efecto se elabora, el nombre de Antonio Thomás no aparece. No es su intención avecindarse en Buenos Aires, prefiere mantener su relación con Santa Fe, pero colabora eficazmente con Juan de Garay y los 64 expedicionarios fundadores, de los que sólo 10 son españoles.

Para esta oportunidad, Garay reúne gran cantidad de mantenimientos, útiles de labranzas y animales. Dispone de la carabela "San Cristóbal de la Buenaventura" para el transporte. Esta nave está construida en astilleros de Asunción, con madera del país por el "maestro naval" Antonio Thomás. Lleva, además, tres bergantines y numerosas balsas y canoas.

Antes de partir, se conoce otro suceso de Antonio Thomás. Gonzalo de Mendoza, que arriba al Río de la Plata con Pedro de Mendoza y que se leve intervenir en varios hechos en los que también lo hace Thomás, levanta una información de méritos y servicios. Testigo, se podría decir que obligado, es Antonio Thomás (20).

Ya en navegación y fechada en la Provincia del Río de la Plata, Juan de Salazar, hijo del Capitán Juan de Salazar de Espinosa, el fundador de Asunción, en viaje a España, quiere formalizar su situación. Inicia una información acerca de su filiación. Nuevamente aquí. Antonio Thomás depone como testigo en el proceso (21).

Continúa la navegación y se llega a proximidades del lugar donde Don Pedro de Mendoza funda el Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire.

Al momento en que Garay funda Buenos Aires, consta que asisten al acto de erección del rollo de la justicia los vecinos de Santa Fe Antonio Thomás y Juan de Salazar, aunque como simples transeúntes. El primero vuelve a su tierra. El segundo sigue viaje a España en la Carabela "San Cristóbal de la Buenaventura".

En esta empresa fundadora acompañan a Juan de Garay tres de los expedicionarios llegados al Río de la Plata con Don Pedro de Mendoza "quienes le harían ver los inconvenientes de poblar en los terrenos bajos, y entonces eligió la relativamente alta meseta comprendido entre las barrancas que por el este y el noreste dan frente al Río de la Plata, por el sur a los bañados del Riachuelo y por el oeste se prolonga hacia el interior". (23)

Uno de estos tres conquistadores es Antonio Thomás, quien no sólo da la traza de la actual Buenos Aires, sino que también es elegido por Juan de Garay para ser testigo, nuevamente, de una de sus fundaciones, suscribiendo el acta correspondiente.

La única mujer que se encuentra en el repartimiento que Garay realiza en 1580, en Buenos Aires, es Ana Díaz. Es mestiza. Su madre es una india de la tribu payaguá. Su padre, el tallador Mateo Díaz vive aledaños la casa de Antonio Thomás, en Asunción, y colabora con éste en la Construcción de bergantines y en la de la 'San Cristóbal de la Buenaventura" A la muerte de Mateo Díaz. Ana pasa a la casa de Antonio Thomás y comienza a trabajar en la limpieza y atención de la casa del portugués, que poco tiempo para en ella (24).

Múltiples son los servicios prestados por Antonio Thomás en la fundación y primera época de Buenos Aires. Pocos días después del solemne acto de enarbolamiento del rollo de la justicia, Thomás deja la Ciudad. En la "Santiago" emprende el regreso a Santa Fe y de allí prosigue a Asunción. De inmediato retorna, el bergantín está lleno de bastimentos en auxilio de la nueva ciudad. Dos veces más hace este mismo viaje y gracias a estos socorros Buenos Aires puede sostenerse. En momentos en que está a punto de despoblarse, consigue remediar su situación.

Sus viajes entre las tres Ciudades se repiten, principalmente son de socorro a la más débil de las tres: Buenos Aires. Pese a ello, nunca se avecinda allí. Convertido en avezado y especializado piloto fluvial, se dedica al tráfico naval, centrando siempre su actividad en Santa Fe.

Antonio Thomás en Santa Fe

Su vida se desarrolla, en adelante, alternando el comercio naval y el servicio a su Ciudad.

1583 le depara sorpresas. Primero es la llegada de la carabela "San Cristóbal de la Buenaventura", cuya construcción dirigiera en Asunción. Vuelve de su viaje a España llevando la noticia de la nueva fundación. Trae a su bordo a Alonso de Vera y Aragón ya un importante grupo de religiosos para evangelizar la región.

Es, también, testigo del paso del gobernador de Chile Alonso de Sotomayor, que cruza por Buenos Aires en su riesgosa travesía hacia su destino. Su carácter de piloto de río le permite colaborar en el traslado de esta tropa hasta el río Carcarañá.

En actividad similar es cuando, por un exceso de confianza de parte de Juan de Garay, los indios le dan muerte en una laguna en proximidades de Coronda. No se ha podido confirmar si ambos comparten el viaje y el mismo buque.

Para asegurar la propiedad de los animales, el cabildo abre un registro de marcas, a fines de 1576. Es el primero en tierra argentina. El 14 de noviembre se presenta la prístima. Corresponde al Teniente Gobernador Francisco de Sierra. Luego está la del Regidor Bernabé Luján. En el vigésimo segundo lugar, con fecha de abril de 1584, se encuentra la de Antonio Thomás. Tiene una forma aproximada a la de una copa.

La inscripción de su marca está diciendo que para esta época tiene una estancia con animales. Su encomienda de indios no está agotada, o al menos, tiene quien cuide de sus intereses ganaderos cuando realiza sus habituales viajes por el Paraná.

En 1587 Antonio Thomás es nuevamente testigo de una información de servicios. Ahora es la del Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón.

Antonio Thomás en la función pública santafesina

A más de todos los oficios que le hemos visto desempeñar, Antonio Thomás cumple importante funciones públicas.

Avecindado en Santa Fe, puede integrar el cabildo local.

En 1575 es electo Alcalde Ordinario de 2° voto, en las elecciones que se realizan el primer día del año, participando en ella los cabildantes del año anterior (25).

El año en que acompaña a Juan de Garay a fundar Buenos Aires, ocupa el cargo de Alcalde ordinario de 1° voto (26). El fundamento por el cual se le otorga el cargo está en el acta levantada el primer día del año 1580: "…y así dijeron unánime y conforme que Por qüanto antonio tomas es hombre de mucha experiencia y conciencia que todas sus mercedes votaron por la principal cabeza y que en este entienden y descargan sus conciencias y la de su majestad y del dicho gobernador en su real nombre…" (27).

Terminado el mandato, los santafesinos no quieren perder su colaboración. Le designan regidor de 1º asiento y en tal carácter se desempeña en 1581(28). Un año tiene de descanso, cuando nuevamente debe cumplir las funciones de Alcalde de lº voto (29).

El tórrido verano de 1583 reina en Santa Fe. Las toscas casuchas ofrecen escasa protección a los sufridos conquistadores y los mosquitos parecen ser los verdaderos dueños del sitio. Pero nada amedrenta a estos audaces. Juan de Garay debe emprender camino a Buenos Aires para atender problemas surgidos con los naturales y por Otros asuntos. Considerando Garay que alguien debe administrar la justicia mayor en Santa Fe, durante su ausencia, designa para ocupar este cargo a Antonio Thomás el 10 de febrero. El ámbito donde debe desempeñar estas funciones es amplio: la Ciudad, sus términos, distrito y jurisdicción. Su competencia es, también, dilatada: la administración de la justicia civil y comercial a instancia de parte, con especial atención a todo lo relacionado con los indios. Consta, además en el poder que se le extiende, la administración general. Los vecinos deben prestar juramento de acatamiento a este nuevo funcionario que al reunir conjuntamente estas funciones y la de Alcalde se convierte en un personaje con tanta autoridad como la de un verdadero teniente gobernador (30). El prestigio que tiene este Viejo Conquistador se traduce a través de lo establecido en el acta de designación: "…vos El capitan antonio tomas vezino desta ciudad soys de buena vida y fama y buen cristiano y que en vos concurren las cualidades de derecho. En tal como se requiere para semej ante cargo E oficio por el presente vos nombro E señalo y crio En lugar del dicho señor gobernador en nombre de su majestad real…" (31).

En el cabildo de 1584 se crea un nuevo cargo, el de Mayordomo de la Ciudad (32). Para ocuparlo por primera vez es designado Antonio Thomás, Sus facultades se centran en la administración económica yen la percepción de las rentas del cabildo (33). La honestidad del elegido vale para confiarle las muy escasas rentas de la Ciudad.

A los pocos días de esta designación, Gonzalo Martel de Guzmán es reconocido como Teniente Gobernador de Santa Fe por el Cabildo, obligaciones de servicio le impelen a alejarse de la Ciudad y queda como Teniente Gobernador interino Antonio Thomás quien une este cargo al de Mayordomo.

La falta de actas capitulares entre julio de 1585 y enero de 1590 no nos permite seguir la evolución política de Santa Fe y la participación que en ella tiene Antonio Thomás.

El 24 de enero de 1590 las autoridades capitulares consideran diversos problemas de la Ciudad. Entre ellos se resuelve el traslado del cabildo y su cárcel anexa. Según los lugares establecidos por Juan de Garay, corresponde al Cabildo un lote situado al lado de la Iglesia Mayor. El tiempo pasa y la Ciudad progresa y su población también. Considera, ahora que, dada las circunstancias es más conveniente ubicar la Casa Capitular y sobre todo su cárcel, más lejos de la Iglesia. La trasladan al frente del sitio original, plaza por medio, a un sitio que perteneciera al Teniente de Gobernador Francisco de Sierra. En esta sesión las actas nos dice que presidía las deliberaciones el Teniente Gobernador Antonio Thomás. Cuándo y cómo se le designa para este cargo, nada dice la documentación. La desaparición de muchas actas durante estos años hace que no se tenga precisión respecto a muchos acontecimientos de la época. Todas las existentes de 1590 le tienen suscribiéndolas como Teniente Gobernador. La última es del II de octubre. Por ésta se acepta a Gabriel Sánchez como escribano del cabildo. La siguiente es del 21 de enero de 1592. Aquí el Teniente Gobernador es Felipe de Cáceres. No se ha podido determinar cuando cesa uno y asume el otro.

La última noticia que se tiene de Antonio Thomás está condensada en esta acta del 11 de octubre de 1590. A partir de allí, desaparece de la documentación. Su muerte como la de tantos conquistadores, queda ignorada en la inmensidad americana. Para entonces este Conquistador Viejo, como se les denomina, tiene 71 años de edad, pasados 53 de ellos en el Río de la Plata.

Los descendientes de Antonio Thomás

Solamente un descendiente, reconocido, tiene Antonio Thomás. Es una hija de nombre Francisca, quien se casa con el capitán Juan de Zaldivar (35).

Juan de Zaldivar es vecino de Asunción. Hijos dalgo. Vizcaíno. Se desempeña como Alcalde y Regidor. Es de los conquistadores que van en la expedición al Dorado y regresa solo, para pedir el envío de socorro.

Acompaña a Irala en la expedición a los mayaes, asistiendo, al regreso a la elección que en 1539 se realiza en San Femando, resultando electo Gobernador ese cuestionado conquistador.

Fundada Santa Fe, pasa a ella y se avecinda, ocupando diversos cargos capitulares, incluso el de Justicia Mayor.

De su matrimonio con Francisca Thomás tiene dos hijos: el Licenciado Francisco de Zaldivar y Doña Maria de Zaldivar (36).

Francisco de Zaldivar nace en Asunción. Hijosdalgo. Estudia en el colegio de San Felipe y San Marcos de Lima, siendo uno de sus primeros alumnos fundadores. Permanece allí 4 años. Un período similar transcurre mientras se desempeña como cura de las fronteras de La Plata. Con posterioridad es Cura beneficiado y visitador general del Obispado de Tucumán, Provisor del Obispado del Río de la Plata y vicario general de los obispos Fray Martín Ignacio de Loyola y Fray Reginaldo de Lizárraga y en sede vacante. En 1634 es Dean.

El obispo Loyola le confía el Seminario que el Licenciado Zaldivar propiciara.

Como todos los "nacidos en la tierra" habla varios idiomas indígenas. Esta habilidad de comunicación con indios y mestizos es lo que le facilita la práctica evangelizadora entre toda la población. En su información de servicio de 1613, se dice en su resolución que "es hijo de legítimo matrimonio y de padres nobles y limpios".

En carta al Rey, el Obispo Fray Reginaldo dice que es hijo de conquistador, elogiando sus méritos A continuación, agrega: "predica y no mal, digno de que V. Magestad le haga merced". Y en otra lo trata de "hombre de buen exemplo" (37).

María de Zaldivar se casa con Martín Insaurralde, conquistador llegado con Ortiz de Zárate, nacido en Vizcaya en 1540. Hijosdalgo. Es vecino de Asunción. Toma parte en la expedición que va al ltatín, contra los guaycurúes, extendiendo su accionar al Alto Paraguay y Paraná. Es Alférez Real en 1599, el cargo de mayor prestigio social del Cabildo. En este organismo se le encuentra cumpliendo diversas funciones: alcalde ordinario, regidor, alcalde mayor, procurador general. Es, también, capitán a guerra y familiar del Santo Oficio.

Cuando el Padre Luis Bolaños produce una información de servicios en Asunción, en 1618. Martín de Insaurralde es uno de los testigos que deponen.

De su matrimonio con Maria de Zaldivar tiene varios hijos, entre ellos: 1) El Capitán Agustín de Zaldivar quien contrae matrimonio con Doña Juana de Morales de Garay y 2) el Maestre de Campo Gabriel de Insaurralde, quien defiende Santa Lucia. Corrientes, contra los indios que quieren destruirla.

Las informaciones de servicios

En los largos años de su vida americana, Antonio Thomás es testigo de numerosas informaciones de servicios, varias de ellas han llegado a nuestros días: las de Gonzalo de Mendoza (1545), la de otro Gonzalo de Mendoza, que nada tiene que ver con el primero, (1580), Juan de Zalazar (1580) y no queda al margen la del Adelantado Juan Torre de Vera y Aragón (1587).

En 1601 insta su propia información, en la que deponen algunos testigos, entre ellos un vecino de la Asunción llamado Juan de Quintana, quien contaba con 80 años poco más o menos, y que al igual que Antonio Thomás vino al Plata embarcado en la expedición de Don Pedro de Mendoza, siendo, probablemente, estos dos conquistadores los únicos sobrevivientes de esa majestuosa expedición a la salida de España (38). Esta información se desarrolla en el transcurso de todo el año, dictándose la respectiva sentencia al año siguiente.

En 1613 el nieto de Antonio Thomás, el Licenciado Juan de Zaldivar levanta una información con el objeto de justificar los servicios de su padre y de su abuelo. En esta oportunidad depone el Teniente Gobernador de Asunción, Maese de Campo Juan Resquín. Es este testigo quien dice que después de la fundación de Buenos Aires hace tres viajes fluviales redondos llevando auxilio a la reciente población, los que aliviando la situación, permiten que se asiente y refuerce, salvándose la Ciudad. El declarante es uno de quienes acompaña al ya reconocido piloto de río, en estas expediciones (39).

El oscuro mozalbete que se embarca con don Pedro de Mendoza, a finales de su carrera de conquistador tiene como testigo de su información en servicio al Teniente Gobernador de Asunción, que además inviste el carácter de maese de campo.

Conclusión

Para cuando tenemos la última noticia de la existencia de Antonio Thomás, su información de 1602, tiene más de 80 años, Es un octogenario con 65 largos años consagrados a las lides americanas. Aquí participa o presencia toda la serie de luchas civiles que llevan al establecimiento y fortalecimiento de Asunción, con su expansión hacia el sur a lo largo del Paraná, hasta dejar establecidas, definitivamente las "puertas de la tierra" en el Río de la Plata.

Testigo documental de las fundaciones de Santa Fe y Buenos Aires testigo presencial de las de Puerto Nuestra Señora del Buen Aire, Puerto San Juan y otras poblaciones en el Guairá y sobre el Paraguay.

Soldado, marinero, piloto de río, colono, comerciante, carpintero, carpintero de ribera, músico, cantor, se desempeña, también en el cabildo santafesino, ocupando todos los cargos, hasta llegar a Teniente Gobernador de la ciudad en que se avecinda: Santa Fe.

Su polifacética actividad demuestra la vida esforzada, aventurera y plena de tremendos sacrificos de aquellos cientos de miles de europeos que no trepidan en dejar sus tierras en pos de un futuro mejor en las ignotas latitudes del Nuevo Mundo, y cuyos nombres permanecen en la ignorancia, rescatándose sólo una muy escasa cantidad, precisamente los jefes de expediciones y descendientes de poderosas familias, dejando de lado al grueso de la masa.

Sirva el presente estudio sobre Antonio Thomás como un desagravio y una reivindicación de todos quienes lucharon y vivieron por esta América.



Citas y notas

1) TORRE REVELO, José, Antonio Thomás, el conquistador que asistió a las dos fundaciones de Buenos Aires, La Prensa, 27 de octubre de 1935.

2) FURLONG, Guillermo, Arquitectos argentinos, Bs. As. Huarpes, p. 42/44 l946, p. 42/44.

3) MUSEO MITRE, Archivo colonial, t. II, Buenos Aires, Giles, 1945, p. 61.

4) VELÁZQUEZ, Rafael Eladio, Navegación paraguaya en los siglos XVII y XVIII, en "Estudios paraguayos", vol. l, Nº 1, Asunción., noviembre l973, p. 47.

5) GARAY, Blas, Colección de Documentos relativos a la Historia de América y particularmente a la historia paraguaya. Buenos Aires, Kraus, 1899, p. 200/210.

6) AGUIRRE, Juan Francisco, Diario del Capitán de Fragata…, t. II, 1º parte, en "Revista de la Biblioteca Nacional", t. VIII, nº 45/46, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 1949, p. 102.

7) TORRE REVELO, (J.), ob. cit.

8) SIERRA, V. Historia de la Argentina, Bs. As., Científica, 1970, p. 275.

9) TORRE REVELO, (J). ob. cit.

10) Ibidem

11) Ibidem

12) GARAY, (B). ob. cit. p. 100 y 102.

13) SIERRA, (V.), ob. cit. p. 324.

14) JUNTA PROVINCIAL DE ESTUDIOS HISTORICOS DE SANTA FE. Actas del Cabildo de la Ciudad de Santa Fe. 1º parte. t. I. años 1575/1585 Santa Fe. Imprenta de la Provincia. 1942, p. LIX / LXIII.

15) TORRE REVELO, ob. cit.

16) CALVO, Luis María. La arquitectura santafesina desde la fundación hasta fines del Siglo XVIII, en "Revista de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe. Nº 52, p. 17.

17) TORRE REVELO, (J.), ob. cit.

19) Ibidem

20) GARAY, Blas. ob. cit., p. 200/223.

21) Ibidem

22) GROUSSAC, Paul, .Juan de Garay, en "Anales de la Biblioteca". t. X, Buenos Aires, Coni, 1915, p. CCXLV.

23) MADERA Eduardo. Historia del puerto de Buenos Aires, t. 1, Buenos Aires, La Nación. 1882, p. 207.

24) FLORES DE ZARZA, Idalia, La mujer paraguaya protagonista de la historia (1537-1870), t. 1, Asunción, El Lector, 1987, p. 68.

25) ARCHIVO GENERAL DE LA PROVINCIA DE SANTA FE, Actas del Cabildo de Santa Fe, t. 1, f. 5 (En adelante A.G.P.S.)

26) Ibidem. p. 38/38v.

27) CERVERA, Manuel M. Actas del Cabildo colonial, Años 1575 a 1595. Varios otros documentos históricos, t. 1, Santa Fe, Imprenta de la Provincia, 1924, p. 50.

28) AG,P,S.F.. ob. cit. f. 44/44v.

29) Ibidem, f 50/50v.

30) Ibidem, 1. 52/52v.

31) Ibidem

32) Ibidem, f. 61/61v.

33) VALDEVELLANOS, Luis G. de, Curso de historia de las Instituciones españolas, Madrid, Alianza, 1982, p. 546.

34) A.G.P.S.F., ob. cit. f. 104/6.

35) LAFUENTE MACHAIN, Ricardo. Los conquistadores del Río de la Plata, 2º Ed. Buenos Aires, Ayacucho, 1943, p. 649.

36) Ibidem

37) Ibidem

38) TORRE REVELO, ob. cit.

39) Ibidem



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FUENTES INÉDITAS

ARCHIVO GENERAL DE LA PROVINCIA DE SANTA FE. Actas del Cabildo de Santa Fe, t. 1.


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